"i miss you, i'm sorry"

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Alguien mencionó en Twitter que el mayor error de la serie fue no hacer una visión del aborto de Rhaenyra después de que ella le dijera que la había dejado sola, y yo no podía estar más de acuerdo, así que mi yo privado de sueño decidió hacer esto de una sola vez. Probablemente no tenga mucho sentido y esté mal hecho, pero es algo.

Daemon Targaryen jamás ha creído en la magia, por lo menos no en el sentido estricto de la palabra — sabía que la magia había salvado a su familia de la extinción, pero los sueños no los habían convertido en reyes, así que no tenía sentido deberles su vida a imaginaciones sin sentido.

Viserys era una víctima de pasar más tiempo soñando que despierto, lo que le había hecho ciego a la división que él mismo había creado en su propia familia, a cómo había fragmentado La Casa Del Dragón hasta destruirla desde dentro. Sus sueños le habían dicho que tendría un hijo, y en su busca había sacrificado todo lo que amaba, solo para darse cuenta de que el hijo que tanto ansiaba era un mito, una alucinación, un juego cruel de los dioses. Viserys no era un soñador, solo un necio. Daemon pecaba de realista, pero era porque su hermano se había robado todas las capacidades de soñar.

Todo el poder que tenían ahora se lo debían a los dragones, sus más fieles aliados, los seres a los que les habían otorgado poder, influencia, respeto. Sin los dragones, nada separaba realmente a los Targaryen de la persona común.

Su sangre era más pura, sus rasgos más finos y afilados, su belleza más etérea, pero todo eso eran características físicas que no otorgan nada de especial a su causa. La belleza y la grandeza del antiguo imperio valyrio jamás se recuperaría, ellos eran la última esperanza de lo que algún día había sido una gran civilización.

Daemon amaba a esas criaturas más de lo que amaba a muchas personas en el mundo, puede que la única excepción siendo su hermano y su sobrina Rhaenyra. Su dragón era su fiel compañero, su único compañero. Había sido exiliado tantas veces de su propia casa que lo único que se había mantenido constante en su vida era su dragón, era el único ser al que confiaría su vida con los ojos cerrados sin dudarlo.

Aún así, Daemon se encontraba a sí mismo deseando que la magia de Harrenhall le invadiera, que consumiera su mente y todo lo que siempre había creído. No por un espíritu masoquista, no porque quisiera ser torturado, porque le hubiera cogido un gusto sádico al dolor.

Las pesadillas estaban comenzando a resultar molestas. Por las noches no dormía y durante el día soñaba despierto. Le torturaban todas las personas de su vida: su madre, a la que nunca había llegado a conocer como debería haber tenido la oportunidad, su hermano, que nunca lo había llegado a apreciar, que nunca había llegado a confiar en él; pese a que Daemon hubiera matado por él sin pensarlo, su segunda esposa, que había muerto por su culpa, dándole la familia que él tanto había anhelado y que no había sido capaz de apreciar una vez le había tenido..

Verlos, aunque fuera en pesadillas, llenaba un cierto vacío en él, pero el más grande solo lo podía llenar ella.

Solo quería reencontrarse con ella una vez más, aunque fuera en sus pesadillas.

Sería felizmente torturado mil veces más por el placer de volver a tocarla, de volver a sentir que ella lo amaba.

————

Rhaenyra siempre había sido la mujer más hermosa del mundo para él. Nunca nadie había tenido comparación con ella, en ninguna parte de los Siete Reinos, ni siquiera en las Ciudades Libres, donde la sangre valyria no era tan extraña. Daemon había conocido a una abundancia de mujeres considerables, y aún así su dulce sobrina siempre les había ganado a todas por mucho.

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