𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈

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Enjoy.

El sol apenas se asomaba por encima del horizonte en Tyneham, cuando Lando despertó con una extraña sensación en el pecho

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El sol apenas se asomaba por encima del horizonte en Tyneham, cuando Lando despertó con una extraña sensación en el pecho. El pueblo, atrapado en una neblina perpetua, parecía más sombrío de lo habitual. Las sombras se alargaban, envolviendo cada rincón con un aire de misterio y una pesada atmósfera que parecía pesar sobre sus hombros.

Lando se levantó lentamente, tratando de ignorar el mal presentimiento que lo invadía. Se miró en el espejo, observando su reflejo con ojos que apenas reconocía. Había algo en el aire, algo inquietante, pero decidió no prestarle atención. —Solo es otro día, — se dijo en voz baja, tratando de convencerse a sí mismo. Se vistió rápidamente y salió de su habitación, decidido a enfrentar lo que fuera que el día le deparara.

Mientras caminaba por las calles desiertas de Tyneham, Lando no pudo evitar notar cómo el pueblo parecía estar envuelto en un silencio más profundo de lo habitual. Los árboles, cuyas ramas se agitaban suavemente con el viento, parecían susurrar secretos que él no podía entender. El aire estaba cargado de una energía opresiva, y cada paso que daba parecía resonar en la quietud del lugar.

A medida que el día avanzaba, Lando comenzó a sentirse extraño. Una fatiga inusual se apoderó de su cuerpo, haciéndolo sentir como si estuviera caminando bajo el peso de una carga invisible. Sus pasos, que al principio eran ligeros, se volvieron pesados, y sus movimientos se tornaron torpes. Un dolor sordo y persistente se instaló en su pecho, una presión que aumentaba con cada minuto que pasaba.

Intentó distraerse con las tareas cotidianas, pero la sensación no desaparecía. De hecho, solo parecía intensificarse, como si algo oscuro y malévolo estuviera gestándose dentro de él. Cada respiración se volvía más difícil, y el mal presentimiento que había sentido al despertar regresó con fuerza renovada, invadiendo cada rincón de su mente.

A media tarde, Lando decidió que no podía seguir ignorando lo que sentía. Necesitaba hablar con alguien, compartir el peso que lo agobiaba, y tal vez encontrar algo de alivio en las palabras de un amigo. Pensó en Lance Stroll, uno de sus amigos más cercanos. Lance siempre había sido alguien en quien confiaba, una presencia constante en su vida. Si había alguien que podría entenderlo, o al menos escucharlo, era él.

Con esta idea en mente, Lando se dirigió a la casa de Lance, situada al final de una de las calles más antiguas de Tyneham. El camino hacia la casa de Lance parecía más largo y sombrío de lo normal, como si el pueblo en sí estuviera tratando de impedirle llegar a su destino. Finalmente, llegó a la puerta y, con un nudo en el estómago, tocó con la esperanza de encontrar un refugio en la tormenta que lo azotaba por dentro.

Lance lo recibió con una sonrisa, pero había algo en sus ojos que Lando no pudo descifrar. —Lando, ¿qué pasa? Te ves como si hubieras visto un fantasma, — dijo Lance, su tono ligero, pero con un subtexto que Lando no pudo ignorar.

—Necesito hablar contigo, — respondió Lando, su voz temblando ligeramente. —Hay algo que he estado guardando... algo que no puedo seguir escondiendo.

Lance lo invitó a pasar, y ambos se sentaron en la sala de estar, una habitación decorada con pesados muebles de madera oscura y cortinas que apenas dejaban pasar la luz del día. El ambiente era sofocante, como si las paredes mismas estuvieran cargadas de juicio.

Lando respiró hondo antes de continuar. —Lance, soy gay. He estado luchando con esto durante mucho tiempo, y.... no sé, simplemente necesitaba decírselo a alguien. Necesito sentir que no estoy solo en esto.

Lance guardó silencio por un momento, su expresión imperturbable. Luego, esbozó una sonrisa que no llegó a sus ojos. —Lando, amigo, eso es... bueno, quiero que sepas que te apoyo, claro que sí. Todos tenemos nuestras cosas, ¿no?

Las palabras de Lance eran superficiales, pero Lando, desesperado por aceptación, se aferró a ellas. —Gracias, Lance. De verdad significa mucho para mí que me digas eso.

Sin embargo, a medida que la conversación continuaba, Lando comenzó a darse cuenta de que algo no estaba bien. La sonrisa de Lance era demasiado perfecta, su tono demasiado suave. Había una frialdad en sus ojos, una desconexión que Lando no podía ignorar.

Lance continuó hablando, pero sus palabras se convirtieron en un murmullo distante en los oídos de Lando. La presión en su pecho se intensificó, y un sentimiento de profunda traición comenzó a arraigarse en su interior. ¿Por qué Lance, alguien en quien había confiado, parecía estar tan lejos, tan insincero?

Finalmente, Lando no pudo soportar más. Se levantó bruscamente, sintiendo cómo la fatiga y el dolor lo abrumaban. —Creo que... necesito irme, — dijo, evitando la mirada de Lance.

—Claro, amigo, — respondió Lance, su voz impregnada de esa misma hipocresía que Lando ahora reconocía. —Nos vemos pronto.

Lando salió de la casa, sintiéndose más solo que nunca. El día, que ya había sido sombrío, se había convertido en una pesadilla viviente. Mientras caminaba de regreso a su casa, el dolor en su pecho se intensificó, como si algo oscuro y maligno estuviera devorando su alma desde adentro.

Cuando finalmente llegó a su habitación, Lando se dejó caer en la cama, sintiéndose derrotado. Las sombras en las esquinas de la habitación parecían moverse, acercándose lentamente, como si estuvieran esperando el momento oportuno para reclamarlo. Con lágrimas en los ojos, Lando se dio cuenta de que había cometido un error al confiar en Lance, un error que ahora lo perseguiría en las horas más oscuras de la noche.

El día había comenzado con un mal presentimiento, y había terminado con Lando sintiéndose más perdido y roto que nunca. En el sombrío y silencioso Tyneham, el joven se dio cuenta de que su lucha estaba lejos de terminar, y que las sombras que lo rodeaban no harían más que crecer, alimentándose de su dolor y su soledad.

AG.🖤

𝐒𝐚𝐜𝐫𝐢𝐟𝐢𝐜𝐞 |𝐋.𝐍. 𝐒.𝐏|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora