Capitulo 10

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Harry se había acoplado completamente al colegio, aunque mantenía una distancia prudente con la mayoría de sus compañeros de casa. No era alguien de muchas palabras, pero había una excepción: una chica llamada Luna Lovegood. Luna, con su aire soñador y su inclinación por lo inusual, era a menudo objeto de burlas e intimidación por parte de otros estudiantes. Harry, sin embargo, encontraba en ella una compañera peculiar y genuina. Más de una vez la había ayudado a encontrar sus pertenencias, dispersas por el colegio a causa de las travesuras de otros.

Mientras tanto, su hermana Cassandra intentaba acercarse a él. Cada intento de conversación era hábilmente evadido por Harry, quien permanecía concentrado en su misión. La prioridad para él era investigar la verdad sobre Sirius Black y, si era posible, rescatarlo. Esto ocupaba gran parte de su tiempo y energía, dejándole poco espacio para establecer lazos más estrechos, incluso con su propia hermana.

Además de su misión, Harry se había enterado de una situación que consideraba completamente ilógica y peligrosa: la presencia de dementores en los alrededores del colegio. La idea de que criaturas tan siniestras estuvieran tan cerca de un lugar lleno de estudiantes jóvenes y vulnerables le parecía absurda.

Una tarde, mientras caminaba por los terrenos de Hogwarts, Harry se encontró con Luna cerca del lago.

"Hola, Harry," dijo Luna con su tono característico, mientras recogía sus libros del suelo. "¿Has visto a los Nargles últimamente?"

Harry sonrió levemente. "No, Luna. No he tenido el placer."

"Es bueno tener a alguien que me crea," comentó ella, mirándolo con sus grandes ojos soñadores. "Gracias por ayudarme a encontrar mis cosas."

"No te preocupes," respondió Harry. "Siempre estoy aquí para ayudarte."

Luna asintió y, con un suspiro, agregó, "Los dementores me dan escalofríos. No entiendo por qué están aquí."

Harry frunció el ceño, mirando al bosque prohibido. "Yo tampoco lo entiendo. Es peligroso tenerlos tan cerca de los estudiantes."

"Eres diferente, Harry. La mayoría de la gente no piensa en esas cosas," dijo Luna, observándolo con interés.

Harry suspiró. "Tengo mis razones. Necesito descubrir la verdad y asegurarme de que nadie salga herido."

Mientras tanto, Cassandra, desde una distancia, observaba la interacción entre su hermano y Luna. Cada intento de acercarse a Harry terminaba en frustración. Sentía que él estaba construyendo un muro entre ellos, uno que no sabía cómo derribar.

Uno de los encuentros más tensos ocurrió en uno de los pasillos principales del colegio, cuando Harry se topó con Draco Malfoy. Draco, acompañado por sus inseparables secuaces, Crabbe y Goyle, aprovechó la oportunidad para lanzar una serie de comentarios venenosos.

"Vaya, vaya, el hijo perdido de los Potter," dijo Draco con una sonrisa maliciosa. "O debería decir, el abandonado."

Harry mantuvo la calma, pero sus ojos se estrecharon mientras escuchaba a Draco continuar.

"¿Qué se siente ser dejado atrás por ser un Squib? Debe ser humillante."

Antes de que Harry pudiera responder, escuchó un movimiento detrás de él. Cassandra, su hermana, había escuchado todo y, sin mediar palabra, lanzó un hechizo Babosa hacia Draco. El hechizo voló por el pasillo, pero antes de alcanzar a su objetivo, fue interceptado por el profesor Snape, quien estaba pasando cerca y dirigió el hechizo de vuelta hacia Cassandra.

Harry, al ver el hechizo dirigirse hacia su hermana, rápidamente conjuró un escudo protector alrededor de ella. El hechizo rebotó inofensivamente contra el escudo, y Harry miró fijamente a Snape con una intensidad que pocos habían visto antes.

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