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— Entonces, ¿sabes jugar al béisbol?

Peter levantó la vista desde los cordones de sus
zapatos, sus ojos marrones que se conectaban con los dorados de Alice. La chica le sonreía suavemente, como si no quisiera asustarlo hablando con él.

— Sé cómo jugar, simplemente no soy muy bueno — responde Peter, dándole a Alice una cálida sonrisa. Junto a él, Rosalie está tensa, como si estuviera esperando que Alice intentara hacer algo.

— Entonces tenemos que ir a tus partidos de fútbol en algún momento — afirma Alice, y Rosalie abre la boca para responder, pero el vampiro ya la estaba golpeando en el hombro — Dios mío, Rosalie, no estás planeando guardarlo para ti, ¿verdad? — Rosalie frunció el ceño, con dos pequeñas arrugas formándose entre sus cejas.

—No, pero normalmente se supone que la persona debe invitarte a sus juegos.

— ¿Cuándo he sido normal? — Alice pregunta, sin exaltarse por las palabras de Rosalie. Entonces, Alice volvió a mirar a Peter — ¿Te importa si Jasper y yo acompañamos a Rosalie en uno de tus juegos?

— Alice...

— Claro que puedes — respondió el humano, y los ojos de Rosalie se aferraron a un lado de su cara. Peter luchó contra un rubor y continuó mirando a Alice — Solo asegúrate de no hacer nada que me avergüence.

— ¿Entonces sin carteles?

— Por favor, no lo hagas — pidió, y Alice se rió una vez más.

— Me gusta, Rose — Comentó la castaña, girando y dándole a Rosalie una mirada significativa. Luego se dió la vuelta y se alejó hacia Jasper con pasos de bailarina de ballet.

— Ahora lo has hecho — dice Rosalie, y no parece molesta como cuando Alice estaba cerca. Peter observa cómo Rosalie aleja su cuerpo de su lado para que esté de pie frente a él.

— Estás permitiendo su adicción.

— ¿Su adicción?

— Su adicción a hacer que la vida de Edward y yo sea más difícil  — siguió Rosalie, y luego sonrió suavemente. Algo dentro de el chico se relajo con la sonrisa de Rosalie. Era el tipo de sonrisa sobre la que la gente escribía historias y el hecho de que estuviera dirigida a él fue suficiente para hacer que sus pulmones colapsaran.

— Dijo que le gusto — comentó Peter, un poco engreído.

— A Alice también le gusta Bella — se burló la rubia, y algo oscuro brilla en sus ojos cuando dice el nombre de Bella. Como si el nombre fuera un recordatorio de algo terrible. Al abrir la boca, Peter es cortado por la voz de Esme.

— Edward, ¿es lo que escuchamos? — Levantando la mirada, Peter observa cómo Bella y Edward se dirigían hacia su pequeño grupo en el campo a unas pocas millas de la casa de Cullen. Bella estaba vestida como él, con un impermeable, una camisa térmica, vaqueros y guantes.

— Bella estaba siendo involuntariamente divertida — respondió Edward, con su brazo suavemente a lo largo de la cintura de Bella. El cuerpo de Peter se endureció, y como si sintiera su cambio de estatura, Rosalie se agarró de su bíceps y lo apretó suavemente.

— Bueno, llegas tarde — dijo Alice, dándole a Edward una ligera mirada poco impresionada.

— Lo siento — respondió Edward, y por la sonrisa en su cara, no parecía arrepentirse en absoluto.
Un trueno estalló en el cielo, parpadeando a su alrededor como si alguien estuviera encendiendo y apagando un interruptor de luz. Saltando ligeramente al sonido, Peter escuchó a Rosalie reírse suavemente de su expresión asustada.

love of my no-life - Rosalie HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora