La luna era su musa, su amor, su obsesión. El lobo la miraba cada noche, con ojos llenos de anhelo y deseo. Quería alcanzarla, tocarla, pero sabía que era imposible.
"¿Por qué te escondes de mí?", le preguntaba el lobo a la luna. "¿Por qué me haces sufrir con tu belleza y tu lejanía?"
La luna no respondía, pero el lobo sabía que era porque ella era inalcanzable. Era un amor imposible, un amor que estaba condenado desde el principio.
Pero el lobo no se rendía. Cada noche, subía a la montaña más alta y aullaba a la luna, esperando que ella lo escuchara y se apiadara de él.
Y aunque la luna no respondía, el lobo sabía que ella lo escuchaba. Lo sabía porque sentía su presencia, su energía, su amor.
"Te amo, luna", le decía el lobo, con todo el corazón. "Te amo, aunque seas inalcanzable. Te amo, aunque seas imposible."
Y la luna, en su silencio, parecía decir: "Yo también te amo, lobo. Yo también te amo, aunque seas un animal salvaje y yo sea un cuerpo celestial. Yo también te amo, aunque sea un amor imposible."
Así que el lobo y la luna continuaban su danza su juego de amor y deseo. Un juego que nunca terminaría, un amor que nunca moriría.
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Susurros del ama
PoetryUn viaje a través de las emociones humanas, donde el amor y el desamor se entrelazan en versos que tocan el alma. Palabras que brotan del corazón, susurrando secretos y sentimientos que nos hacen vibrar. En este poemario, el amor es el hilo conducto...