Capítulo 10: Victoire

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El tono de llamada de su teléfono sonaba por todo el camerino. Vicky buscó entre sus cosas y respondió sin ver quien llamaba.

—¡Vicky! —La voz de su hermana Dominique llegó a sus oídos.

—Hola Mini, ¿Cómo estás?

—Bien, solo quería hablar contigo un rato —dijo y supuso que estaba subiendo escaleras por el ruido que hacían sus pasos—. ¿No estás trabajando? Espera ya son las 8 de la noche, es tarde, tal vez estabas estudiando.

—En realidad —la interrumpió con suavidad—. Si estoy trabajando, estamos grabando lo que te conté hace unas semanas.

—Oh, si, es verdad lo había olvidado. ¿Qué tal te esta yendo? ¿Te han tratado bien?

—Sí, me tratan muy bien y esta todo muy bien, ha sido un poco cansado, pero lo estoy disfrutando mucho.

—Eso es bueno —dijo su hermana y Vicky supuso que estaba sonriendo—. ¿Cuándo vendras a casa? Ya te extraño.

El cuerpo de Vicky se tensó un poco al pensar en su casa y se estremeció al considerar eso.

—Probablemente hasta Navidad, he tenido mucho trabajo y después de esto tengo otra campaña.

—De acuerdo. —La decepción en la voz de su hermana no pasó desapercibida para Vicky, pero no le quedó más que suspirar.

—¿Has visto a Rose?

—Sí, muy seguido, casi nos vemos diario. Mañana tenemos una pijamada.

La emoción de Mini la hacía pensar en que tal vez entre ellas había algo más que su amistad, aunque nunca consideró preguntárselo porque sabía que su hermana se pondría muy nerviosa y no le diría nada. Con el tiempo había aprendido a esperar a que ella le contara lo que quisiera decirle y sin presionarla.

—Espero te diviertas mucho.

—Siempre me divierto cuando Rosie esta cerca —explicó Mini antes de reír un poco—. Hablamos luego Vicky.

—Descansa Mini.

Terminó la llamada y dejó su teléfono en la mesa donde estaban el resto de sus cosas. Le tocaba descansar antes de unas últimas tomas para terminar el día, lo único bueno de eso es que al día siguiente no tendrían que trabajar así que podría descansar o hacer cualquier cosa que se le ocurriera.

—¿Te hablo Mini? —preguntó Hugo cuando entró al lugar.

Vicky asintió con suavidad.

—¿Alguna vez has considerado que tu hermana y mi hermana se gustan? —volvió a preguntar Hugo.

—Lo he pensado ¿Rose te ha dicho algo?

—Nunca, pero a veces eso parece entre ellas.

—Lo sé, tal vez algún día nos digan si es verdad o no.

Hugo se encogió de hombros y se acercó hasta su amiga, la observó con curiosidad.

—¿Pasa algo?

—No, solo pensaba en que debería ir a casa pronto, mis hermanos me extrañan y quieren verme —dijo Vicky abrazando un poco a Hugo—. También mis papás me extrañan.

—Se que te extrañan, pero ¿vale eso tu salud mental?

—Tal vez si.

—No Vick, nada vale más que tu salud mental. Yo se que los extrañas, pero volver sabes que hará en ti.

Vicky suspiró un poco y se separó para sonreír.

—Por ahora no iré pronto, no te preocupes. Voy a dar una vuelta, necesito despejar mi mente.

Entre la luna y el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora