Capitulo 9/2.

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Alexander.

Me encontraba sumido en mis pensamientos mientras la veía a ella se veía tan bien...sin duda mi hermanita aprendía muy rápido, Amelia llevaba gran parte de la tarde sentada frente a un gran piano con Eleanor a su lado y luego de un par de horas ambas tocaban una melodía que se me hacía familiar, no era tan sencilla, pero Eleanor no se perdía en ningún momento estaba concentrado viendo la gracia y delicadeza con la que ambas tocaban hasta que recordé que esa melodía la tocaba la madre de Amelia para que yo la siguiera con un violín ,era una película que le gustaba mucho a los gemelos si mal no recuerdo se llamaba el Castillo ambulante o algo así. Ahora estaba sumido en recuerdos muy buenos en donde tocaba con la señora Sinclair mientras los gemelos miraban aun eran muy pequeños, pero les encantaba, la verdad no tenía ni idea de porque no recordaba a Amelia en esas tardes en la sala de música estaba intentando recordar por qué cuando la mano de mi madre toco mi hombro.

-Tu conoces la partitura de manera excepcional y hace años no te escucho tocar para mí. -Me dijo mi madre con algo de nostalgia y pena en su voz apagada.

-Madre deje de tocar hace mucho... Era mentira nunca deje de tocar solo que ahora lo hacía para mí y no para el resto.

La cara de mi madre se apagó aún más y entonces recordé que yo aria lo que fuera para ver a la única mujer que amo sonreír, aunque esa sonrisa ocultara años de dolor que nunca voy a poder corregir.

-De acuerdo, pero tu debes convencer a Amelia y a Lena de que toquen de nuevo mientras yo voy por el violín.

Mi madre asintió mientras esa hermosa sonrisa se formaba en su cara.

Me dirigí a mi cuarto y saqué el estuche en donde se encontraba mi violín en si no le había mentido a mi madre hace mucho no tocaba para alguien más. Sin pensarlo mucho me dirigí a donde estaban ellas. Saque mi violín lo afine un poco y hable.

-Cuando quieran... Amelia tenía una cara de asombro la cual no disimulaba.

Mi madre tomo asiento y comenzó a grabar con una gran sonrisa.

Amelia conto hasta tres y comenzamos, el piano siempre inicia el violín solo acompaña y así fue mientras recordaba la partitura podía ver a mi madre con los ojos lagrimosos y entonces comencé a tocar la melancolía y el dolor lo transmitía de manera tan pura, me era muy fácil recordar esta partitura porque durante mis estudios en el extranjero la tocaba casi que todas las noches porque estañaba a mi madre y la que fue su mejor amiga, los tres tocamos de manera tan armoniosa que me sorprendí, si bien Amelia hacia solo las partes difíciles mi hermana logro seguirme el ritmo a la perfección y Amelia supo cómo transmitir exactamente lo mismo que yo la única diferencia era que yo sí lo sentía enserio y ella no, estábamos por terminar y voltee a mirar a Amelia ella no me veía a mi veía a mi hermana con una sonrisa tan pura como la que solía tener mi madre luego la mire a ella a mi progenitora y verla lagrimear de felicidad me recordó porque lo hice.

-Bravo, Bravo E' stata una splendida presentazione. -Dijo mi madre feliz mientras nos aplaudía tenía tanto sin escuchar su perfecto italiano.

Eleanor muy contenta corrió a mis brazos mientras Amelia le agradecía a mi madre y al mismo tiempo se disculpaba porque ya se tenía que ir y la verdad tenía razón por estar con Lena no avanzo en nada con su escaparate.

-Amelia si quieres te puedo llevar yo...-Dije mientras bajaba a Lena de mis brazos no sin antes darle un beso en la coronilla.

Los ojos de mi madre brillaron expresaban curiosidad y esperanza...esperanza de que tal vez si me logre casar para cuando el año termine.

-Está bien Alexander gracias. -Dijo la rubia algo apenada para luego despedirse de mi hermana.

-Muchas gracias, Amelia, hoy fue el mejor día de mi vida. -Dijo mi hermana mientras se abalanzaba sobre los brazos de la rubia. Esta la recibió con un cálido abrazo y una risa tan cariñosa que deja embobado a cualquiera.

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⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

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