Capítulo 2

6 1 0
                                    

Mi mente me insta a mantenerme callada, y eso hago. Observo como el chico pelinegro retira su mano con el cigarrillo, suspirando ligeramente. Puedo sentir su mirada fija en mí, como si estuviera tratando de descifrar mis pensamientos y emociones. Aunque me siento tentada a romper el silencio, decido esperar a que el hable.

Después de un breve momento, el chico rompe el silencio.

—Y bueno ¿Qué te trae aquí? -pregunta, dejando escapar lentamente el humo dentro de su boca.

Me siento incómoda bajo su mirada intensa. No estoy acostumbrada a entablar conversaciones con otras personas, así que trago saliva antes de responder.

—Estaba... estaba dando un paseo. Necesitaba tiempo a solas -respondo, evitando su mirada.

El chico asiente. Parece notar mi incomodidad y su actitud se suaviza ligeramente.

—Parece que has estado llorando. ¿Quieres hablarlo? -pregunta, su tono ahora más suave.

—No es nada importante, solo... cosas personales. -pego mis rodillas a mi pecho, insegura.

El asiente y le da otra calada a su cigarrillo, pensativo. Después de una breve pausa, dice:

—Como quieras.

Siento como se levanta y luego lo veo caminar hacia el final del callejón.
Intrigada, me dispuse a hacer justo lo que una persona poco coherente haría.
Sí, me puse de pie y lo seguí.

¿Que quieres que te diga? El que tenga miedo a morir que no nazca.

¿Se enojará? quiero decir. Específicamente no dijo nada sobre si podía ir con él.

Pero vamos, me da curiosidad.

Ahora que lo pienso, podría ser un asesino que me está guiando al lugar perfecto para descuartizarme. Digo, hay que revisar todas las opciones.

O ¿quién sabe? Tal vez sea un príncipe encantado disfrazado de desconocido misterioso. O simplemente un tipo común con una cita a ciegas poco convencional.

O quizás es que estoy pensando demasiado en lugar de fijarme por donde camino.

De repente, mi pie se tambaleó al chocar con un escombro suelto en el suelo, pero logré mantener el equilibrio a duras penas.

En un intento de seguir caminando y seguir con mi sigilo digno de un agente de la CIA. Noto que el susodicho ya no está frente a mí. Maravilloso, lo perdí.

—Tienes el sigilo de un hipopótamo.

—¡¡AAAAAAAAHHH!! ¿¡Qué te pasa!? -sostengo mi pecho.

—Tu me seguiste. Yo debería preguntar eso.

—Touché. ‐suspiro, ya un poco calmada. —Curiosidad... supongo.

—Pues debería volver a su casa, señorita curiosa. Se está haciendo tarde.

Miro hacia el cielo, y es verdad. Veo algunas nubes asomarse y el cielo se está oscureciendo, dando paso a la noche.

Sigo parada frente a él. No sé que hacer, dado que la situación en mi casa es insoportable no quiero volver ahí. Además, no sé ni su nombre, no puedo confiar en el.

—Es... complicado. Las cosas en mi casa están muy tensas, y no me siento lista para volver ahí. -comienzo a jugar con mis dedos, no sé a donde mirar.

—Si quieres puedes quedarte en mi casa. No es mucho, pero es seguro y tengo un lugar donde dormir.

Sí, hombre. Por supuesto. No es como que te acabo de conocer, sabes.

—Mira, para ser sincera te acabo de conocer. No puedo confiar en ti, por lo menos no tan rápido.

—Vaya, que seca. Tranquila, no te voy a secuestrar -levanta una ceja, divertido.

—Eso me tranquiliza muchísimo -suelto con sarcasmo.

—Bueno, tu elijes. Quedarte y pasar la noche en un callejón, oscuro, con olor a humedad, frío... ooooo venir conmigo. -sonríe, una sonrisa digna de un niño pequeño a punto te hacer una travesura.

No sé que hacer. La verdad, la idea de quedarme a dormir aquí tal cual vagabundo no me parece decente, tampoco higiénico... pero tampoco quedarme en la casa de un extraño.

A quién engaño, no voy a dormir aquí.

—Bueno, haremos esto. Yo me quedo en tu casa esta noche, y tu no intentas nada raro. ¿¡Okey!?

—Ni que hubiera mucho que ver -sonríe, sus ojos en mi cuerpo.

No puedo evitar que mi cara comience a arder. ¿Que lindo el chico, no?

—Ahora vamos, no es seguro estar aquí a esta hora. -hace una pausa. —Ah, y me llamo Dylan.

—Soy Sofía, un gusto. -sonrío levemente.

Un relámpago ilumina el cielo, dando la señal de que es hora de irnos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 03 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los muros susurran te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora