Día 4: El color rojo

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Mi madre solía decir que cuando viera Rojo tenía que correr en dirección contraria, mi hermano dice que abajo, en ese lugar lleno de un ambiente denso y oscuro hay seres cubiertos de negro y energía roja. Me aterraba la idea de toparme con uno de ellos, nosotros, seres de blanco y azúl, bendecidos por Padre. Se nos encargó denunciar toda insistencia de esos seres por llegar a nuestro reino.

— Noelle!! Dónde estás?!! — Acier buscaba a su hija

— Trishishi! — La pequeña Noelle soltó una risita al haberse escapado de su madre — (Al fin, podré bajar un rato antes de que me descubran) — Ella bajó de aquella enorme roca que flotaba en las alturas del cielo hasta llegar a aquel oscuro lugar

Aterrizó en un bosque con sus pequeñas alas blancas, caminaba con cuidado, no querría toparse con uno de aquellos monstruos. Sin embargo algo llamó su atención

— Oka-san — Un niño, cubierto de negro, pequeños cuernos en su cabeza, ojos rojos y por supuesto esa energía roja en su pecho y parte de sus brazos estaba detrás de una mujer bastante parecida a el.

— Por favor, mi hijo está aquí, nosotros no...no queremos pelear con ustedes — La mujer tenía un semblante sumiso, más sin embargo era obvia la manera en que protegía a su hijo.

— Si, entonces que podría querer uno monstruos como ustedes — Aquellos seres de de blanco y azúl rodeaban a la madre y su hijo

— So...solo queremos paz, es todo lo que deseamos — Ella bajó la mirada

— Ustedes se han revelado desde un inicio, nunca han merecido paz tras toda la guerra que han ocacionado ! — Los tres hombres de blanco se lanzaron a atacar a la mujer Pero...

— Es suficiente — Un pelo negro llegó

— Yami... — ella sonrió

— Papá! — El niño corrió hacia el Para aferrarse a su pierna

— Vaya vaya, pero si es el legendario demonio carmesí en persona — Uno de ellos habló

— Está bien, traidor, la próxima vez no habrá charla antes de la acción — Los tres se fueron volando hacia el cielo

— Hola Asta, lícita — Yami alzó al niño y besó a Lícita

— Gracias cariño — Lícita lo abrazó

— ¿Es verdad? ¿Que solo quieren paz?— Noelle salió detrás de un árbol de dónde observó todo

Yami alzó su Katana por instinto a lo que noelle respondió retrocediendo

— Amor, es solo una niña, la asustas — Lícita tomó a Yami de la mano

— Lo Lamento, fue instinto — Yami suspiró y guardó su Katana

— Hola, soy Asta — El niño se acercó

— Mucho gusto, soy Noelle Silva — Ella sonrió

— ¿Silva? Que nombre tan raro — Asta soltó una pequeña risita

— ¿No es un nombre, es un apellido, ustedes no tienen apellido? — Noelle estaba confundida

— ¿apellido? — Asta rascaba su cabeza

— Amor, los demonios no tenemos apellidos, así que no le des mente a eso — Lícita veía con ternura a su hijo — ¿Que tal si descansamos aquí hoy? — Lícita volvió a ver a Yami quien asintió y se fue a sentar arrecostandose en un árbol

— Papá espera.. — Asta fue rápido hacia el Para acostarse sobre su pecho

— Hai Hai — Yami y Asta cerraron sus ojos

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