Capítulo trece: No Soy

1 0 0
                                    

Lacy, oh, Lacy, it's like you're out to get me, you poison every little thing that I do

Olivia Rodrigo





El corazón no sintió la traición hasta que los ojos no la vieron. ¿Cómo no me percaté antes? Era obvio, ella elegiría a la dulce princesa del reino de las mayores riquezas antes que a la fea bruja del fuego.
Pero, lo que más duele es que la princesa más noble haya decidido apuñalarme por la espalda.
"No soy suya por culpa de ella" me digo. Pero, la verdad, no soy suya por mí.

***

Esperé ansiosa el fin del receso. Por fin sabría quién era la afortunada de estar con la chica de cabello verde.
Llegué muy temprano, por lo que tuve que esperar a mis amigos sola. María llegó unos minutos después y no me ignoró como otros días, sino que fue directo a saludarme.
Tenía cara de estar en medio de una ceremonia en el funeral de un pariente y evitaba mirarme a los ojos. Me preocupé, ¿qué mierda le pasó?
—Hola, ¿qué tal todo? —la saludé.
—Hola, tengo que decirte algo importante.
"Ya está, se me va a declarar", pensé. Tenía todo el sentido que así fuera. María empezó a tener sentimientos románticos hacia mí, se alejó al saber que no serían mutuos pero nuestra distancia la estaba matando (incluso peor que a mí). Necesitaba sacarse esa mochila de la espalda y yo tenía que ayudarla.
—¿Qué?
—Salgo con Alma desde hace unos meses —no pudo evitar sonreír al mencionarla.
Mi mirada se endureció, el gélido clima invernal se volvió más crudo y mi corazón de porcelana se rompió en mil pedazos ante aquel golpe. Lloré. María trató de abrazarme pero la alejé. No quería ni verla. Fui corriendo hacia el baño como si mi vida dependiera de eso.
Brunela y William llegaron y se dirigieron al baño al ver la expresión de dolor en los ojos de mi ex amiga. Saqué esta conclusión: los dos lo sabían y no me dijeron nada. Me dejaron ilusionarme por centenares de días y culparme por la causa del alejamiento de María.
Me abrazaron y yo les di un pequeño empujón.
—¡Lo sabían! ¡¿Por qué no me dijeron nada?!
Gritaba y lloraba sin importarme seguir llamando la atención y hacer el ridículo en la escuela. Quería que supieran cómo me dolía la traición. Definitivamente, si Lola no se hubiera rateado ese día, se quitaría los ojos y las orejas antes de seguir con todo el drama.
—Nos dijo hace unas semanas pero nos hizo prometer que no dijéramos nada porque te lo diría hoy —se defendió William.
—De hecho, te dije que Alma está con una flaca.
—¡Pero no que era la puta de María!
—Creíamos que era mejor que te lo dijera ella —dijo mi amigo.
Brunela vio la hora en el celular. En tres seguidos teníamos que estar en el salón.
Me lavé la cara tan rápido, que hasta me mojé un poco la remera, y fuimos corriendo hacia el aula.

***

Lloraba a lágrima viva, acurrucada en mi cama y escuchando "Pretty when you cry" de Lana Del Rey. Mis hermanos vinieron a mi rescate, corriendo como los tres mosqueteros. Me abrazaron hasta que me sentí mejor, cuando el álbum "Ultraviolence" se reprodujo por cuarta vez, cuando me dolía la cabeza y mis ojos se encontraron secos, desiertos de cualquier expresión.
—¿Qué pasó? —preguntó Alan.
—Ma...María sale con con Al...ma —dije, buscando la voz. Es lo que más odio de llorar, no poder comunicarme sin sentir que voy a morir por falta de aire.
—La vamos a cagar a palo —me aseguró Benjamín.
—No... no es necesario —dije riendo.
—Nadie puede hacer llorar a mi hermana —dijo Renzo, haciendo poses de superhéroe, haciéndonos reír a todos.
Les pedí que se fueran de mi cuarto para poder pensar tranquila. Necesitaba escribir, expresar todo el sufrimiento en una hoja de reciclaje. Así nació este poema, hijo de la tristeza, la envidia invasora y del dolor de la traición de una amiga:

No soy

No soy la chica de las alas de cuervo
Ni la dueña del verde esperanza.

El fuego es todo mi ser
Varió en tonos de rojos, todos intensos.

No soy quien baila debajo de la lluvia
Ni la experta en ajedrez.

Soy la bebé que tarda un año y medio en dar el primer paso
La que prefiere perderse que perder una amiga.

No soy quien recibe tus besos
Ni con la que escribes tu realidad.

Soy la que te mira pero no la ves
Soy a la que amas en mi ficción.

***

Al día siguiente, también lloré desconsoladamente. No quise hacerlo pero ver a aquella traidora riendo con sus amigas como si nada, partió toda dignidad que hubiera formado. La odiaba. Odiaba a todo el mundo.
Decidí no entrar al salón a pesar de que eso arruinara mi reputación y me ocasionara problemas. Mis amigos intentaron convencerme de entrar a clases, pero los mande a la mierda. Para mi sorpresa, Alicia se quedó conmigo. Estaba sentada en el piso del baño y me miraba fijo, sin tener idea de qué decir. No pude mandarla al carajo a ella también.
—¿Qué hacés aquí?
No tenía sentido, ella nunca haría algo que pudiera dejarla mal con la escuela. Debería aprovechar la oportunidad, buchonearme y obtener la mayor victoria. A pesar de las veces que me lo hubiera dicho en los últimos meses, aún había algo en mí que decía que todavía le importaba la estúpida competencia. Tenía que tener el mismo valor para ella que para mí. No podía ser la única loca que se aferra con su vida a pequeñeces.
—¿Qué pasó, Anne?
Sonreí ante el apodo, lo extrañaba. Quería que todo fuera como antes. Tener una razón para ser la mejor, para desvelarme estudiando y sentirme suficiente por una alta calificación. Pero, en el fondo, sabía que las cosas no volvería a ser como eran.
—María sale con Alma —dije con firmeza.
—¿Alma?
Le recordé quien era y ella me preguntó si en verdad me seguía gustando después de dos años.
—No solo me gusta, estoy enamorada de ella.
Alicia se sentó a mi lado y me abrazó. Su perfume a rosas me transmitió paz y seguridad. Apoyé mi cabeza en su hombro sin importarme perderlo todo. La quería lo más cerca posible.
—Merecés a alguien que te demuestre todo lo días que te quiere —me dijo, jugando con uno de mis rulos.
En otro momento me hubiera enfadado que tocara mi pelo pero, en ese instante, solo me provocó unas ganas incontrolables de besarla.
Estaba muy linda con su brillo labial y sus ojos marrones que, no me robaban el alma, pero sí los latidos de las cenizas que quedaban de mi corazón.
—¿Vos me querés?
No se lo pregunté con intención romántica. Era más un "¿te importo, soy un personaje valioso en tu vida o solo uno de descarte?". Ella me entendió, siempre lo hizo de una forma u otra. Una leve sonrisa nació en su rostro. Había algo de dolor en su comisura, pero decidí ignorarla. Solo podía notar que tenía hoyuelos que la hacían mucho más atractiva.
No lo pensé dos veces. Acerqué mi rostro al suyo y rocé sus labios con los míos. Ella abrió grandes los ojos y, por un segundo, no hizo nada, lo que me asustó. Me devolvió el beso cuando estaba por pedirle perdón.
Nos pasamos la hora besándonos. Al no tener experiencia (más que un par de picos) seguí a Alicia en lo que hacía y me pedía con las palabras o las miradas.

***

Cuando se dieron cuenta de que habíamos faltado a la primera hora y nos habíamos quedado en el baño, nos pusieron nuestra primera acta y llamaron a nuestros padres.
Mis papás me sacaron el celular por tres días y recibí un sermón de una hora acerca de la importancia de asistir a todas las clases. No me arrepentí en ningún momento de haber hecho lo que hice.
Decidí no contarle a nadie lo que había pasado en el baño, ni a mis amigos. Total sólo habían sido unos cuantos besos, ¿no?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

633 tardesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora