II : Regulus Black

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La vida de Regulus era muy complicada. Pertececía a la prestigiosa familia Black que, desde fuera, podría verse como un regalo, vivir con dinero, fama y pureza en la sangre, pero no era así. Vivía a los pies de Walburga y Orion, sus padres, los cuales le implantaban sus propios ideales a la fuerza, y ahora que Sirius, sú unico hermano, se había marchado de casa, toda la culpa y responsabilidad caía sobre él.

Regulus nunca se sintió querido por nadie depués de que Sirius entrase a Hogwarts, quedase en Gryffindor y conociese a ese Potter. Le dejó de lado por seguir las reglas y pesamientos de sus padres. Pero, ¿qué pretendía? ¿que fuese como él y se arriesgase a un mayor sufrimiento? Ya lo hizo demasiado al salir del armario como un chico trans, algo que sus padres nunca entendieron y mucho menos aceptaron. Para ellos siempre sería su preciosa niña; delicada, sumisa, responsable y fiel a los ideales de la sangre.

Un año atrás empezó a acostarse con uno de sus mejores amigos: Barty. Al principio era curiosidad y el famoso "¿y por qué no?" que retumbaba en su cabeza cada vez que se encontraban, pero cada vez se volvía más una necesidad, como si fuese la pieza que encajaba a la perfección con él. No, claro que no tenía intención de salir con él, no le quería, lo que tenían era solo sexual, y esperaba que ambos lo tuviesen claro. Pues sus ojos estaban puestos en James Potter, el maldito mejor amigo de su hermano, el que, de algún modo, le había arruinado la vida.

01/09/1977

Acabó de cenar y directamente subió a la torre de astronomía, donde había quedado con Barty para charlar. Cuando llegó se encontró con el chico, que parecía llevar esperando un buen rato, vestido de arriba a abajo de color negro.

— Eh, ¿cuánto llevas aquí?

Crouch sobresaltó, pues no le oyó llegar.

— Eh, ah, ¿qué? — Tomó una pausa para pensar en la respuesta. — No mucho. 20 minutos quizás, no sé, pero da igual.

Regulus sintió algo de pena por haber hecho esperar a Barty, y más por lo que estaba a punto de pasar después de eso.

— Tenemos que hablar, Barty. — Mientras hablaba, un fuerte escalofrío recorría su columna hasta llegar a la nuca.

— Hablemos, entonces, pero déjame probar esos labios antes, hace meses que no nos vemos. — Contestó, acercándose al jóven Black para tomarle de la cintura y acercarle a él mientras sonreía, dejando sus cuerpos pegados el uno al otro.

Regulus besó los labios de Barty, claro que lo hizo, le encantaba besarlo, era como una explosión de emociones en un solo instante. Desgraciadamente esta vez no duró demasiado. En el momento en el que el chico comenzó a desabrochar la camisa del Slytherin, este le detuvo.

— Tenemos que dejar de vernos, no así. — Dejó caer, sin más. Su mirada se enfriaba palabra por palabra, como si cada vez le desagradase más su encuentro.

Barty pestañeó varias veces sin decir nada. ¿Qué? ¿Estaba oyendo bien? ¿A qué se refería con eso? Le estaba... ¿dejando? ¡Si ni siquiera eran nada!

— Simplemente no quiero seguir con esto, no quiero depender sexualmente de alguien a quien ni siquiera quiero. — Añadió Regulus, rompiendo el silencio que ambos habían creado, parecía que se estuviera desahogando.

Los cristalizados ojos marrones de Barty miraban fijamente a los del Slytherin. Aún sin decir una palabra, inmóvil.

— ¡Está bien, Crouch, dime algo! — Estalló.

"Crouch"

Era casi mejor haberle llamado Bartemius, pensó, aunque no estaba en lo cierto.

— Me dices que no me quieres, que no quieres seguir viéndome, me llamas así después de todo esto. No sé qué pretendas que diga, Reg. — Dijo finalmente Barty en voz baja, casi como un susurro. — Me voy a la cama.

Barty siempre se victimizaba, era un chico muy nervioso, egoísta, inmaduro y que siempre quería tener la razón, así lo veía Regulus. Sentía que no se podía hablar con él, que no escucharía a nadie y aún así pediría que le escuchasen a él.

"Buenas noches."

Fue la última frase que Black pudo escuchar salir de la boca del chico. No discutieron, no tuvieron ninguna pelea... todo había sido así de fácil, de un momento a otro. Dejó que se fuera, claro que lo hizo, era lo que quería, ¿no?

Demasiado fácil para ser verdad.

Regulus Black durmió solo en su cama esa noche, dándole vueltas en la cabeza a demasiados temas distintos como qué pasaría con Barty, con sus amigos, en si ahora se podría acercar a James y en cómo avanzaría la relación con su hermano.

Evan no és RegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora