Sofia
Me remuevo entre las delicadas sabanas que me mantienen abrigada del frio de la noche. Un dolor de cabeza me aturde, y la nausea me obliga a correr al baño. He llorado desde que llegue recordando como mi novio, ahora ex, me engaño.
Peor fue encontrarlo en el acto.
El dolor en mi pecho es insoportable, como si me estuvieran apretando el corazón con fuerza. Mi mente no deja de reproducir esa escena una y otra vez, como una película de terror sin poder escapar. Mi madre no me dejo sola ni un solo momento, se quedo a mi lado sosteniéndome mientras lloraba.
Me acariciaba el cabello repitiéndome que todo estaría bien, aunque es imposible saberlo. Su presencia era lo único que me daba un poco de paz en medio de tanto dolor. Finalmente el cansancio me venció quedándome dormida. Escucho la puerta abrirse y pasos apresurados llegar detrás de mi. Agarran mi cabello para ensuciarlo mientras mi estomago regresa todo.
— Respira, Sofía, respira — me dice con voz suave tratando de calmarme
Pero no puedo. Las lagrimas corren por mis mejillas, mezclándose con el sudor frio en mi piel. Mi corazón duele, no solo por el esfuerzo físico, sino por la traición.
Cada que cierro los ojos, los veo de nuevo. Me siento rota, como si una parte de mi hubiera sido arrancada sin piedad.
— ¿Cómo pudo hacerme esto? — susurro entre sollozos
Alessia no responde, solo sigue frotando mi espalda, ofreciéndome el único consuelo que puede en este momento.
— El no merece que estes así... — me habla ayudándome a levantar — Blake se perdió a una gran chica y tu debes demostrárselo
Niego
— No tengo ganas de demostrar nada — alego caminando a la cama — Me siento humillada Ale.
El tono entrante de una llamada de su celular interrumpe nuestra conversación y ella revisa quien es para sonreír.
— Tal vez esto te ayude a mejorar el animo
Alessia contesta y me muestra su celular. La persona frente a mi me muestra un puchero mientras extiendo sus brazos
— Me gustaría estar en este momento ahí — me habla — No quiero que llores Sofia Galindo
Rio mientras niego hacia Isabella que esta sentada con un peluche entre sus piernas. Observo su rostro preocupado e intento sonreír aunque se que mi rostro refleja todo lo contrario.
— Ya se que no quieren que llore...
— Tanto Alessia como yo estamos aquí para ti — me dedica una sonrisa cálida — Vamos a superar esto juntas...
Mientras la escucho hablarme poco a poco me voy aliviando. La presencia de ellas hace que todo duela menos, saber que cuento con verdaderas amigas.
***
Ha pasado casi una semana desde la ultima vez que vi a Blake, he faltado a clases todo estos días pero gracias a mamá he podido justificar esas faltas ya que ella se ha hecho cargo. Observo todas las flores que yacen sobre el mesón, flores de todo tipo y cada una con su tarjeta donde la palabra que se repite es <<Perdón>>
El timbre resuena en la casa y camino para abrir la puerta. La verdad no se porque no he botado esas flores ¿Que espero con tenerlas? Mis pensamientos mueren en el momento en que abro la puerta y unos iris azules claros me observan con una furia notoria.
— ¿Que quieres?
Doy un paso hacia afuera y cierro la puerta detrás mi rogando que Alessia llegue rápido. Tiene el cabello desfilado, sus mechones caen ligeramente sobre su frente a la vez que por los rayos del atardecer brillan dando un tono dorado de su cabellera.
— ¿Que hago aquí? — se cruza de brazos — Vine a verte ya que no me contestas los putos mensajes ni las llamadas
Lleva una camiseta de color claro y unos jeans desgastados.
— Creo que fui muy clara la ultima vez — respondo con la voz rota — No quiero saber nada de ti Blake
— Estoy harto de que no pienses — me toma del brazo — ¡Fue un maldito error Sofia! Deja el puto drama y vamos a tu cuarto a arreglar las cosas.
Sus palabras me golpean y descolocan a la vez ¿Donde esta el Blake que yo conocía? ¿El que me trataba con amor? Solo puedo ver a un chico desconocido frente a mi el cual me quiere obligar a algo que me niego a dar todavía, aun peor, dárselo a el.
— ¡Suéltame idiota! — me safo y da un paso atrás sorprendido — No vuelvas a ponerme un dedo encima, tu y yo terminamos, deja de mandar tus malditas flores porque no te pienso perdonar lo que me hiciste.
Me observa furioso y mi rostro se va hacia atrás cuando su mano impacta contra mi rostro. El ardor se toma mi mejilla al mismo tiempo que escucho el grito de Alessia a la vez que le pega a Blake.
— ¡Animal! — lo golpea en el pecho — ¡A Sofia no vas a venir a golpearla! ¡Te vamos a denunciar!
Blake observa horrorizado a mi amiga a la vez que la manda hacia atrás. Las lagrimas bajan por mi rostro a la vez que no me da el valor de levantar mi mirada ¿Que me pasa? ¿Porque no puedo gritar y devolvérselo? Mis pies no se mueven y solo paso mi pulgar por el golpe.
— Sofia... — escucho su voz — Lo... lo siento, no quería, mi amor...
Niego
— Lárgate — ordeno — Ándate antes de que cambie de opinión y llame a la policía
Alessia llega a mi a la vez que Blake desaparece de nuestra vista. Siento los brazos de mi amiga alrededor de mi cuerpo mientras sus manos temblaban al igual que las mías.
— Tranquila — susurro acariciando mi cabello — Ya se fue
Asentí tratando de controlar mi respiración, las lagrimas seguían cayendo mientras caminábamos nuevamente hacia dentro de mi casa.
— No puedo creer que haya hecho eso
— Lo importante es que estas a salvo ahora — respondió Alessia — Vamos avisarle a tus padres y para que lo denuncies, no puede salirse con la suya.
Niego con la cabeza.
— ¿Como que no?
— No quiero hace las cosas mas grandes — articulo con la voz débil — Solo quiero subir a dormir y ya
Alessia me observa como si me hubiera vuelto loca pero la verdad es que solo quiero olvidar todo lo que ha pasado. Quiero olvidar que la persona de la que estoy enamorada me golpeo y quiero simplemente olvidarme del mundo.
Me siento asqueada sobre todo los acontecimientos.
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Quédate Conmigo
Teen FictionLibro II Sofía Galindo es la representación de alegría en tu vida. Siempre esta para sacarte una sonrisa y mostrarte el lado bueno de la vida, una adolescente que atraviesa sus años de secundaria descubre de la peor manera que el desamor existe sume...