Marcos y Juanjo se conocieron hace tres años atrás en las Fiestas Del Pilar en Zaragoza y desde ahí no se dejaron de hablar ni de escribirse. Con todos esos mensajes y esas llamadas se dieron cuenta de que no solo sentían una amistad, sino que algo...
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Llegó el día de la firma de discos y me tocaba ir a Madrid junto a Ruslana y a Bea mientras que a Juanjo le tocaba ir a Zaragoza junto a Naiara y a Álvaro
Me encontraba acompañando a Juanjo a su autobús y cuando llegamos nos pusimos frente a frente
- Tenías que dormir un poco más, Marcos, ayer te acostaste tarde -dijo poniendo ambas manos en mi cintura y pasé las manos por sus hombros
- Quería despedirme de ti -dije haciéndole ojitos y río negando- Cuídate, ¿vale?
- Lo mismo te digo -respondió sonriendo y sonreí asintiendo
Nos dimos un beso y nos abrazamos
- Nos vemos, guapo -dije separándome e hizo un pequeño mohín- Que tonto eres -le besé poniendo ambas manos en sus mejillas y lo correspondió rodeando mi cintura con sus brazos
Al separarnos nos dimos un beso y me alejé
Me guiñó el ojo y subió al bus
Alguien se subió a mi espalda y la sujeté de las piernas
- ¿Vamos? -preguntó Ruslana y asentí
Empecé a acercarme al bus asignado y nos encontramos a Bea por el camino
Bajé a Ruslana y subimos al autobús
Nos sentamos y nos pusimos el cinturón de seguridad
- Todavía no puedo creer que vamos a firmar nuestros primeros discos, chicos -dijo Bea sonriendo y la miramos con una enorme sonrisa en la cara
- Va ha ser la hostia -dije y Ruslana asintió dándome la razón
Pocas horas después...
Las ventas, Madrid, España
Nos encontrábamos firmando y Ruslana y yo nos subimos en la mesa con un micrófono
- ¡Pon Inmortal! -dijimos y en cuestión de segundos la base musical empezó a sonar
- Tengo aquí bajo el vestido bien escondiditos tus besos malditos. Mariposas que al alba de regreso a casa se venían conmigo. Yo tengo aquí bajo la cama cada madrugada que la deshicimos. Tengo tantas cosas y ninguna está en su sitio -cantó y no tardaron en unirse a nosotros
- Tengo aquí dentro de un vaso la primera ola de aquella mañana. Tengo en uno de mis rizos el ritmo del tango que siempre bailabas. Yo tengo escrito en un suspiro aquellas palabras que nunca dijimos. Tengo tantas cosas y ninguna está en su sitio -canté y le mandé un beso a una chica provocando que fingiese desmayarse haciéndome reír
