Prólogo

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"Miércoles 29 de marzo de 1943.

En las sombrías afueras de Willow Creek, un pequeño pueblo, donde los bosques se entrelazan con la neblina, se alza majestuosa la terrorífica mansión de los Fhilips. Su imponente presencia domina el paisaje, como si la misma oscuridad la hubiera tejido con hilos de misterio y desasosiego.

Pero no te dejes engañar por su fachada siniestra. Tras esos altos muros de piedra, se esconde una familia que a simple vista parece perfecta. Los *Fhilips* son amables, siempre sonrientes, y su nombre resuena en el pueblo como sinónimo de hospitalidad. Laura, Regina, Annette y George Fhilip: cuatro almas que parecen haber sido talladas por la misma mano benevolente.

Sin embargo, la verdad es más oscura que las sombras que se ciernen sobre la mansión. Cuando las puertas se cierran, cuando la última luz del día se desvanece, el infierno se desata. Los pasillos retumban con susurros inquietantes, las habitaciones guardan secretos inconfesables y los espejos reflejan rostros que no deberían existir.

Los Fhilips, esa familia aparentemente perfecta, son los arquitectos de su propio tormento. Cada uno carga con sus demonios, sus culpas y sus deseos prohibidos. La mansión es su prisión, y también su refugio. Allí, en la penumbra, se entrelazan sus vidas, sus pasiones y sus tragedias.

Quizás, algún día, alguien se atreva a cruzar el umbral de la terrorífica mansión de los Fhilips. Quizás descubran la verdad detrás de las sonrisas y los gestos amables. Pero hasta entonces, la casa seguirá en pie, desafiando al tiempo y a la cordura, como un monumento a la dualidad humana: la belleza y el horror, la luz y la oscuridad, entrelazados en un baile eterno.

Los FhillipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora