Carta N° 5

47 13 19
                                    

En el abismo de tu silencio, me perdí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En el abismo de tu silencio, me perdí. La conexión que prometiste se desvaneció como humo en el viento. Me interesas, me dijiste, pero tus palabras fueron solo un espejismo en el desierto de mi alma. Te busqué en la oscuridad, llamé a tus puertas, pero solo encontré el eco de mi propia voz.

¿Podemos ser amigos?, me preguntaste, y yo, desesperada por no perderte, acepté. Pero ahora, me pregunto: ¿qué amistad puede nacer de la ceniza de un amor que nunca fue? Tu ascenso como autor es solo un reflejo de la distancia que nos separa. Me pregunto si alguna vez me leíste realmente, o si solo fui un personaje en tu historia. Dejo que mis palabras se desvanezcan en el aire, como las promesas que nunca cumpliste.

Y sin embargo, sigo aferrada a los recuerdos de lo que pudo haber sido. Las palabras que nunca te dije, los gestos que nunca te hice, los susurros que nunca te susurré. Todo queda suspendido en el aire, como una melodía que se desvanece en la nada. Me pregunto si alguna vez te detuviste a pensar en mí, si alguna vez te preguntaste qué fue de aquella mujer que te interesó. O si simplemente fui un capítulo cerrado en tu historia, un personaje que ya no tiene relevancia. La verdad es que sigo aquí, en este limbo de emociones, esperando a que algo cambie. Pero el tiempo pasa y tú sigues subiendo, dejándome atrás en la oscuridad. Y yo sigo preguntándome: ¿qué fue de aquel amor que nunca fue?

Y cuando las lágrimas se agotan, me quedo con la pregunta: ¿qué hice mal? ¿Fue mi amor demasiado intenso, mi pasión demasiado abrumadora? ¿O simplemente no fui lo suficientemente interesante, lo suficientemente digna de tu atención? Me torturo con los 'qué hubiera pasado si' y los 'por qué no'. Pero la verdad es que no hay respuestas, solo el eco de mi propia voz en la oscuridad.

Y sin embargo, sigo aquí, en este lugar de espera, donde el tiempo se detiene y el amor se desvanece. Donde la única verdad es que te perdí, y que no sé cómo recuperarte. O siquiera, si quiero recuperarte. Quizás lo que quiero es simplemente entender, entender por qué te fuiste, por qué me dejaste atrás.

Pero al final, me doy cuenta de que cometí un error. Un error de dignidad, de autoestima. Me aferré a tu voz, a tu presencia, como si fuera lo único que me daba vida. Y en ese aferramiento, perdí mi propia esencia. Me convertí en una sombra de mí misma, solo para escuchar tu voz, solo para sentir tu presencia. Y eso, eso es lo que más me duele. No tu partida, sino mi propia rendición.

Y ahora, me quedo aquí, sola en la oscuridad, rodeada de las sombras de lo que pudo ser. La voz que una vez me hacía vibrar, ahora es solo un eco lejano, un recuerdo de lo que perdí. Me pregunto si algún día podré encontrar mi dignidad de nuevo, si podré aprender a amarme a mí misma sin necesitar la validación de otros. Pero hasta entonces, me quedo aquí, sumida en la tristeza, recordando lo que pudo ser, lo que nunca fue.

•••••••••••••••••••

Este es el primero 😬

Contexto:

El contexto de este texto es el desamor y la reflexión posterior. Escribí esto tratando de entender qué pasó en la relación y por qué la otra persona se fue. Por mucho tiempo estaba intentando encontrar respuestas a preguntas como "¿qué hice mal?" o "¿fue mi amor demasiado intenso?", pero al final me di cuenta de que no hay respuestas, solo el eco de mi propia voz en la oscuridad.

También estaba luchando con mi propia dignidad y autoestima, y me sentí culpable por haberse aferrado tanto a la otra persona. En su tiempo estaba tratando de superar el desamor y encontrar una nueva perspectiva, pero todavía me encontraba en el proceso de reflexión y descubrimiento.

El tono del texto es melancólico y reflexivo, con un toque de tristeza y nostalgia, porque realmente así me sentía. Cuando lo escribí estaba mirando hacia atrás y tratando de entender qué pasó, pero también estába empezando a mirar hacia adelante y a pensar en cómo puede seguir adelante.

Prácticamente, este poema fue una
semi despedida.

Susurros del ama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora