01

159 15 36
                                    


"Oh, my God, look at that face
You look like my next mistake"

Abigail

Dios! Como odio los aeropuertos, las filas para abordar, la voz horrible de los parlantes a la que no se le entiende nada, comida rara y una aglomeración de gente gigante. Lo último no me supondría un problema si no fuera por los miles de flashes impactando en mi cara a cada paso. Diablos eso sonó demasiado egocéntrico ¿verdad?
Bueno olviden lo último, aunque fuera contadora seguiría odiando los aeropuertos.

Irónicamente a pesar de mi odio hacia los aeropuertos me gustan demasiado los viajes en avión. Se que no es común, todos parecen odiarlos o tenerles pánico, yo nunca lo he entendido.
Son varias horas en paz, desconectados de todo, sin prensa, ni cámaras, ni redes, solo el modo avión y el silencio.
Ni si quiera estás tocando tierra, estás solo flotando.

Puedo entender porque a la gente le da miedo, pero no se sabes, tal vez solo me guste pasar tiempo a solas conmigo. Últimamente no lo puedo hacer muy seguido, es un milagro que no esté ni mi mánager ni mis amigos.
No es que no me guste estar con mi amigos, Dios amo a toda esa bola de idiotas, los conozco desde niños cuando grabamos una película de Guillermo del Toro, y nos hicimos inseparables desde el primer minuto.
La prensa dice que somos el escuadrón de talentos jóvenes, como una pandilla de actores. Somos 6, Benedict Rowland, Lisa Medow, Daniel Graham, Zara Fawler, James Doland y su servidora.

Pero bueno generalmente estoy rodeada de alguno de ellos, es como si no pudiéramos estar mucho tiempo alejados, digo no siempre se podía claro, los horarios de grabación suelen ser bastante estrictos, pero tenemos una casa en NY en donde procuramos reunirnos seguido.

Pero ya me alejé mucho del tema, ahora estoy en vuelo hacia Barcelona. Voy a empezar a grabar una serie de misterio llamada Señales es sobre dos amigos que van a un pueblo para reclamar una herencia y empiezan a pasar cosas raras, ya saben una serie de misterio en toda la extensión de la palabra. La voy a protagonizar con Miguel Bernardeau, no lo conozco pero todos dicen que es muy lindo, espero llevarme bien con él.

Así me la paso todo el vuelo entre divagaciones, ya saben una cosa lleva a otra, empecé pensado en trabajo y terminé haciendo teorías sobre cuando Taylor va a anunciar Rep tv. Pero en fin, el avión aterrizó y bajé a recoger mi maletas para ir al que sería mi departamento por este año.

Camino por las pasillos del aeropuerto con la mirada gacha y casi corriendo para evitar ser acorralada. Ya se sigo sonando pretenciosa, pero no puedo negar lo evidente, actúo desde los 5 obviamente soy conocida, no soy Taylor Swift claro está, pero si me paraban bastante seguido para pedir una foto lo cual nunca me molestó, pero dios no dormí bien hoy, mi cabello se esponjó y estoy en un aeropuerto, odio los aeropuertos.

Sin contar a la prensa, esos buitres buscan la más mínima oportunidad de joder. Y si me paraba en medio del aeropuerto a tomarme fotos con 50 personas me ponía en bandeja de plata para un titular.

Iba distraída en mi súper misión de escapar sin ser vista cuando choque con alguien. El impacto me hizo caer al suelo.

-Joder, lo siento mucho ¿estás bien?-dijo una voz masculina.

Levante la cabeza y lo vi por primera vez un chico alto y bronceado pelinegro con rizos, mandíbula marcada y cuerpo atlético.

-No te preocupes, está bien- dije con con tono amable todavía un poco anonadada por su atractivo.

-No, debí tener más cuidado- hablo teniéndome su mano que acepté gustosa, mientras me perdía en sus ojos. Eran intensos como si quisieran transmitir más cosas de las que su boca era capaz de decir, como si no existieran las palabras correctas, como si el sentimiento fuera tan intenso que quemara al decirlo.

Nos quedamos lo que para mí significó una vida viéndonos a los ojos, aunque en realidad solo fueron unos segundos
cuando un grito me trajo a la realidad.

-ES ABIGAIL BOTLER- ese solo grito bastó para que una multitud se acercara a pedirme fotos y autógrafos.

El chico cuyo nombre desconozco se quedó aturdido al ser rodeados y en medio del caos apenas pude recoger mi maleta y mi teléfono. La gente rodeando hasta que el chico desapareció de mi vista.

Firmé algunos autógrafos y me tomé fotos con las personas hasta que llegó la seguridad del aeropuerto para ayudarme a salir.

Una vez en mi taxi pude respirar, amaba que mi trabajo pudiera causar emociones en la gente y obviamente no me disgustaba agradar, pero este tipo de cosas me ponen los nervios de punta. Estar rodeada, escuchando gritos, algunas personas diciendo que les salve la vida y otras simplemente pidiendo una foto para subirla.
Me hace sentir como si todos esperaran algo de mí y sinceramente no tengo idea de qué sea.

Después me dispuse a tomar mi teléfono para avisarle a Joe, mi manager que ya había llegado, pero-oh mierda no era mi teléfono.
Debió de haberlo tomado el chico con el que choqué, seguramente el había tomado el mío.

Ya se que están pensando ¿qué clase de idiota no reconoce su propio teléfono? Bueno en mi defensa y en la del chico desconocido, había un mar de gente alrededor. Me puse nerviosa ¿ya?

Dios este oficialmente no es mi día, ahora tendría que recuperar mi teléfono, bueno no es como que molestara volver a ver al chico de los rizos.

Pero como una adicta reconocida y orgullosa a mi teléfono, la sola idea de pasar la tarde sin el me puso de malas.

El taxi llegó a mi destino, me dispuse a entrar a mi nueva "casa". Acomode mis cosas y salí a comprar algo de comida para sobrevivir al menos esta semana.
Y cuando llegué agarré el teléfono del chico misterioso y marque mi número.

Espere ansiosa a que constara y de pronto volví a escuchar su voz.






































Nota de la autora
Holaaaaaa, primer capítulo!
Bueno aquí pudimos conocer un poco de la personalidad de Abi y su primer encuentro con Héctor.
Si si yo sé que es corto prometo hacer más largos lo siguientes
Cuénteme que les pareció y si les cae bien Abi 😁
Me ayudarían muchísimo votando y comentando🫶
Las quierooo bye❤️

Teenage dream-Hector Fort Donde viven las historias. Descúbrelo ahora