Capitulo 9

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POV __________:

Después de salir del escenario, fui testigo de cómo Simón y Teodoro enfrentaban la realidad de no tener a Alvin con ellos. La sorpresa en el público era evidente, y mi corazón se apretó al escuchar sus palabras.

Simón: Hola a todos, nuestro hermano Alvin no pudo estar aquí —dijo Simón, y el público reaccionó con asombro.

Teodoro: Nunca hemos cantado sin Alvin, y no empezaremos ahora. No puede haber solo dos cerditos, solo dos mosqueteros, tampoco puede haber solo dos ardillas. Gracias.

El público comenzó a abuchearlos rápidamente mientras ellos salían del escenario. Mis amigas y yo los mirábamos con compasión, sintiendo el peso de lo que acababa de ocurrir. Alvin había llevado las cosas demasiado lejos esta vez.

Ian, por otro lado, parecía disfrutar de la situación. Se acercó con una sonrisa confiada.

Ian: ¿Oyen eso, chicas? Ese es el sonido del éxito —dijo, mirando al público que ahora parecía estar más entusiasmado con la victoria de las Arditas.

Directora: Imagino lo desolados que están los admiradores de las Ardillas. Supongo que la victoria será para las Arditas —dijo, y el público estalló en aplausos. Pero para mí, la victoria no se sentía bien. Sentía que nos la habían regalado, y aunque habíamos ganado, la decepción por lo que Alvin había hecho me pesaba.

Ian subió al escenario, llamándonos con entusiasmo.

Ian: ¿Qué esperan? ¡Vengan! —Las cuatro nos miramos entre nosotras, compartiendo un sentimiento de incomodidad.

Eleanor: Sí, tenemos que ir —dijo Eleanor, y nos tomamos de las manos para saltar al escenario. Saludamos a todos y agradecimos, pero la celebración se sentía vacía. Mientras el público aplaudía, mi mente estaba en otro lugar.

Cuando todo terminó y la gente se marchó, mis amigas, no tan motivadas, se fueron con Ian. Les pedí un tiempo a solas porque sabía que tenía que solucionar un asunto. Ian asintió a regañadientes, y mis amigas se adelantaron junto a él.

Esperé un rato, sabiendo que Alvin aparecería tarde o temprano. Finalmente, lo vi llegar, buscando a sus hermanos con ansiedad en sus ojos.

Alvin: ¡Hola chicos! ¡Aquí estoy! ¿Chicos? —dijo Alvin, desesperado por encontrarlos.

________: Ya se fueron, Alvin —dije, poniéndome frente a él—. Ya todos se fueron.

Alvin: Jamás me lo perdonarán...

________: Sí, en eso tienes razón. Esta vez sí te pasaste, Alvin, y no creo que puedas solucionarlo fácilmente. Los defraudaste, y la verdad, también me defraudaste a mí. Yo... te consideraba diferente, pero tal vez eres igual que Ian: egoísta, alguien que solo piensa en sí mismo —dije, sintiendo la decepción en cada palabra. Estaba por irme, pero me detuve por un momento—. Por cierto, queríamos ganar, pero no así. Buenas noches, Alvin —dije, y me fui, dejando a Alvin solo con sus pensamientos.

Alcancé a mis amigas, y juntas emprendimos el camino de regreso a casa. El eco de nuestros pasos resonaba por los pasillos vacíos, y aunque normalmente habríamos conversado y reído después de una victoria, esta vez reinaba un silencio incómodo. Cada una de nosotras estaba sumida en sus propios pensamientos, y las miradas que intercambiábamos eran tristes, reflejando la desilusión que compartíamos.

Habíamos ganado, sí, pero la victoria no traía consigo la alegría que esperábamos. En lugar de eso, nos dejó con un sabor amargo, como si el triunfo hubiera perdido todo su valor. La euforia que debería acompañar a un momento así había sido reemplazada por un peso en nuestros corazones, una sensación de que algo se había roto y no podía repararse fácilmente.

Eleanor, que siempre era la primera en tratar de animar el ambiente, caminaba en silencio con la cabeza baja. Brittany, normalmente tan fuerte y decidida, tenía los labios apretados, como si estuviera conteniendo las palabras que no podía pronunciar. Jeanette, siempre sensible a las emociones de los demás, nos observaba a todas con una preocupación silenciosa, pero incluso ella parecía no saber qué decir.

Finalmente, llegamos a casa, y la familiaridad del lugar nos dio un pequeño consuelo, aunque no lo suficiente para levantar nuestros ánimos. Entramos en silencio, sin la habitual energía que nos caracterizaba. Brittany se volvió hacia nosotras con una expresión que intentaba ser firme.

—Vamos a descansar —dijo en voz baja—. Mañana pensaremos en lo que sigue.

Asentimos en silencio, cada una inmersa en sus propios pensamientos. Mientras me dirigía a mi habitación, no podía dejar de pensar en Alvin, en lo que había hecho, y en las consecuencias de sus acciones. La decepción seguía pesando en mi pecho.

Nos habíamos enfrentado a una situación difícil, y aunque habíamos salido victoriosas en un sentido el hecho de ver a nuestros contrincantes afectados por la desilusión de que uno de sus hermanos les fallo ,traicionando su lealtad ,realmente nos hizo compadecerlos .

Me dejé caer en el sofá, sintiendo cómo la tensión del día finalmente comenzaba a aflojarse. El peso de todo lo que habíamos vivido parecía asentarse sobre mis hombros, y aunque el cansancio me envolvía, mi mente no dejaba de girar, repasando una y otra vez los eventos que habían transcurrido. La decepción, la amargura, y la tristeza se mezclaban en un torbellino de emociones que no podía ignorar.

Sabía que no sería fácil superar esto, que la herida que Alvin había causado no sanaría de un día para otro. Pero también sabía que no estaba sola en esto. Mis amigas y yo habíamos enfrentado este desafío juntas, y encontraríamos la manera de seguir adelante. Sin embargo, no podía evitar que mis pensamientos volvieran a Alvin.

A pesar de lo que había hecho, de cómo había defraudado a sus hermanos y a todos nosotros, no podía olvidar la expresión en su rostro cuando me enfrenté a él. Había algo en sus ojos, una mezcla de preocupación y arrepentimiento, que me hacía dudar. Alvin siempre había sido impulsivo, a veces egoísta, pero en el fondo, yo quería creer que aún había algo bueno en él, algo que lo impulsaría a intentar enmendar su error.

Mientras me hundía en el sofá, dejé que mis pensamientos divagaran hacia Simón y Teodoro. Sabía que estaban heridos, que la traición de Alvin había dejado una marca profunda en ellos. Pero también sabía que eran hermanos, y que el vínculo que compartían era fuerte.

En mi interior, esperaba que Alvin no estuviera completamente solo en esto, que sus hermanos pudieran encontrar la manera de perdonarlo con el tiempo. Después de todo, todos cometemos errores, y aunque algunos son más difíciles de perdonar que otros, quería creer que la familia era lo suficientemente fuerte para superar cualquier obstáculo.

Cerré los ojos, tratando de encontrar un poco de paz en medio de la tormenta de pensamientos. A pesar de todo, una parte de mí seguía esperando que Alvin pudiera redimirse, que pudiera demostrar que no era solo el chico impulsivo y egoísta que había mostrado ser.

Mientras me iba quedando dormida, el último pensamiento que cruzó mi mente fue un deseo sincero de que Simón y Teodoro pudieran encontrar en su corazón el perdón que Alvin tanto necesitaba. Porque, al final del día, la familia era lo único que importaba realmente, y esperaba que Alvin y sus hermanos pudieran encontrar el camino de regreso el uno hacia el otro.

Con ese pensamiento en mente, cerré los ojos, permitiendo que el agotamiento me llevara al sueño.

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⏰ Última actualización: Aug 09 ⏰

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Armonías del Corazón (Alvin y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora