—Misiva a los agotados, golpeados y condenados...
Una niña hurgaba en las cosas de sus padres a costa de ser descubierta y luego castigada por lo que queda del año: una semana.
No es que fuera mal portada o una rebelde sin causa, solo es una niña de ocho años con ganas de saber que es lo que pasa a su alrededor, además de que le gustaba entrometerse en aquello que le generaba curiosidad. Como un sexto sentido que hacía que sus piernas se movieran solas.
—Papi dijo que no tocara sus cosas. —Se puso a recordar la advertencia de su progenitor—. Pero papi también se come los mochis de mami a escondidas.
Si su padre no respetaba el tesoro sagrado de su madre, ella, como su hija, seguiría su ejemplo y no haría caso a los deseos de otro. Sería una buena hija siguiendo el mal ejemplo de su papá, sonaba horrible pero su cabecita traviesa no pensaba en las consecuencias.
—De seguro es una carta de papi para mami en su época de colegio. —Se rio entre dientes. No quería ser atrapada tan pronto.
«Si alguna vez esta carta es revelada quiero que sepan que por más que adviertan que no lo hagas, es importante voltear hacia atrás de vez en cuando. Acordarse de cada mirada y sonrisa llena de compasión, clamor y amor, ¿y por qué no? también de aquellos que nos dieron la espalda, se burlaron y agredieron.
Desde que entendí que la vida te manda pruebas en forma de golpes, decepciones y tragedias, tuve que empezar mi largo viaje.
Dolor, el odio, resentimiento; es importante experimentar una pequeña ración para no tener que vivir a base de ello. No es malo odiar, la envidia es humana y, por supuesto, llorar te hace más fuerte, solo no dejes que te dominen como a Werther con la pasión. Es lo peor que a uno le puede pasar, piénsalo un poco: ¿vivirías tu vida quejándote que tu vecino tiene un mejor carro que el tuyo?
Nunca imaginé escribir lo anterior, es más, puede sonar pretencioso lo que digo, pero si tienes miedo de sentirte así, siempre habrá alguien dispuesto a pelear tus peleas. Solo tienes que mirar hacia atrás o, si tienes suerte, al costado de tu cama.
Sí, crecemos a base de dolor pero no define quienes somos ni lo que seremos. Tienen que entender que siempre nos reconstruimos a base de raciones de felicidad, masas de buenos momentos y espero de todo corazón que encuentren el ingrediente principal de la receta.
Por como dije al comienzo, son pruebas y las pruebas no duran para siempre. Son momentos, instantes a los que, clamo ahora, debemos superar. Ruego por ustedes y espero que ustedes lo hagan también por mí que sigo por el mismo camino, aunque mucho menos turbulento como lo fue en el inicio y nudo de mi historia.
No se preocupen tanto por mí, alguien me encontró y puso fin a esos momentos. Y como tengo esa manía de ayudar, les diré lo mismo que ella me dijo cuándo estaba a punto de detenerme: en donde quiera que estén, ahí estaré. Listo para salvarlos...»
—¿Qué estás haciendo, Haruki?
—Oh, oh, plan de escape número quinientos cuarenta y tres.
La voz de su padre resonó en la habitación, dando la alerta de emergencia para escapar. Cosa que le resultaría imposible para su todavía pobres habilidades.
—Esta vez no te permitiré salir por la ventana. —Su hija empezó a flotar con dirección al exterior—. Estamos en el piso cincuenta, Haruki, por dios, no me hagas tener que salir a buscarte de nuevo.
—¿Por qué no? La última vez fue divertido. —Dijo, deteniéndose.
—Lo fue al principio.
—Tengo razón. —Infló las mejillas, a la vez que cruzaba los brazos. Un poco indignada de que su padre no quiera perseguirla.
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ANTITÉTICO: Las Penurias De Deku
FanfictionYa retirado, decide ir al nombramiento del nuevo top 3 de héroes de Japón sin saber que sería una prueba más contra su firme resolución. El cielo nocturno, cigarrillos, alcohol, una conversación y un mito, una leyenda. Quizás el romance lo acompañe...