CAPÍTULO 5

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ENCUENTROS Y DECISIONES

¿Cómo? -preguntó Peter, sin apartar los ojos de la figura que había estado en su mente durante tanto tiempo.

Sí, es ella, la chica de la que me hablaste aquella noche mientras jugábamos a las cartas -confirmó Leo, mirando con incredulidad a Lali y Santi desde la distancia.

Es raro verla aquí, siendo mamá. Recuerdo que hablamos sobre tener hijos desde que empezamos a salir -añadió Peter, con un tono de sorpresa en su voz.

Tal vez debas hablar con ella. No pierdas más tiempo; podrías arrepentirte -sugirió Leo, con una mezcla de preocupación y urgencia en su tono.

Peter observó cómo Lali y su familia se dirigían hacia la salida del restaurante. Notó que su madre estaba saludando a Lali.

Peter se sintió abrumado por la necesidad de resolver el enigma que había estado arrastrando por años.

Con el corazón acelerado y una mezcla de emoción y ansiedad, Peter tomó una decisión. Mientras todos continuaban celebrando, Peter se quedó pensando en Lali y en el hijo que ella había traído consigo. Su deseo de encontrar respuestas y enfrentarse a sus sentimientos lo llevó a escribirle a Pato, quien le proporcionó la dirección del hotel donde se alojaban.

Decidido a no perder la oportunidad, Peter se arriesgó a ir a ver a Lali. A pesar de que estaba exhausto y aún disfrutando de la victoria en el partido, no podía ignorar el impulso de enfrentar sus emociones. Se dirigió hacia la recepción del hotel, tratando de pasar desapercibido, y subió por las escaleras hasta el quinto piso. Con el corazón en la garganta, llegó al pasillo y buscó la habitación de Lali.

¿Quién es? -se escuchó una voz cansada desde el otro lado de la puerta.

Servicio a cuarto -respondió Peter, intentando mantener la compostura.

Lo siento, pero no pedí nada -contestó Lali, claramente confundida.

Soy Peter. Abre la puerta -dijo él con determinación, a pesar de que sabía que estaba rompiendo las reglas.

La puerta se abrió lentamente, revelando a Lali con una expresión de sorpresa y desagrado. Peter pudo ver su enojo reflejado en sus ojos y sintió un dolor en el pecho.

¿Qué haces aquí? Te dije que te hablaría en su momento -le dijo Lali, mirando hacia atrás como si esperara que alguien más apareciera.

¿Estás con alguien? -preguntó Peter, con un tono que mezclaba preocupación y enojo.

No, no estoy con nadie. ¿Con quién quieres que esté? -respondió Lali, claramente enfadada pero hablando en un susurro.

Déjame pasar entonces -dijo Peter, entrando a la habitación sin esperar más.

Vas a despertar a Santi, Peter. Mañana te llamo y hablamos -le dijo ella, tratando de mantener la calma.

No quiero hablar mañana, quiero hacerlo ahora -respondió Peter, sentándose en el sillón de la salita anterior a la habitación.

El pequeño Santi se levantó, restregándose los ojos debido al ruido. Miró a Peter con curiosidad y confusión.

Mami, ¿qué pasa? -preguntó el niño, con voz somnolienta.

Nada, mi amor, vuelve a dormir -le respondió Lali, con voz suave pero firme.

Cuando Santi vio a Peter, se dio cuenta de que algo inusual estaba sucediendo.

¿Qué hace él aquí? -preguntó el niño, señalando a Peter.

Nada, ya se va. Vamos, te llevaré a dormir de nuevo -dijo Lali, tratando de manejar la situación con rapidez.

ENTRETIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora