Programa de adolescentes convenientes y óptimos

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—¡Espera!¡Para por favor!- rogaba la muchacha de largas trenzas algo estresada, por no decir muy estresada— ¡Déjame explicarte antes de que decidas nada!

—Lo que me has contado es suficiente. ¿Una sociedad secreta que tiene superpoderes? ¿En que clase de fantasía vives?

Ivy intentaba salir de ese cuarto, pero el cuerpo de la chica la impedía el paso. No quería empujarla, mucho menos golpearla, pero lo haría si no la dejaba salir de ese lugar.
No tenía la más mínima idea de qué se creía esa chica si de verdad pensaba que había gente con superpoderes como en los cómics o en la televisión; eso era fantasía pura y dura, una excusa demasiado irreal para secuestrar a alguien.

—¡Enserio! ¡Déjame explicarte a detalle!- las lágrimas se empezaron a acumular en sus grandes ojos marrones.

Vaya, incluso estaba llorando lágrimas de cocodrilo para que la creyera y se quedara en ese lugar, y por desgracia estaba funcionando.

—Está bien, ¡pero si no me gusta me voy!- indicó.

Una sonrisa radiante se formó en los labios de la chica.

—¡S-sí! Pues como te dije... Estamos ahora mismo en el campus de una sociedad secreta que tiene superpoderes.

—Ajá.

—B-bien pues en esta sociedad se entrena para proteger a los no-óptimos, o sea, la gente ordinaria.

—¿Quieres decir que yo también tengo "poderes"?

—¡Sí, es lo que trataba de explicarte! No se cuál es tu poder, pero si estás a-aquí es porque alguien de este lugar te identificó como óptima.

—Óptima dices... ¿Así es como se le llama a la gente rara con supuestos poderes?

—B-bueno no somos raros, hay mucha más gente de la q-que crees...

Ivy se quedó mirando a la muchacha un par de segundos, ella parecía muy nerviosa y evitaba mirarla directamente a los ojos. Sin duda tenía algún tipo de ansiedad social.

—Entonces, ¿cual es tu poder?

—Oh, controlo la l-luz.

—Muy bien me largo de aquí.

—¡No!- volvió a bloquear la puerta, pero esta vez a Ivy no le importó lo más mínimo y se dispuso a salir empujándola.

—Eres más fuerte de lo que pareces- confesó al ver que casi no podía moverla de su lugar

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—Eres más fuerte de lo que pareces- confesó al ver que casi no podía moverla de su lugar.

—¡Estuve entrenando toda mi vida para entrar a este lugar!

Se detuvo por un momento.

—¡Si de verdad existe gente con poderes, y yo soy una, ¿por qué tú has entrenado toda tu vida sabiendo sobre tu poder y yo no?!

El sentido del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora