Frenni Fazclaire's Nightclub [FNIA/FNAF]

𝓟𝓻𝓸𝓵~𝓞𝓱 𝓖𝓸𝓭

Miedo, odio, amor, empatia,
sentimientos que caracterizan
a los seres vivos....
Pero
¿Qué pasa cuando los que sufren injustamente se cansan de su maltrato?
Cuando el odio y amor los unifica

Todo tendra una respuesta a su
debido tiempo....

Absortos en la oscuridad, un cumulto de hombres bien vestidos murmuraba con impaciencia, esperando la aparición de su tan aclamada "estrella."

El ambiente, usualmente frío, ahora se llenaba del calor de sus voces y del olor penetrante a alcohol que impregnaba el aire, creando una atmósfera sofocante y poco amigable.

De repente, la oscuridad se rompió por el destello de un potente reflector que se dirigió directamente al escenario, haciendo que los murmullos se apagaran de golpe.

Tras las pesadas cortinas de terciopelo rojo, la silueta de una mujer curvilinea, se dibujó bajo la luz, provocando un estallido de euforia entre los presentes.

Una voz grave resonó desde los altavoces situados en los extremos del salón, anunciando con entusiasmo a la figura que permanecía oculta tras las bambalinas.

-Caballeros es de mi agrado presentarles a la hermosa y deslumbrante, ¡Bonfie the Bunny!

Acto seguido, la misteriosa figura salio de entre las cortinas revelandose como una mujer alta, de proporciones voluptuosas. Vistiendo con un ajustado overol rojo que acentuaba sus curvas, dejando a la multitud boquiabierta.

Lo más llamativo de ella no era solo su figura, sino su inusual tono de piel morada y un par de grandes orejas de conejo que se alzaban sobre su cabeza.

Con paso tranquilo y confiado bajo la atenta mirada de todos, la coneja se acerco al centro del escenario, donde un tubo de metal aguardaba. Sin prisa, pego su rostro al tubo, deslizando una sonrisa sensual, que provoco una ola de vítores entre los espectadores, ansiosos por más.

El espectaculo comenzo, y Bonfie se movia con deliberada lentitud, haciendo énfasis en cada movimiento de sus caderas y busto, mientras giraba alrededor del tubo. Los gritos y silbidos no se hicieron esperar, mientras la tensión aumentaba con cada giro pausado de la coneja, una situación diferente se desarrollaba en su ignorancia.

En las profundidades del local, lejos del bullicio del espectáculo, reinaba un silencio sepulcral en una pequeña, pero elegante oficina. Un joven estaba sentado en una modesta silla de madera, sus dedos tamborileaban nerviosamente sobre sus rodillas evitando la penetrante mirada de la mujer que se encontraba sentada tras el gran escritorio que los separaba.

El leve sonido de la ventilación y el retumbante tik tak del reloj de pared agobiaban más al ya nervioso chico.

-Dime, ¿Por qué deberia contratarte? -Dijo tajante una mujer que parecia rondar sus cuarentas.