—¿Está segura?
—Ya te dije que sí, ¿cuántas veces quiere que se lo repita?—respondió Eva de forma cortante
Era bastante obvio para ella que tenían que hacer eso, el dinero ya se lo habían gastado en otras cosas, entre gasolina, ropa, comida y todavía iban a necesitar más y ese no era el momento adecuado para usar sus tarjetas de crédito porque seguramente la policía estaría atenta para irlos a buscar en cuanto pagaran con alguna de ellas. Era la única opción para obtener dinero suficiente para huir, a dónde fuera, aunque entre más lejos mejor y entre más lejos, más costo.
Pero para Benito no era obvio, era casi un juego pero no parecía hacerle ningún efecto esa clase de respuestas, sino que le parecía hasta divertida la forma en la que Eva solía hablar, muy pocas veces le había tocado tratar con una mujer tan fuerte y de todas maneras él sabía que en el fondo ella era en realidad muy tierna y hasta a veces un poco frágil.
—Pues entonces ¿que esperamos?—respondió sonriendo en forma traviesa
Entonces los dos avanzaron, se acomodaron los sombreros y le apuntaron con las pistolas de agua al encargado del mini-super, quien se quedó inmóvil
—Necesitamos que abras la caja fuerte—ordenó Eva
El encargado dudó un poco pero después se dirigió al fondo del pasillo y se inclinó para teclear los dígitos de la clave.
—¡Alto allí hijo!—dijo Benito cuando notó que un chico se movía en el pasillo de a lado, quien por más que trató de mantenerse en silencio, en un descuido, tiró una lata de chiles en escabeche y optó por levantar las manos mientras Benito le apuntaba
—Rápido, a ver a qué horas...
—Ya está, ya está señora, tranquila
—Haste para allá
El encargado se hizo a un lado y Eva abrió la caja y empezó a sacar el dinero y ponerlo en la maleta "moderna" que Benito se había comprado.
—Lléveselos al baño—dijo Eva cerrando la maleta
—¿Al baño? ¿Para qué?—preguntó Benito
—¿Como para qué?
—No quedamos en eso
—Improvisamos
—¿Usted? ¿Improvisar? Ja
—Usted es el que no puede improvisar
—Yo soy un experto improvisando
—Pues entonces métalos al baño
Benito les ordenó moviendo la pistola y señalando el baño hasta que ambos se metieron
—Vámonos ya—dijo ella viendo a Benito regresar del baño
—No, véngase acá—dijo él
—No, ya vámonos
—La policía no tarda en llegar ¿Quiere que nos atrapen a media calle de aquí?
Eva reconoció que Benito tenía razón, sería mejor quedarse adentro y ver qué sucedía. Casi llegando a la puerta de la pequeña bodega de escobas y cosas de limpieza oyeron las patrullas así que se apresuraron a entrar, aunque apenas cabían y cerraron con seguro.
Unos minutos después llegaron dos policías. Alguien había presionado el botón de alarma pero no había nadie. Empezaron a revisar y encontraron en el baño al encargado y a un chico ligeramente asustados pero al mismo tiempo sorprendidos.
Aguirre llegó como diez minutos después, moviendo su bigote de un lado a otro y tocándose la barbilla con una mano. Se acercó después de que terminaron de tomar las huellas digitales y revisó la caja fuerte pero no encontró nada fuera de lo normal. Revisó los pasillos, el refrigerador y la lata de chiles tirada en el piso y después habló un poco con los dos sujetos que estaban encerrados en el baño pero mejor hizo que se los llevaran en una patrulla para entrevistados en la estación de policía para levantar un reporte formal.
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Doña Eva y don Benito
RomanceDoña Eva y don Benito tienen casi setenta años de edad. Llegan a un asilo únicamente por una temporada pero cuando se conocen, sus vidas cambian y terminan en situaciones que nunca se imaginaron que estarían a esas alturas de sus vidas y huyendo de...