Mi Capitán, Trafalgar Law ( Tu x Law )

La derrota de BigMom - Cap. 117

La pelea era intensa en el patio central. Mientras _____ se mantenía al margen de aquella batalla, no solo porque se lo había ordenado Law, sino porque ya no tenía las capacidades para seguir luchando. Lo único que estaba dentro de sus posibilidades era, de vez en cuando, lanzarse en picada para salvar a alguien. Law, debido a su habilidad, no tendría problemas. El que sí los tenía era Kidd.

Kidd, con su cuerpo cubierto de heridas y su energía disminuyendo rápidamente, se encontraba entre la espada y la pared. Su fuerza bruta y tenacidad lo mantenían en pie, pero estaba claro que no podía seguir mucho más tiempo. Law, por otro lado, se movía con precisión, utilizando su poder para teletransportarse y atacar con una eficacia letal. No dejaba por ningún punto ciego. Algo que le asustaba a BigMom.

BigMom rugía con furia, lanzando ataques devastadores con su espada Napoleón y  Prometheus. Sus golpes eran tan poderosos que el suelo se rompía bajo sus pies, y los alrededores del castillo temblaban con cada embate.

Kidd logró formar una imponente armadura en forma de toro contra BigMom. Con una fuerza brutal, la embistió, pero BigMom, imperturbable, agarró los cuernos de la bestia metálica, enfrentándose a Kidd en un feroz forcejeo. Ambos empujaban con todo su poder, conscientes de que el primero en ceder sería derrotado.

— ¡Muere de una vez! —gritó Kidd, con una gran sonrisa en su rostro. Con un último empujón, lanzó a BigMom por los aires, haciendo que chocara violentamente contra una parte del castillo.

—¡JEFE KIDD!

—¡LO LOGRÓ!

—¡GENIAL!

No muy lejos de la batalla, los piratas de Kidd, sus nakamas, celebraban la aparente victoria. Bepo, Penguin y Sashi, junto a otros aliados, saltaban de alegría al pensar que BigMom había sido derrotada.

— ¿A que duele, vieja de porquería? —dijo Kidd, escupiendo sangre al suelo con desprecio. En ese momento, Law apareció usando su habilidad.

— Eh, Eustass-ya... Ya van dos veces. Tras mi potente ataque, lanzas uno más llamativo y te crees el vencedor. ¡Que no soy tu telonero! —gritó Law, molesto.

— ¿Qué importa? ¡No digas babosadas! —respondió Kidd, irritado.

— ¿Por qué no la atacas primero? —dijo Law con una sonrisa burlona.— ¡Dale un buen golpe y yo lo acabaré!

—¡No me digas qué hacer! ¡Mi arma secreta será la que acabe con la vieja!

—¿Qué será esa arma secreta? ¿Un hipopótamo? ¿Un elefante? —preguntó Law, mirando el toro mecanizado de Kidd con escepticismo.

— ¡Cállate! ¡No tengo por qué decírtelo!

En ese momento, _____ descendía desde las alturas y se dirigió hacia los dos muchachos.

— ¡¿Pueden dejar de pelear?! ¡Después se quejan! —dijo _____, colocándose entre ambos.—Tenemos a una Yonkou ahí enfrente. Nos va a matar a todos si no hacemos algo.

—¡Tú cállate, maldita enana exhibicionista! —respondió Kidd.

— ¡Te dije que no la llamaras más así! —intervino Law, enfurecido.

La tensión entre los tres crecía mientras BigMom, aún llena de furia, comenzaba a levantarse entre los escombros, lista para continuar la batalla.

Los tres miraban impresionados cómo BigMom se levantaba como si nada para hacerles frente, pero algo los dejó atónitos. Estaba sangrando profusamente tanto por la nariz como por el cuerpo, y no solo eso, también tenía su brazo derecho completamente roto.