CAPITULO 2

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REVELACIONES Y SUEÑOS ROTOS.

La tarde había sido un torbellino de emociones para Santi. Tras una tarde llena de fútbol en el garaje con Pato y Coco, el niño estaba exhausto. Majo, con paciencia y cariño, le ayudó a bañarse, aunque Santi insistía en que era lo suficientemente grande para hacerlo solo. La familiaridad y la rutina eran su refugio después de la energía desbordante de la tarde.

Mientras Majo se afanaba en preparar la cena, la puerta de la casa sonó. Era una de esas noches en que las dos familias se reunían, disfrutando de la compañía mutua. Pato abrió la puerta y encontró a Claudia, Juan y Bauti, acompañados de su novia, Carlos y Pablo. Los hombres se dirigieron al patio trasero para encender la parrilla, mientras Majo y Claudia se encargaban de las ensaladas y otros acompañamientos.

Santi bajó corriendo las escaleras, ajeno a la presencia de los invitados. Fue directo a la cocina, donde Claudia lo vio y se quedó paralizada. El niño era una imagen exacta de su hijo cuando era pequeño. Con un tono de voz educado, Santi se presentó:

Hola señora, un gusto soy Santino Esposito.

Bauti, que había llegado con unas latas de cerveza para los adultos, se sorprendió al ver al niño. Claudia, aún impactada, se inclinó para recibir el beso en la mejilla que Santi le ofrecía.

¿Lanzani como el jugador del Barcelona? -preguntó Santi, mirando a Claudia con sorpresa.

Sí, soy su mamá y él es su hermano menor -respondió Claudia, señalando a Bauti.

Hola, soy Bauti. ¿Y tú quién eres? -preguntó Bauti, extendiendo su mano.

Yo soy Santino, el nieto de Majo y Coco. Un gusto -contestó el niño, estrechando la mano de Bauti.

Claudia miró a Majo, buscando una explicación. Bauti, aún procesando la revelación, llevó a Santi a jugar a la consola, tratando de despejar la confusión con un poco de distracción.

¿Cuántos años tiene? -preguntó Claudia a Majo.

Siete años, los cumple el 8 de octubre -respondió Majo.

¿Por qué nunca nos lo dijeron? -inquirió Claudia, su tono revelando una mezcla de sorpresa y decepción.

Es decisión de su mamá. Lo que puedo asegurarte es que Lali siempre le ha hablado con la verdad. Sabe mucho sobre su papá, solo que no conoce el apellido -explicó Majo.

Mientras tanto, en el salón, Santi estaba sumido en una animada partida de videojuegos con Pato y Bauti. Los adultos, relajados, disfrutaban de cervezas y conversaciones. Bauti, aún en estado de shock, se esforzaba por integrarse y jugar con el niño. Pato, por su parte, estaba en la parrilla con Pablo y Coco, organizando la comida.

¿Y tú, enano, qué te gusta hacer? -preguntó Bauti, tratando de entablar conversación.

Me gusta jugar al fútbol. Quiero ser como Messi y como mi papá. Mamá me dijo que él jugaba en River y que era uno de los mejores -respondió Santi con entusiasmo.

Mientras tanto, en a unos 20 minutos de ahi Lali se encontraba sola, sumida en sus pensamientos. La imagen de Santi, tan parecido a lo que habría sido su vida con él y su padre, la llenaba de nostalgia y dolor. Se metió en el jacuzzi para relajarse, usando el tiempo para recordar viejos tiempos y hacer una introspección profunda. Con una bata de baño y una toalla en el cabello, revisó su celular. Vio una historia de Neymar de una noche de fiesta, y eso la llevó a reflexionar sobre su vida y las decisiones que había tomado.

Cansada y con un sentimiento de desilusión, se sumergió en un sueño inquietante.

En su sueño, ella y Peter estaban en medio de un estadio, celebrando una victoria en la Copa Argentina contra su rival. La escena estaba cargada de emoción y felicidad, pero de repente, el sueño cambió drásticamente.

ENTRETIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora