22. Culpable del pecado

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La fiesta era un completo descontrol del que todos estaban disfrutando aquella noche

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La fiesta era un completo descontrol del que todos estaban disfrutando aquella noche. Vasos y botellas de alcohol por todas partes, la musica tan alta que apenas y podias escuchar que era lo que decia la persona a tu lado.

Alba estaba en su mundo, bailando y jugando con la consola, logrando que todos bailar felices al compás de la música que ella mezclaba. Sus amigos y su hermano estaban a su alrededor bailando y tomando, no la dejaban ni un segundo a solas, sobre todo cierto monegasco que sabía que su hermano quería acercarse a ella a como diera lugar.

—Charles, iré al baño. —aviso ella dejando un rápido beso en su mejilla para bajar de la zona de dj, dejando su trabajo en mano de su hermano.

Charles la vio bajar y entrar al baño, despues vio como su hermano estaba hablando con alguien en la barra y se quedó tranquilo al pensar que no la había visto como para acercarse, pero estaba muy equivocado.

A Arthur se le hacía imposible despegar la vista de la rubia, era como un imán de alta potencia para sus ojos. Le importo poco lo que le decía la persona delante de el cuando la vio entrar al baño. Sabía que su hermano no podría ver más allá de la entrada a ese largo pasillo que daba a los baños, así que en cuanto noto que Charles se distrajo emprendió su camino entre la multitud hasta llegar al encuentro con Alba. Solo quería saludarla, le había parecido la chica mas bonita, amable y carismática que había conocido cuando la vio en el departamento de Charles esa tarde. Y ahora que pasaría más tiempo en Mónaco quería conocerla, y tal vez ser amigos, aunque le gustaría ser algo más.

Le sorprendió que el pasillo estuviera casi vacío, pues suponía que nadie se quería perder a Lando Norris, piloto de fórmula 1 de Dj. Cuando la vio salir del baño mirando sus uñas como si estuviera buscando alguna imperfección en estas, sonrió de forma instantánea.

Alba iba tan distraída que no noto a Arthur hasta que choco con su pecho y una de sus manos se posiciono en su cintura, poniéndole los pelos de punta ante el frío tacto de su mano en su piel levemente descubierta. Al principio se asustó, pero sonrió enseguida al ver el verde de sus ojos.

—Arthur. —nombro con cierta sorpresa. —No te había visto, pense que no habias venido, como no llegaste con Charles a la zona de Dj...

Arthur bufo al escuchar lo último. Si, no había llegado con Charles porque este no quería que se acercara a Alba, seguía con la tonta idea de que la usaría como a las anteriores, pero esa tarde se había dado cuenta de que no valía la pena hacerle eso a ella. Era una chica maravillosa.

—Creo que ya conoces a Charles, no quiere que me acerque a ti. —le sonrió aún sin soltarla y ella soltó una leve risa.

Se quedaron unos segundos en silencio, parados en medio de ese pasillo hasta que alguien paso y los empujó, haciendo que la espalda de Alba chocara con la pared y Arthur se tuviera que apoyar en un brazo con rapidez para no aplastarla. La sonrisa del rubio se ensanchó más ante la situación que se había creado, tenía a la chica que lo había dejado perdido acorralada a la pared.

Miro sus labios y luego sus ojos en una manera sutil de pedirle permiso para besarla, a lo que ella solo asintió. No mentiría al decir que no se moría de ganas por besarlo, ignorando todos esos pensamientos intrusivos que venían a su cabeza sobre los problemas que ese beso traería.

Los labios de Arthur se sentían tan suaves y la besaban con una necesidad que la volvía loca, parecían hechos a su medida para crear el beso perfecto. Por otro lado, él se olvidó de cualquier otro beso que haya dado en el pasado al besarla a ella. La música se escuchaba tan lejana que parecían estar en otra dimensión diferente a esta, una en la que sus labios eran almas gemelas y sus lenguas compañeras de una danza que nadie más que ellos entenderían.

Al separarse Alba soltó una risa al ver todos los labios brillosos de Arthur debido a su gloss, incluso con ese aceitoso y algo pegajoso labial el beso había sido perfecto. Llevo sus manos a su rostro limpiando a los alrededores de los labios del chico con sus pulgares para no dejar evidencia de lo que había pasado en aquel oscuro pasillo.

—Fue un gusto saludarte, francesito. —Le sonrió retocando su labial antes de despedirse de el lanzandole un beso que él fingió atrapar en el aire sacándole una carcajada a la rubia que lo volvió loco.

—Fue un gusto, solecito. —se despidió el a pesar de que ella ya no lo escucharía.

Alba llegó a la zona del Dj con una sonrisa tonta en su rostro, una que se borro enseguida gracias a sus amigos que no hicieron más que ignorarla, menos Lando, Carlos y Max. Oscar parecía muy concentrado en su vaso como para querer fijarse en otra cosa y Charles la estaba mirando, pero con un enojo que la haría llorar si lo tuviera de frente en una habitación estando ellos dos solos.

Miró a Lando en busca de alguna respuesta y el solo negó con la cabeza en desaprobación para entregarle su teléfono, se había olvidado por completo que el lo tenia. Apenas lo desbloqueo vio los mensajes de Oscar y Lando y miro con sorpresa al compañero de su hermano. ¿La había visto besarse con Arthur?

—¿Quien más lo sabe? —le preguntó a Lando, rogando que no dijera el nombre de Charles, pero fue el primero que salió de sus labios.

—Es mejor que hables mañana con el, no se ve nada contento con que te hayas besado con Arthur... —advirtio su hermano pero ella no le hizo caso.

Aunque el que no le hizo caso a ella fue el mayor de los Leclerc al levantarse e irse de allí antes de que ella pronunciara palabra alguna. Suspiro rendida viendolo marcharse, miro a Oscar y este no se atrevía ni a respirar cerca de ella, por lo que solo se dispuso a seguir con su trabajo.

Si antes no se sentía culpable del pecado por siquiera acercarse a Arthur, ahora si lo era. Con ese beso ya había dejado de ser todo fantasías. Ahora era totalmente culpable del pecado.

NOSOTROS  𝑓𝑡 𝗔𝗿𝘁𝗵𝘂𝗿 𝗟𝗲𝗰𝗹𝗲𝗿𝗰                ❪PAUSADA❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora