Prólogo

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Desde niños, nos advierten sobre los peligros de lo desconocido. "No hagas esto, no vayas allí," dicen. Pero lo prohibido tiene un poder extraño, una atracción irresistible que nos empuja a desafiar esas advertencias, a buscar respuestas en los lugares más oscuros.

Do Kyungsoo no era diferente. Había pasado su vida en la isla de Jeju, apartado de los demás, susurrando secretos sobre demonios y hadas que solo él podía ver. Era el chico extraño al que todos evitaban, pero él no mentía. Veía cosas que los demás no podían comprender, aunque su "don" había sido tratado más como una enfermedad por aquellos que deberían haberlo entendido.

Su abuela, la única que compartía su visión, le hizo prometer una cosa antes de morir: "Nunca vayas al jardín detrás de la casa a medianoche." Y durante un tiempo, Kyungsoo cumplió su promesa. Pero las noches eran largas, y el jardín parecía cobrar vida con susurros y olores dulces que lo llamaban, provocando una curiosidad que no podía controlar.

Esa noche, cuando sus padres se marcharon a la celebración del aniversario del pueblo, Kyungsoo sintió que ya no podía resistir más. Armado con una linterna y el abrigo de su padre, se aventuró en el jardín.

Una brisa fría lo envolvió cuando abrió la puerta. El aire estaba cargado de una energía que parecía hablarle. Apenas había dado unos pasos cuando una voz gruesa, profunda como un trueno, resonó desde las sombras.

—Libérame.

El sonido provenía de un árbol enorme, con cicatrices de quemaduras en su tronco. Kyungsoo se detuvo, el corazón latiendo con fuerza, mientras sentía una presencia a su alrededor. Un hada pequeña, que había conocido desde su infancia, voló hasta él, intentando detenerlo.

—No lo hagas, Kyungsoo —susurró Chen, su voz era más seria de lo que él recordaba.

Pero la curiosidad de Kyungsoo era más fuerte. Dio un paso adelante, ignorando las advertencias de las criaturas a su alrededor. Su mano se alzó, temblorosa, y justo cuando sus dedos tocaron la corteza del árbol, sintió un calor abrasador que se extendió desde su palma hasta su pecho.

—¡No! —gritaron al unísono todas las criaturas del jardín.

El árbol comenzó a transformarse. La madera crujió y se retorció mientras una figura se materializaba frente a él, emergiendo de las sombras. Kyungsoo apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que una mano fuerte lo sujetara por la muñeca, sus dedos ardientes contra su piel.

Cuando abrió los ojos, lo que vio lo dejó sin aliento. Un ser de una belleza sobrehumana, con ojos rojos como brasas y cabello que parecía ondear en el aire como llamas, lo miraba fijamente.

—Gracias... —dijo la criatura, su voz profunda reverberando en el aire—. Ahora que me has liberado, humano, estás en deuda conmigo. Pide tu deseo, y yo lo cumpliré. Pero recuerda, todo contrato tiene un precio.

Kyungsoo, aturdido por el miedo y el asombro, apenas pudo pensar en lo que quería. Pero en el caos de sus emociones, una palabra salió de sus labios antes de que pudiera detenerse.

—Sé... sé mi novio.

La criatura lo soltó, pero una cadena invisible parecía unirlos. Kyungsoo sintió cómo su conciencia se desvanecía mientras las criaturas del jardín reían y susurraban entre ellas.

"Tal vez debí hacerle caso a mi abuelita..."

Jardín mágico|| ChanSoo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora