Capítulo 1

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El sol apunta a que mi turno ha acabado y me preparo para volver a la base. Un turno nocturno de guardia exitoso. Anoche fue una noche tranquila, sin mutantes alrededor.

Una mañana como muchas otras. El amanecer de un nuevo día empezaba a asomar a través del largo e inmenso bosque. El cielo, pintado de un hermoso degradado que va del azul oscuro al naranja más pacífico... Ver esos colores en el cielo me recuerda que he logrado vivir un día más. Todo es tan tranquilo de buena mañana que me hace pensar lo diferente que se tornarán las cosas dentro de unas horas.

Escucho a Nero ladrar a la distancia, rompiendo el silencio matinal. Viene corriendo hacia mí con la lengua fuera. Detrás le sigue Berta, mi compañera, que también viene corriendo en mi dirección. Antes de llegar, reduce el ritmo y me tira las correas de Nero.

-No se las ha querido poner. A ver si tú puedes convencerle y se las pones -Berta empieza a respirar bocanadas de aire más grandes y su respiración agitada se calma a los pocos segundos.

-Dudo mucho que se deje atrapar ahora- Nero corretea a mi alrededor, eufórico.

Después de que Nero confirme que no hay mutantes alrededor, volvemos a la base, dentro de las inmensas fortalezas que rodean la zona 7.

Al igual que todas las fortalezas construidas en cada zona, la zona 7 es un área circular que rodea todas las anteriores a ella. La fortaleza de la zona 7 son unos muros de hierro de 50 metros de alto que rodean, no toda, pero una parte de la zona 7. Aquí es donde viven los refugiados registrados que el SOI lleva aquí, en busca de seguridad y alimento. Ahí entro yo, bueno y Berta también. Nosotros somos los que nos encargamos que no falte de nada dentro de los muros. Transportamos suministros de todo tipo: alimento, munición, medicina, etc. También hacemos guardia si estamos disponibles y nos encargamos de los mutantes que se atreven a merodear el área.

- Solo porque controlan una fortaleza se creen que tienen el derecho de hacer todo lo que les plazca. Se creen muy sabiondos cuando en su puta vida han cogido un arma y se han enfrentado cara a cara con un maldito mutante. Ja, de solo pensarlo me da risa. Se cagarían los pantalones al momento. - Berta se queja de la pequeña reunión de una hora con el insufrible alcalde de la fortaleza de la zona 7.

Nuestra nueva misión es llevar un cargamento de munición hacia la zona 5.

Finalmente, subimos al camión de carga ya preparado y Nero pega un salto para sentarse en el reposapies bajo mis pies. Tras una noche de guardia estoy demasiado cansado para pensar coherentemente, así que le aviso a Berta y trato de echarme una siesta apoyando la cabeza contra el cristal. En cuanto cierro los ojos, caigo en un sueño que identifico al instante. No es un sueño, es un recuerdo.

Al principio, como siempre, no reconozco nada porque veo todo oscuro, pero en cuanto me despego de los brazos de mi madre puedo ver el escenario completo. Mi madre llora asustada, tratando de protegerme en un abrazo desesperado mientras tiembla del miedo. Al girarme puedo ver que la aterroriza tanto. Un Element Aer había creado un huracán gigante que avanzaba ferozmente hacia nosotros. Mi padre, que estaba detrás de nosotros, le decía cosas a mi madre que no podía escuchar por el ruido, pero nos dio un beso a cada uno y después se fue. Comenzó a gritarle algo al Element Aer y él, mandó su huracán hacia donde estaba él, justo del otro lado donde estábamos nosotros. Él corría y corría, pero vi claramente como el huracán le arrastró a su interior. No podía creer lo que veía. De un momento a otro me doy cuenta de que mi madre me estaba sacudiendo por los hombros, buscando mi mirada. Me levantó y comenzamos a correr, hacia el bosque. Y solo entonces aparecieron los militares, después de que mi padre muriera. El Element Aer lo mató, pero nosotros no pudimos matarlo a él. Al recogernos a mí y a mi madre, los militares no hicieron nada, solo huyeron. Entonces lo entendí. Lo indefensos que somos los humanos comparados con esos monstruos.

Un frenazo en seco hizo que me despertara del sueño con un golpe en la cabeza.

-Auch, joder. ¡Eso ha dolido! -le replico a Berta. -¡Bert, pero qué narices...!

Retiro mi mirada, guiándola hacia el frente. Enfoco mi vista y trato de concentrarme en lo que veo. Aun los parpados se me pegan y no puedo abrir bien los ojos y no ayuda que la luz brillante haga que me duela mantener los ojos abiertos.

- ¡Mierda! Leo coge munición y baja YA del coche -ordena Berta entre gritos.

Entonces es cuando me despabilo de verdad, y me fijo en la mega horda de mutantes que tenemos delante. Nero empieza a ladrar ruidosamente y baja del coche siguiendo a Berta. Y mientras yo abro la guantera y saco mis armas de reserva.

Bajo del coche y distingo a lo lejos algo inusual. Hay personas luchando ya contra los mutantes, pero del otro lado. Un hombre; solo hay un hombre luchando cuerpo a cuerpo, pero al observarle detenidamente, es el que más se está cargando a los mutantes y que arte; su estilo de lucha parece una danza hipnotizante. Los giros sincronizados por un rastro de sangre carmesí que si no estuviéramos en esta situación hubiese presenciado atentamente.

Su grupo se queda atrás, apoyando desde la distancia con una metralleta y rifles en puntos estratégicos.

-¡Leo! -me despierta Berta de mi trance mientras lucha cuerpo a cuerpo con un mutante.

Element: Zona 0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora