Capitulo 4

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Sofia Galindo

Me muevo a través del pasillo. Ya una semana de que he regresado y me he puesto totalmente al día con cada uno de los maestros con mis notas.

Un brazo me rodea el cuello atrayendo hacia el y sonrió al chico que observo.

—  Si me abrazas asi pensaran que eres mi novio — canturreo

Marcos bufa

— No tienes tanta suerte rubia

Se aleja para abrirme la puerta del salón e ingreso dónde encuentro a Alessia leyendo uno de esos libros románticos que le gustan.

Está tan centrada con el libro en sus manos y las piernas cruzadas.

— ¿Que lees?

Se sobresalta al escucharme y cierra el libro con fuerza asustada. Marcos que estaba junto a mí se acerca a dejarle un sonoro beso en la mejilla.

— ¡Tenemos que venir a buscarte porque tú te olvidas de nosotros! — reclama — ¿El libro es más importante que nosotros?

Alessia rie

— Claro que no...

— ¿Pero? — inquiero — Siento que va a venir un pero...

Se ríe mientras se levanta y guarda su libro en la mochila.

— Solo me deje llevar por la lectura, es todo.

Ruedo mis ojos negando con la cabeza, siempre es así, pero igual la adoro.

La tomo de la mano y salimos del salón para ir a la siguiente clase. Mi mirada va hacia el chico que está hablando con Cristina y tiene una sonrisa en su rostro.

La mano de Alessia me aprieta dándome fuerzas para ignorar y avanzar. Cada paso con el que me acerco acelera mi corazón porque vamos a pasar junto a ellos, el me va a ver, yo lo voy a ver.

Trago grueso sintiendo que el aire se llena de su loción y...

Siento las ganas de vomitar del asco, respiro profundo reiterando en mi mente una y otra vez que es superado.

— Ya.... — susurra mi amiga — Ya pasamos

Volteo y le sonrió

— No me dolió ver eso... — respondo

Pero debo ser honesta conmigo mismo, no es así, no lo entiendo. ¿Acaso las sesiones con la psicóloga no funcionaron? ¿Acaso nunca voy a superar eso?

***

— ¡Sofía!

El grito me hace voltear y saludo de la mano a la chica que llega a mi.

— Hola Athena

Me da un beso en la mejilla en modo de saludo y envuelve su brazo con el mío. Ambas compartimos todas las clases, así que ahora estamos yendo hacia la clase de historia.

— ¡Te tengo un chisme! — mira hacia ambos lados viendo si nadie está tomando atención a nuestra conversación — Pero... Es confidencial ¡No puedes decir nada!

Asiento a medida de que habla repitiendo lo mismo. No sé cómo tiene tanta energía dentro de ella y tanta felicidad.

— Hoy llega un chico de intercambio — susurra y la observo — Y mi familia es encargada de su estadía mientras esté aquí

— ¿En serio?

Asiente

— De hecho ya está aquí pero, está hablando con el director

Bueno no es mucha sorpresa ya que siempre llegan personas de otros países para conocer la cultura o aprender más de nuestro idioma. Se quedan un corto tiempo y luego se van de regreso a su país natal.

— ¡Es guapísimo! — se emociona mientras se ventea con su mano como si estuviera acalorada — Puedo decir que sería el tipo de toda chica...

Rio

— Lo dudo...

— Creeme cuando te digo que es así

Al entrar al salón, sentí el murmullo de mis compañeros apagarse lentamente. Estaba a punto de sentarme en mi lugar habitual cuando la puerta se abrió de nuevo y el maestro entró acompañado de un adolescente. Mi mirada se posó en él por un momento.

Rubio, con el cabello cayendo en suaves ondas doradas que reflejaban la luz del sol que se filtraba por las ventanas. Sus ojos, de un azul profundo, me recordaron al color del mar en un día despejado, tan intensos que parecía que podían ver a través de mi alma. Su nariz recta y bien definida, y sus labios, ligeramente curvados en una sonrisa coqueta, eran de un tono rosado natural. Su mandíbula fuerte y bien marcada, dándole un aire de determinación y confianza.

Un escalofrío recorre mi piel, como si una corriente eléctrica me hubiera atravesado. Era una mezcla de nerviosismo y curiosidad, una sensación que no podía ignorar. Mis manos temblaron ligeramente mientras intentaba concentrarme en otra cosa, pero mis ojos seguían volviendo a él, como si fueran atraídos por un imán invisible.

Nuestros ojos se encontraron, y mi corazón comenzó a latir con fuerza,  algo inexplicable se extendió por mi pecho.

¿Que me sucede?

— Estudiantes quiero que le den la cordial bienvenida a uno de sus nuevos compañeros — indica el maestro fuerte y claro — Su nombre es Axel Walker y proviene de Canadá

Nadie responde nada y creo que mayormente las chicas somos las que nos hemos quedado observando de más al chico de intercambio.

— Sofía Galindo — me llama el profesor Charles — Al ser la encargada de la semana Hoco tu serás quien le haga un recorrido a uno de los dos nuevos estudiantes que tenemos — ordena — Tu te encargas de Axel

— ¿Y el otro estudiante cuando llegará? — indaga Athena

Charles la observa.

— Ya llegó de hecho se encuentra en este momento con Alessia Smith en un pequeño recorrido — se voltea a ver al rubio que no ha dicho ni una palabra — Axel puedes sentarte detrás de Sofía

Instintivamente levanto mi mano para indicarle que soy yo. El asiente y en silencio avanza hasta el pupitre que está detrás de mi.

— Seguro ya se le va a lanzar como perra en celo — escucho el susurro de Cristina

— La única perra en celo aquí eres tu roba novios — le discute Athena

Le sonrió en agradecimiento a mi amiga y me volteo a observarlo. Trago grueso al estar bajo el foco de esos iris azules que...

— Mucho gusto — sonrió — Una vez terminada la clase te daré un recorrido

— Está bien

Su voz era profunda y firme, con un tono que transmitía confianza y autoridad.Al escuchar su voz, un escalofrío recorre mi espalda, como si su voz tuviera el poder de envolverme, de hacerme sentir segura y a la vez vulnerable. 

 

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