viii.

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Una semana después...

Una semana después

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Después de una larga semana, Felix fue dado de alta. Por su parte, él no quería irse del lugar; sabía que tan pronto dejara el hospital iba a odiar su vida... ¿Cómo se suponía que iba a tener tranquilidad al lado de una mujer que apenas conocía? ¿Qué tenía que hacer o decir para no molestarla? Muchas preguntas se formaban en la cabeza de Felix, dejándolo fuera de sí por unos minutos.

-¡Ey, Felix! ¿Qué haces?- chapa soltó un aplauso fuerte frente a los ojos de Felix para hacerlo reaccionar -Tenemos que irnos ya, samy te espera en casa.

-No puedo hacer esto, chapa- dijo. -No puedo vivir con alguien que no conozco en lo absoluto, no saldrá bien... créeme

-Bueno, amigo, te dejo... tengo muchos pendientes por hacer- chapa miró a Felix entregándole sus maletas -Sé amable con Samantha, por favor. En esta etapa, sus hormonas son como una bomba, así que no la trates mal, Felix, te estoy advirtiendo.

-Sí, ya entendí, no soy un niño para que me repitas las cosas a cada rato- soltó él, rodando los ojos.

-Cualquier cosa, me llamás por favor- dijo chapa y se despidió de él con un abrazo antes de irse.

En ese momento, Felix abrió la puerta por completo y entró directamente a la sala de la casa. A lo lejos, pudo ver a Samantha, que estaba en la cocina preparando algo, y todo lo que sentía se transformó en molestia e incomodidad.

-¡Felix!- habló Samantha con algo de entusiasmo; quería creer que su actitud había cambiado al menos un poco luego de estar con chapa un buen tiempo.

-¿Qué quieres, Samantha? ¿No ves que estoy cansado?- soltó bastante enojado.

-Mirá, Felix, yo solo quería darte la bienvenida, no sé, tal vez cocinar algo juntos, pero no es para que me reclames por cada movimiento que doy o para que me trates como si yo fuera cualquier cosa- reclamó Samantha, ya molesta ante el cariño inexistente con el que Felix la trataba.

-Samantha, si yo quiero reclamarte las cosas y tratarte como se me dé la gana, lo haré, ¿entendiste? No quiero nada de ti, necesito distancia. Ah, y que se te olvide que dormimos en la misma habitación, ya mismo iré a buscar algo con qué dormir acá en la sala.

La actitud de Felix era horrible; era como si realmente hubiera vuelto a esos años donde su vida era completamente amargada. Todo estaba volviendo a cuando se sentía herido por la traición de su exnovia y su corazón estaba completamente vacío y lleno de remordimiento.

-Haz lo que quieras... ya no me importa- dijo Samantha con la voz rota, intentando controlar su llanto que estaba por estallar.

-Perfecto- dijo él.

En ese momento, Felix decidió subir al segundo piso de la casa y, aunque no sabía cómo ubicarse, rápidamente buscó algunas mantas por todo el lugar y las bajó al primer piso, mientras seguía evitando a Samantha.

-¿Vas a evitarme todo el tiempo?- una voz se asomó detrás de él.

-Eso es lo que estoy haciendo, ¿acaso no te das cuenta?

-Lo noté, no soy tonta, pero no puedes hacer esto todo el tiempo. Al menos dejame ayudarte a recordar las cosas... por favor- suplicó, estirando su mano con lo que parecía ser un pequeño álbum de fotos.

-No necesito tu ayuda, Samantha, no quiero nada, ya te dije- él suspiró, intentando no gritar o hacer algo de lo cual se arrepentiría más tarde -Dejá eso por ahí, tal vez lo vea más tarde. Ahora andate, necesito dormir algo.

Samantha solo dejó el álbum en la mesa y, en vez de reclamarle las cosas, decidió subir las escaleras hacia el cuarto. En esos momentos, ella anhelaba con todas sus fuerzas que Felix volviera a ser el mismo de antes, pero mientras más pensaba, más daba por hecho que eso no iba a pasar nunca más.



 En esos momentos, ella anhelaba con todas sus fuerzas que Felix volviera a ser el mismo de antes, pero mientras más pensaba, más daba por hecho que eso no iba a pasar nunca más

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votos de amor | riverducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora