El ultimo deseo.

Cabello

"Bueno, eso es todo" dijo Onyankopon mientras cargaba dos cajas, a su lado Falco resoplaba luchando por sostener la pesada caja que llevaba. Ambos dejaron su carga en la sala junto a las otras dos docenas que estaban apiladas desordenadamente y con un resoplido se sentaron en el sofá a descansar. Levi los fulmino con la mirada.

"Que puto desastre..."

Los dos se cuadraron en automático, un movimiento involuntario de sus días en el ejército. Levi chasqueo la lengua complacido.

"... esta casa debe estar reluciente para el final del día"

De inmediato comenzaron a trabajar. Onyankopon y Gabi subieron las cajas de pertenencias a sus respectivos cuartos, Falco por su parte corría con varios instrumentos de limpieza en mano y con la fuerza de un torbellino comenzaba a limpiar todo lo que se le ponía enfrente en un frenesí por ganarle al tiempo, Pronto se apiadaron de él. Gabi y Onnyankopon no dejando que Levi moviera ni un dedo.

Levi se sentó en la sala viéndolos ir y venir apurados.

Esto le traía recuerdos de su vida en Paradis; sus escuadrones trabajaron con el mismo ahincó cuando llegaban a un lugar nuevo carente de sus casi imposibles estándares de higiene que el imponía. Gabi y Falco se enfrascaron en una discusión sobre la correcta limpieza de las ventanas y para él fue como ver a Eren y Jean de nuevo.

Cerro los ojos, ya no estaban en Paradis. Esto era Lindon el país ubicado al extremo noroeste del imperio de Marley, al igual que paradis se trataba de una isla, pero era tan diferente...el clima era agradable y llovía seguido. Levi recibió este cambio de clima con los brazos abiertos, cansado de los días calurosos de paradis. Lindon por otro lado estaba cobijado por las tranquilas aguas del mar del Este y en él existían especies muy diferentes a las que tenía el mar del oeste donde estaba paradis

Onyankopon le dijo que cruzando ese océano se encontraba otro continente: Acirema, que era tan grande que abarcaba desde el norte hasta el sur del mundo. Marley había soñado con conquistar ese lugar, sin embargo, apenas habían podido tomar el control de una parte con un precio muy elevado: Marley tuvo tantas bajas y la guerra por el lugar se había extendido durante tantos años que lo habían convertido en un protectorado y no en una colonia como las demás: El reino de Mitras.

Onyankopon se había emocionado tanto contándole tantos detalles sobre ese lugar como era posible, un país repleto de vegetación que decían que el ojo no alcanzaba a verle fin aun en avioneta. Grandes ríos de agua fresca corrían a raudales por el lugar y que era el sustento y hogar de millones de especies aun sin conocer.

"Se dice que Mitras son los pulmones del mundo" dijo Onyankopon emocionado. "Podemos ir ahí si quieres, un poco de exploración y...."

Levi negó con la cabeza, había visto mucho en el mundo. Ya no se sentía con la fuerza para descubrir más, como un hombre que paso de estar en la completa oscuridad sobre el misterio de los titanes a descubrir que había no solo vida afuera de las murallas, sino países, imperios, continentes, océanos...un mundo que se le hacía tan infinito...eran suficientes descubrimientos para toda una vida.

Este lugar no estaba tan mal. Hange había escuchado emocionada todos los relatos que Onyankopon le contó sobre su ciudad natal. Todo estaba aquí, el puente, el enorme reloj, los autobuses de color rojo, las pequeñas casetas del mismo color con el artefacto que servía para poder hablar con gente que estaba lejos, los hombres enfundados en enormes sombreros, su obsesión por el té que hicieron que Hange lo volteara a ver con una mueca divertida, los filetes de pescado cubiertos de una masa extraña acompañados de papas cocinadas en un cubo de aceite que Levi tuvo que aceptar a regañadientes que no estaban tan mal como cuando escucho la descripción del platillo.