capitulo 30: Omega

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Inhalo el olor de una de las camisas de Jesús, la estrujó entre mis manos, cierro los ojos con fuerza cuando el llanto de un bebé invade la habitación. Meto mi cabeza bajo la almohada incapaz de moverme para ayudarla.

Encojo mi cuerpo entre las cobijas cuando la puerta de mi habitación se abre, no me molestó en mirar al responsable, sé quién es, él único que pasa la mayor parte del tiempo pegado a la puerta, calmando los llantos del bebé.

- Enid dijo que le hará bien algo de leche materna - me cubro por completo con las cobijas - tenemos fórmula, Pero no sabemos cuánto tiempo sea de ese modo - sigo en silencio

Lo escucho suspirar, los quejidos de la bebé es lo único que corta el total silencio. Lo escucho caminar por la habitación, veo sus pies por debajo de la cobija, se queda quieto a mi lado, tal vez esperando que le dé alguna señal, algo que por ahora, no estoy dispuesta a dar.

- Carl está preocupado por ti - sujeto con más fuerza la camisa entre mis brazos - no sé si lo recuerdes, Pero anoche despertaste varias veces gritando - lo siento tirar de la cobija - Mad...por favor

Siento una punzada atravezar mi pecho con el tono de su voz, porque sé que estoy haciendo las cosas difíciles, porque sé que intenta ayudarme, y está desesperado al no verme mejorar.

Saco parte de mi cara del manojo de cobijas que rodea mi cuerpo, mis ojos conectan con los suyos al instante. Sé ve tan cansado que comienzo a temer que se desmayé sobre mi en cualquier momento.

Un pequeño bultito rosa se mueve entre sus brazos, siento una patada en las entrañas cuando lo veo susurrar en voz baja y mecerla con cuidado.

- Enid dijo que la bebé necesita comer - me habla con una voz tan baja, como si temiera asustarme - no hay necesidad de gastar la fórmula, no cuando puedes darle de comer

- No puedo - mi voz se corta en cuanto digo las palabras

- Mad - Daryl parece apunto de tirar la toalla

- No puedo - vuelvo a decir - no quiero - mis ojos se posan al pequeño bulto - me hace daño verla, me duele

Daryl cierra los ojos, como si mis palabras le dieran golpe tras golpe, cuando abre sus ojos, se posan de inmediato entre sus brazos, le regala una pequeña sonrisa antes de caminar a la puerta con ella en brazos.

Me dirige una última mirada antes de cerrar la puerta a sus espaldas. Me quedo completamente sola, los ojos de Jesús vuelven a mi mente, tan felices, llenos de vida cuando le dije que seríamos padres.

Mi cuerpo comienza a temblar cuando siento mis mejillas mojadas, el dolor me atraviesa, se apodera de cada centímetro de mi cuerpo, recuesto mi cuerpo contra el colchón, y ruego poder quedarme dormida, tan dormida que deje de doler.








- Dónde está el resto? - cubro mis ojos al sentir la luz contra mis pupilas

- salieron - arqueo mi ceja ante la declaración - Alden y Luke siguen sin volver

- Por qué nadie me avisó? - lo veo torcer la boca con confusión - olvídalo - ruedo los ojos - dime el perímetro para echarles una mano

- Estás muy equivocada si crees que te dejare salir - Daryl cruza sus brazos sin dejar de verme

- Bueno, tampoco recuerdo haberte pedido permiso - intento pasar a su lado antes de que su mano sujete mi brazo - sueltame

- Puedes dejar de ser tan testaruda? - me regresa a mi lugar - ya tenemos gente buscándolos, no necesitamos más

- qué pasó con la chica? - como una forma de consuelo juego con mi anillo - ya saben sobre su gente? - chasquea la lengua antes de negar

- No ha querido abrir la boca

la princesa del reino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora