VII : Regulus Black

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22/10/1977

Esa noche había dormido fatal, estuvo pensando en Barty y no podía a penas cerrar los ojos. ¿Habría hecho mal en dejarle de esa manera? Sí, era un gilipollas, pero con sentimientos, ¿no?

Algo dentro de él le hacía sentir culpable, como si un montón de voces susurrasen sobre él, como si todo el mundo le culpase a sus espaldas.

"Regulus dejó a Barty sin ninguna explicación."

"No se puede confiar en él."

"Imagínate como debe ser como para hacerle algo así a alguien."

"¡Si ya llevaban un montón juntos! ¿Ahora va y le dice que no sentía nada por él?"

"Tienes que sacar esos pensamientos de la cabeza, Reg", le decía otra voz similar a la de su mejor amiga Pandora.

Pero nada de eso era real, lo único que sí que lo era era un rubio despeinado matándose a estudiar por primera vez en su vida, o al menos era la primera vez que Regulus le veía así.

Que no son ni las 6 de la mañana, Evan. ¿Qué haces? — Preguntó.

— Buscar ideas para el trabajo. — Respondió el chico mordiendo el único lápiz que tenía sin separar la mirada del libro.

— ¿No vas a usar la suya? — Continuó Regulus.

— ¿La de Barty? No voy a fiarme de él. No voy a dejar que él lo haga. — Contestó esta vez Evan.

Cuando Black escuchó el nombre de Barty decidió dejarle. No más preguntas.

— Bien. — Se limitó a decir. — Yo voy a salir un rato. ¿Tienes un cigarro? — Añadió.

Regulus a penas fumaba en alguna fiesta o cuando estaba estresado. Esta vez tenía más pinta de ser la segunda.

Evan señaló su caja de cigarrillos con la cabeza, ofreciéndole uno a Black, que cogió uno después de sacar un mechero del bolsillo del pantalón que llevaba el día anterior, que aún reposaba sobre la tapa de su baúl.

— Nos vemos. — Dijo Evan, con una leve sonrisa, apartando ahora por primera vez los ojos de sus apuntes para mirar a su amigo.

Regulus forzó una sonrisa y salió de la habitación.

Cuando bajó a la sala común encontró a Dorcas entrando. ¿Qué haría por ahí tan tarde? Oh, ya, no era difícil adivinarlo.

En cuanto salió se encontró una figura que reconocía muy bien volviendo a la sala común de Ravenclaw. Barty llevaba unos vaqueros largos y una sudadera ancha que dejaba ver parte de la camisa blanca del uniforme. Estaba despeinado y mostraba una gran sonrisa; quizás no estaba tan afectado.

Crouch se dio cuenta de la presencia de Regulus, por lo que se giró para mirarle, levantó las cejas y esperó por una respuesta que no obtuvo; Black solo lo ignoró y siguió su camino.

Tras caminar varios minutos, se escondió en los baños de hombres más cercanos a su sala común. Aún recordaba cuando, en sus primeros años, todavía tenía que usar el baño de las chicas, además de usar obligatoriamente falda en el uniforme. Lo que daría él por haber nacido hombre, o tan solo por que sus padres le hubieran aceptado como uno.

Se encendió el cigarrillo y se sentó contra el final del pasillo. A penas le dio tres caladas cuando escuchó dos risas acercándose.

No se lo podía creer. Tantos, tantos, tantos lugares posibles para ir, y tenían que venir aquí el estúpido de su hermano y su novio (bueno, que no eran novios, supuestamente).

Lupin empujó a Black contra la pared más cercana a la entrada, donde a penas Regulus podía verlos. Solo escuchaba la rápida y desesperada respiración de su hermano mayor y los inaudibles susurros de Remus hacia él.

En ese momento Regulus se levantó, incómodo, pensando en cómo salir de allí. Cuando menos se lo esperaba, Remus y su hermano se acercaron cada vez más hasta estar completamente a la vista del chico.

— Perdón, hola, eh. — Dijo en voz baja Regulus, muy avergonzado.

Sirius se separó de Lupin enseguida después del susto que se llevó.

— ¡Reggie...! ¿Qué haces aquí? — Se limitó a preguntar.

"Reggie". Ese estúpido apodo que le puso su hermano cuando eran pequeños. No sabía si le gustaba o lo odiaba.

Remus se rió, y Sirius le tapó la boca con la mano.

— Tranquilo, ya me voy. — Dijo Regulus, dando una calada a su cigarrillo y abandonando el lugar. Lo último que vio desde los espejos fue a Lupin agarrando del cuello a su hermano y comenzándole a besar nuevamente.

Qué asco, pensó, y no tuvo más remedio que terminar de fumar en alguna ventana.

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⏰ Última actualización: Nov 11 ⏰

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Evan no és RegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora