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Presente. Punto de vista de Yujin

Qué día tan largo había tenido hoy, sin duda. Era bastante tarde porque tuve que quedarme unas horas extra en el trabajo por algunos problemas que surgieron. Suspiré abatida mientras caminaba por el largo y vacío pasillo. El sonido de mis zapatos resonaba en medio del silencio, lo que me provocó un repentino escalofrío. Cerca del ascensor, me encontré con unos colegas con los que me llevaba muy bien, a pesar de que me sacaban unos cuantos años.

— ¡Hey, Yujin! — habló el más alto, Keeho, captando inmediatamente mi atención. Tenía una expresión de preocupación, y fruncí un poco el ceño al darme cuenta de que algo andaba mal.

Sin dudarlo, me detuve justo frente a él y a Minji, quien estaba a su lado con la misma expresión, incluso parecía pensativa.

— Hola, ¿pasa algo? — pregunté mientras mi vista alternaba entre Keeho y Minji.

— Últimamente no hemos visto a Jeonghan venir al trabajo y tampoco responde las llamadas... ¿Tú lo has visto? — Minji respondió con una voz suave y llena de preocupación, cruzando los brazos.

Inmediatamente comencé a revisar en mi mente, buscando la imagen de su rostro y la última vez que lo había visto. Suspiré, negando con la cabeza, y ellos me miraron con algo de decepción al saber que no había noticias.

— ¿Les dijo algo antes de desaparecer? — pregunté con cautela.

— No... nada... — respondió Minji.

Solo pude quedarme en silencio, mirando a ambos con cierta preocupación.

— Está bien, gracias, Yujin — se apresuró a decir Keeho, esbozando una pequeña sonrisa débil.

Asentí ligeramente con la cabeza, dándole una señal de que no se preocupara, y me despedí con un ligero murmullo antes de reanudar mi caminata por el extenso pasillo, dejando a los dos atrás.

Por alguna razón, sentía un extraño sentimiento en el pecho que no podía identificar del todo, pero era inquietante. Después del breve encuentro con Minji y Keeho, me quedé pensando en lo que le habría pasado a Jeonghan para desaparecer de repente.

Mis ojos recorrían el pasillo con una mirada ligeramente cansada y pensativa hasta que finalmente entré al baño, que, para mi sorpresa, estaba igual de silencioso que el pasillo por el que acababa de caminar. Ignoré esto y me quedé parada frente al espejo, revisando mi rostro y asegurándome de que mi maquillaje no se había corrido.

De repente, la luz del baño parpadeó por unos segundos. No pude evitar fruncir el ceño, extrañada, pero lo dejé pasar y continué con lo mío. La tranquilidad no duró mucho cuando mi nariz captó un olor... extraño... metálico. Mis ojos divisaron el reflejo de una sombra oscura agachada en el otro extremo del baño junto a lo que parecía ser el cadáver de un colega. Por un momento, me quedé sin aire al ver aquella escena y abrí los ojos con horror, deseando salir corriendo de allí. Mi corazón dio un vuelco cuando hice contacto visual con aquella sombra. Me quedé helada al ver los brillantes ojos rojos de esa persona o lo que fuera.

Mi instinto me gritaba que huyera, pero mis piernas no respondían a las órdenes de mi cerebro. Finalmente, después de unos segundos, reaccioné y lo primero que hice fue correr lejos del baño.

El miedo estaba presente en mi cuerpo, a pesar de lo lejos que estaba del baño, y no podía quitarme de la cabeza aquellos ojos rojos... Aquella figura se parecía a la de Jeonghan, al igual que su rostro. Me decía a mí misma que solo era una ilusión, pero la sangre, el olor y todo lo que había percibido me obligaban a aceptar que lo que había visto era real.

Al cabo de unos momentos, me encontraba en la acera, jadeando tras haber corrido por todo el edificio. El sudor frío recorría mi frente y mis piernas estaban agotadas. Me tomé unos momentos para recomponerme, recordando nuevamente los sucesos y asimilándolos con el sueño que había tenido al despertar. Todo era realmente extraño e inquietante. Intenté ignorar lo que acababa de presenciar mientras caminaba apresuradamente por la acera, rogando a Dios llegar sana y salva a casa lo antes posible.

Eran aproximadamente las 12:35 a.m. Sin duda, era bastante tarde. Mis pies se movían frenéticamente por la acera, desplazándome por las calles vacías y frías, que me llenaban de incertidumbre. Solté un suave y tembloroso suspiro lleno de cansancio, siguiendo mi camino con las manos en los bolsillos de mi chaqueta y la cabeza en alto, observando cada rincón del lugar, aún intranquila y con la guardia alta por lo ocurrido en los baños.

En medio de mis pensamientos, los ladridos de un perro lograron asustarme. Lo miré, viendo lo alterado que estaba. Me extrañó, ya que no parecía alterado por mi presencia. No le di importancia y seguí caminando, intentando ignorar la incertidumbre que tenía en el pecho y la sensación de ser observada a cada paso que daba.

Esto no me gustaba para nada...

De repente, mientras caminaba, sentí la presencia de alguien a mis espaldas y resistí la tentación de mirar hacia atrás. Mis pasos se volvieron más apresurados, al igual que mi respiración. Apreté la tela de mi chaqueta, presa del miedo que sentía en ese momento.

Me sobresalté al sentir una mano en mi hombro izquierdo, obligándome a detener mi caminata. Me preparé mentalmente a pesar de los pensamientos y emociones que invadían todo mi ser. Solté un suspiro tembloroso antes de darme la vuelta, intentando mantener mi fachada seria y tranquila.

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⏰ Última actualización: Sep 15 ⏰

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The cold night  |  AnnyeongzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora