III.

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Advertencia ⚠️: Este capítulo contiene escenas de violencia explícita y gráfica. Se recomienda discreción.



—Louis no parece entender cómo funciona nuestra comunidad. Faltarle el respeto y agredir a un Alfa es una infracción grave —Harry alzó la voz, su tono firme y lleno de autoridad. Algunos presentes intercambiaron miradas de asentimiento—. Debemos acatar las reglas para que nuestra manada funcione. Ustedes me conocen; saben que estoy dispuesto a escuchar sus inquietudes. Pueden confiar en mí.

Desde la multitud, unas voces se alzaron en apoyo. El Alfa continuó, su tono severo pero claro:

—Para que esto funcione, debemos respetarnos entre todos. —Hizo una pausa—. Louis es nuevo aquí, por eso he pasado por alto algunas faltas de respeto, pero ya saben que a veces es necesario que tome medidas ante una actitud desafiante.

Louis notó el cambio en el ambiente mientras los omegas lo miraban en silencio. Sentía el peso de sus miradas, algunas llenas de una tristeza palpable que se reflejaba en sus ojos, mientras otras estaban cargadas de una desaprobación fría.

—Louis pasará cinco noches en el Cuarto Negro —anunció Harry. Un jadeo colectivo se escuchó, seguido de susurros que empezaron a recorrer la multitud—. Odio tener que imponer castigos, pero es necesario.

Intentó zafarse del agarre, pero el Alfa lo sostenía con firmeza.

El Cuarto Negro se encontraba en el interior de la Casa O. Era un sótano diminuto, apenas un cuadrado de cuatro metros por cuatro, sin ventanas ni luz. Louis sintió un escalofrío al imaginarse los cinco días que pasaría en aquella oscuridad.

Sintió el empuje firme de Harry en la espalda. La luz tenue del exterior proyectaba sombras que bailaban en el rostro del hombre. Mientras avanzaba hacia el interior, no pudo evitar notar la frialdad de la luz contrastada con el calor de la mano de Harry sobre su piel.

Deja de pensar en cuan caliente es. Literalmente.

—Irás al baño en el balde que está ahí. La comida te será pasada por uno de tus compañeros —dijo, su figura recortada contra la claridad de la salida.

Louis se puso de pie, la furia desbordándolo.

—¡Hijo de pu—

Pero Harry cerró la puerta con una firmeza que dejó poco margen para la resistencia.

Louis sintió cómo la oscuridad lo envolvía de inmediato, el silencio pesado aplastando cualquier intento de calma. Se dejó caer al suelo, su respiración rápida mientras su mente trataba de adaptarse a la situación.

El mundo se reducía a la habitación y el constante tamborileo de su corazón. Louis había perdido la noción de los días. Sin ventanas ni rastros de luz, el tiempo parecía desvanecerse, convirtiendo cada minuto en una eternidad sin fin. La ansiedad burbujeaba bajo su piel, pero apretó los dientes y se negó a ceder.

La comida llegaba en silencio, depositada por manos invisibles que nunca llegaba a ver. Louis intentaba mantener su mente ocupada, aferrándose a cada detalle de su vida en libertad como un náufrago a un salvavidas.

Maldijo el momento en que decidió adentrarse en territorio ajeno. Sabía, desde el principio, que estaba cruzando la frontera de un alfa. En lo profundo de su ser, un instinto le advirtió del peligro, pero eligió ignorarlo.

En su camino, se había encontrado con otros lobos, más de los que había esperado en ese frío infernal. Pasó noches acurrucado en cuevas improvisadas junto a otros, alimentándose de conejos y algún que otro ciervo. Sin embargo, el hambre persistía, un vacío constante que no lograba saciar.

En el Territorio del Alfa 〔omega!louis〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora