En cuanto vio la casa vacía, Jonathan supo que algo iba mal. Gritó el nombre de su hijo por los alrededores; fue hasta el río y el pequeño lago secreto que era su lugar favorito. La desesperación aumentó cuando después de dos horas no había rastros del niño.
Finalmente fue hacia el pueblo, gritó y gritó, mientras todos sus conocidos y amigos lo miraban como un loco.
—Jonathan, por Dios. ¿Qué sucede? —le preguntó Marionn Tanner al salir de su casa. —¿Cuando volviste?
—Marionn, mi hijo, no encuentro a mi hijo. No tengo idea de donde está —dijo con desesperación.
—No tiene que estar muy lejos, lo vi en la mañana.
—¿Lo viste? ¿Donde?
—En el sendero del este, el que viene del lado de tu casa. Le dije que fuera a casa. Seguro que se entretuvo en el bosque.
—¿Qué sucede? ¿Qué es este escándalo? —preguntó Ben Tanner.
—Querido, el niño desapareció —dijo Marionn afligida—, ¿donde está Nat? Podrían ayudar a Jonathan a buscarlo.
—Ese hijo tuyo está con el vago del niño Hopkins; le daré una buena surra y le diré que me ayude a buscar. Les aviso si lo encontramos.
—Gracias, Ben, eres un buen hombre —dijo Jonathan, sintiendo remordimiento por primera vez. —Nunca tendría que haberlo dejado solo, jamás debí...
—Vamos, Jonathan, lo encontraremos —dijo Marionn tomando las manos de su amigo. Él las miró y agradeció que estuviera allí.
Ambos y unos vecinos más del pueblo se sumaron a la búsqueda mientras el sol se posaba en la copa de los árboles.
— ¡Green! —gritó Kale Hopkins en medio de la calle, junto a gran grupo de hombres—. Escúchame, Green, quiero que tú y tú hijo se vayan lo más lejos posible de Duskwood, que hagan una vida lejos de aquí. Por eso, te ayudaremos a encontrarlo; te reunirás con tu hijo Jonathan.
- Kale...
La noche había llegado; pequeños grupos se habían dividido para buscar entre el pueblo y el bosque; casi todo Duskwood estaba en la búsqueda del pequeño, del que hace unos días habían tildado de demoníaco y monstruoso, pero en que la pena y desesperación de un padre despertaron lo más solidario y empático de cada uno.
Casi era la media noche, y un grupo de vecinos estaba con Jonathan en la pequeña iglesia planeando la búsqueda en diferentes zonas del bosque.
—Puede haber caído dentro del lago ese cerca de tu casa, —dijo alguien.
No, él sabe nadar desde los siete. Llegaría fácilmente a la orilla —respondió Jonathan mirando un mapa.
—Quizá quedó atrapado en algo y no pudo salir...
— ¡No está en el lago, maldición! Conozco a mi hijo, algo así... ni el lago o el bosque podrían dañarlo, algo más le pasó, lo sé.
Las puertas se abrieron de par en par y Ben Tanner entraba junto a su hijo. Los niños Hopkins y Morris lo seguían detrás, que lloraban inconsolablemente.
—Green, lo lamento tanto —dijo el hombre una vez que llegaron junto a Jonathan.
—Jimmy, que demonios... —dijo Kale que estaba junto a Jonathan.
—Nosotros solo lo atamos; no sabíamos que lo había lastimado —gimoteó Nathaniel.
—¿De qué hablas, niño? —preguntó Jonathan arremetiendo contra el niño, solo detenido por la mano de Ben.
Pero Nathaniel lloraba sin parar; Scotty parecía vacío y ni siquiera hablaba, pero Jimmy era el que peor se veía; no solo eran lágrimas sin fin, el temblor de sus manos, respiración irregular y un murmullo enloquecedor.
—Diles, Jimmy —habló Ben Tanner con apremio— diles lo que me dijiste, niño.
—¡Habla! —gritó Jonathan
— James Hopkins, será mejor que hables ahora o soy capaz de quitarte tu nombre y apellido, y serás un huérfano por el resto de tu vida —dijo Kale sosteniendo la camisa sucia de su hijo, que tras un breve silencio finalmente se quebró.
— Solo era una broma, íbamos a dejarlo atado allí y después lo iríamos a buscar— lloró — .Tu me dijiste que era un monstruo, papá.
Jimmy les contó del engaño de los tres, la escabrosa broma y la herida fatal. Kale solo se disculpó y se retiró llevándose a su hijo consigo; luego se supo del terrible castigo que le había dado al niño, uno de azotes y sangre; el resto fueron directo al bosque con las indicaciones de los niños Tanner y Morris. La oscuridad parecía envolver el resplandor templado de las antorchas que marchaban hacia un destino desesperado. Jonathan iba al frente, esperando encontrar a su hijo en cada árbol y en cada sombra, en cada sonido de aves y respiraciones agitadas; esperaba verlo en los tiernos musgos y suaves crujidos de hojas, deseaba verlo en Nathaniel y Scotty, ellos estar en el de su pequeño, deseaba su hogar y paz, deseaba algo que nunca tuvo y nunca tendrá. Sin embargo, encontró la siniestra soledad de árboles desnudos, vacíos de vida, de alegría; sus esperanzas, su alegría y su vida desaparecieron cuando solo halló esparcido, junto a un árbol, un mar de plumas negras de cuervo negro como aquella noche, una cuerda intacta en las raíces y un saco teñido de sangre.
— ¡Willi! ¡Willi!
El grito doloroso y desgarrador de Jonathan fue algo que jamás nadie olvidaría. Todos lloraron, todos menos él. Estaba vacío, ya no quedaba nada.
Por un tiempo hubo una intensa búsqueda de Williams por el bosque y ciudades aledañas; los ciudadanos de Duskwood sabían que un niño así era fácil de identificar y difícil de olvidar, pero nada. Se perdió la esperanza de hallarlo con vida, así que luego en un respetuoso silencio solo buscaban un cuerpo, así sea un pequeño miembro, o alguna señal de que algún animal se lo haya llevado, pero los cazadores más experimentados aseguraban que allí no había animales tan grandes y peligrosos para tal atrocidad. Luego, solo se murmuraba de vez en cuando el nombre del niño. Temían que algo maligno pasara, temían ser castigados, e incluso algunos llenos de culpa asistían sin falta a la iglesia.
Nunca nadie más supo nada de Jonathan; aquella noche en que perdió a su hijo, desapareció sin decir nada. Abandonó su negocio, su casa y todo lo que alguna vez tuvo. Muchos decían que había vuelto a las minas, otros que se había quitado la vida, otros que seguía buscando a su hijo. Nadie tenía ninguna certeza, pero todos lamentaban la pérdida del carnicero del pueblo.
Pero la gente de Duskwood no tendría paz, pues pronto se encontraron signos extraños en las casas de los agresores del niño; la forma de un cuervo fue pintada como por arte de magia en las puertas de ellos. Y cuando llegó una luna nueva, las familias de los tres chicos desaparecieron, y no se los volvió a ver.
Dicen que la noche en que Jonathan Green sostuvo entre sus manos el saco manchado con la sangre de su hijo, nació la leyenda del Hombre Sin Rostro; muchas vidas fueron tomadas en nombre de la justicia.
Y así, la tragedia de un niño y su padre se convirtió en leyenda, que sigue viviendo hoy día tras día, exigiendo tributo de los pecados cometidos, arrastrándose lentamente por los callejones de Duskwood bajo la atenta mirada de los cuervos en la oscuridad de la noche.
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Buenas!!!!
Espero que hayan disfrutado está historia 😊
Es un poco diferente a lo que suelo escribir pero personalmente me gustó bastante escribirlo; y era una idea que venía pensando hace mucho tiempo.
Creo que por ahora no tengo más historias que contar sobre este universo de HUVED. Por lo que voy a dejar de robar con Duskwood por lo menos dos años jajajjaja chiste chiste.
Por ahora, sólo voy a escribir cosas originales, y si algún día me da el cuero y me animo,tal vez, publique algo por estos lados.
Si de casualidad pasando el tiempo llego a tener alguna idea con Moonvale, que no queda duda que también lo voy a traer para este lado jajajaBueno, eso es todo.
Fue un hermoso viaje.
Espero que les haya gustado, y nos leemos la próxima.
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Medianoche en Duskwood
Short Story¿Cómo, donde y porqué nacen las leyendas? Estas son las preguntas que quizá alguna vez al se hizo. En Duskwood existen muchas historias y leyendas, pero ninguna tan oscura y cruel como la que se relata en estás páginas. Seguro que leíste sobre la...