Capitulo11

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Pasaron dos días después de lo sucedido, y James habló con el director Dumbledore, contándole todo lo que había ocurrido. Mientras tanto, Cassandra observaba a su hermano, expectante. Lo que Harry había demostrado nunca antes lo había visto, y le preguntó sobre lo que sucedió, pero Harry evadió la pregunta.

En lugar de responder, Harry cambió de tema. "Cuéntame sobre tu vida, Cassandra. ¿Tienes amigos?" Cassandra se alegró de la pregunta, y justo en ese momento aparecieron Ron y Hermione. Rápidamente, Cassandra presentó a su hermano a sus amigos, quienes a su vez se presentaron.

Harry les sonrió, pero detrás de su sonrisa analizaba al dúo. Al observar a Ron, pudo leerlo como un libro: egoísta, ambicioso, hipócrita, y más. Lo más molesto era cómo Ron miraba con lascivia a Hermione y a su propia hermana. Harry sospechaba que James, en complicidad con Dumbledore, había creado un contrato de matrimonio para Cassandra y este chico.

Harry chasqueó los dientes, molesto. Iría a Gringotts para investigar y anular dicho contrato si existía.

Luego, dirigió su mirada a Hermione, viendo una niña preciosa, obstinada, perfeccionista y una amante de los libros. En ese instante, aparecieron sus libros, flotando a su alrededor. Esto asombró a Ron y a Hermione, pero más a Ron, que se quedó boquiabierto al ver el libro dorado que parecía hecho de oro. Hermione, por su parte, estaba impresionada, ya que no sabía que existían ese tipo de libros.

Ron, con los ojos brillando de avaricia, exclamó, "¡Ese libro parece hecho de oro! ¿Cómo lo conseguiste?"

Harry le lanzó una mirada fría antes de responder con calma, "Son reliquias antiguas. Algo que no te concernirá."

Hermione, con un destello de curiosidad en los ojos, preguntó, "¿Qué clase de libros son esos? Nunca he visto algo así."

Harry asintió ligeramente. "Son libros muy especiales y únicos. No se encuentran en ninguna biblioteca."

Cassandra, viendo la tensión en el ambiente, intentó suavizar la situación. "Harry, Ron y Hermione son mis mejores amigos. Han estado conmigo desde el primer año aquí."

Harry esbozó una sonrisa forzada. "Es bueno saber que tienes amigos que te apoyan, Cassandra."

Mientras tanto, la presencia de los libros flotando alrededor de Harry aumentaba la incomodidad de Ron y Hermione. Cassandra, aunque impresionada, no podía evitar sentirse preocupada por la seguridad de su hermano en un entorno tan hostil.

Después de unos momentos, Harry habló de nuevo, dirigiéndose a Ron y Hermione. "Espero que cuidéis bien de mi hermana. Ella es muy importante para mí."

Ron asintió rápidamente, tratando de ocultar su avaricia. "Por supuesto, Harry. Siempre estamos aquí para Cassandra."

Hermione, más sincera, dijo, "Puedes contar con nosotros. Cassandra es como una hermana para nosotros también."

Harry los miró detenidamente, evaluando sus palabras. "Eso espero," respondió, su tono lleno de advertencia velada.

Al día siguiente, Harry decidió dirigirse al banco Gringotts para ejecutar una tarea crucial que su abuelo Fleamont le había encomendado: retirar todo el dinero de la familia Potter. Fleamont ya no confiaba en los goblins, debido a sus altas tasas de interés y su tendencia a aprovecharse de los magos que depositaban sus riquezas allí.

Realizó una Aparición y llegó al Callejón Diagon en un instante. El bullicio de la calle mágica lo recibió, pero Harry no se detuvo a admirar las tiendas ni a interactuar con otros magos y brujas. Su mente estaba enfocada en su misión.

Al llegar a Gringotts, la imponente fachada del banco de los goblins se alzaba ante él. La estructura de mármol blanco relucía bajo la luz del sol, y los goblins, con sus caras astutas y ojos escrutadores, vigilaban la entrada y salida de los clientes.

El emperador MagicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora