Fantasma 2

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En las noches más oscuras, cuando la luna apenas se atreve a asomarse entre las nubes, el fantasma emerge de las sombras. Su figura es etérea, como si estuviera tejida con hilos de niebla y recuerdos olvidados. Camina sin hacer ruido, sus pies apenas rozando el suelo, como si temiera perturbar el silencio que lo rodea.

Su piel es pálida, casi translúcida, y su cabello flota alrededor de su rostro como un velo. Los ojos del fantasma son dos luceros apagados, reflejando la tristeza de siglos. ¿Qué lo retiene en este mundo? ¿Un amor perdido? ¿Una promesa incumplida? Nadie lo sabe con certeza, pero su presencia es innegable.

Las calles por las que deambula también parecen llevar su carga. El asfalto está marcado por las huellas de su soledad, y las farolas titilan como si quisieran comunicarse con él. La gente murmura sobre su existencia, pero pocos se atreven a cruzar su camino. Después de todo, ¿quién quiere enfrentarse a un espectro atormentado?

El fantasma no busca venganza ni redención. Simplemente sigue vagando, como si buscara algo que nunca encontrará. A veces se detiene junto a una ventana iluminada, observando a los vivos con envidia. ¿Qué daría por sentir el calor del sol en su piel o el abrazo de un ser querido? Pero su mundo sigue siendo un lienzo en blanco y negro, sin matices ni colores.

Así que sigue su danza silenciosa, entre las sombras y los recuerdos. Quizás algún día encuentre la paz que tanto anhela, o tal vez su existencia esté condenada a perdurar en la penumbra. El fantasma no habla, pero sus ojos cuentan historias de amor y pérdida, de sueños rotos y esperanzas desvanecidas. Y mientras la ciudad duerme, él sigue su eterno peregrinaje, buscando respuestas en un mundo que nunca fue lo que deseó.

Gritando en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora