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Dolía.

El cuerpo me dolía como nunca antes. Quería levantarme e irme a casa, pero las piernas no me respondían y los brazos mucho menos. Esta vez me molieron a golpes de verdad.

Ni siquiera tengo la fuerza suficiente para hacerme una bola en el suelo y echarme a llorar, mi cuerpo simplemente no responde, así que sólo cierro los ojos para esperar a que este se recupere un poco y así poder salir de una vez de aquí.

¿Cómo le voy a ocultar esto a los señores Levis? ¿Qué es lo que les voy a decir cuando me vean en este estado? Dios, esto está muy mal.

-¿Mel? Mel ¡¿Qué sucedió?!

Una voz muy familiar y exaltada resuena por el pasillo en el que me encontraba tirada como una muñeca de trapo maltrecha, vieja y sucia.

Al abrir los ojos me encuentro con la cara de Lili reflejando confusión, miedo y preocupación.

¿Qué hace aquí todavía? ¿Tenía entrenamiento?

Al verme abrir los ojos, los suyos se llenan de lágrimas y mi corazón se estruja. Verla así me duele incluso más que los golpes que me dieron.

Necesitas calmarla, vamos Melody.

-Lili, estoy bien. Ayúdame a levantarme, por favor.- mi voz sale apenas en un hilo quebrado y sin poder evitarlo, una mueca de dolor se dibuja en ni rostro, pues me dieron un puñetazo con bastantes ganas en el labio.

Ella hace lo que le pido y me ayuda a pararme, aunque casi todo mi peso lo estaba cargando ella, ya que apenas puedo caminar, pero estoy haciendo el intento.

Me observa con preocupación y lágrimas rodando por su mejilla, pero puedo notar como tiene la mandíbula tensa por apretar los dientes. Por su cabeza deben estar cruzándose miles de ideas de lo que me pasó.

-Te llevaré al hospital ¿Está bien? Allí sabrán que hacer.

-¡No! Lle-llévame a c- casa, n-nada de ho-hospital.- tartamudeo con desesperación.

-¡¿Acaso eres una convicta con pedido de captura, Melody? Debemos ir ya mismo a emergencias, se nota que te dieron la paliza de tu vida. Puedes tener algún golpe interno o algo roto.

La entendía, entendía su miedo y preocupación, pero no podía. Tenía que ir a casa.

Al ver la salida de Edén mi cuerpo comienza a temblar con fuerza, pues estaba cada vez más cerca de tener que enfrentar a mamá y papá; y por supuesto ellos no se iban a tragar algún invento mío y mucho menos Lili me ayudaría a mentir, pues estoy segura de que ella también quiere saber que sucedió.

-Llévame a la casa de la familia Levis, por favor.

-¿Los Levis? ¿De Adam Levis? ¿Por qué te llevaría allí, Mel?

Su confusión era notoria, su voz su cara, toda ella gritaba esa palabra.

-Los señores Levis son mis padres y Adam es mi hermano. Ahora, por favor, por favor llévame a casa.

Ella no dijo nada más, pero se notaba su desconcierto.

Me ayudó a subir a su auto, me colocó el cinturón e incluso me besó la frente como si fuera una mamá que quería que su pequeño hijo supiera que todo iría bien.

Observé la camisa de mi uniforme manchada casi por completo de sangre, mi sangre. Hago un pequeño esfuerzo y me acerco para ver mi rostro en el espejo retrovisor.
Tenía el labio a la miseria, el ojo izquierdo lo tenía prácticamente negro y mi cabello era un completo caos.
Deslizo la vista hacia abajo y también observo mis piernas que estaban incluso peor que mi cara. Las medias tapaban la mitad de mis piernas, pero el tramo que estaba libre entre la falda y ellas se veía horrible. Tenía moretones enormes y las rodillas raspadas.

La chaqueta del uniforme me cubría los brazos, pero estaba segura de que estaban igual que mis piernas.

Ahora entiendo un poco más las preocupación de Lilian, parecía salida una película de terror.

Si sólo lo hubiera dejado pasar, si tan sólo...

-Mel, llegamos.

-¿Qué? ¿Ya?

Me sumergí tanto en mi misma que ni cuenta me dí de cuando comenzamos el trayecto a casa. Bueno, tampoco es que diez minutos sea mucho.

-Lamento tener que molestarte con esto, Lili. De verdad yo...

-Cállate.- me cortó en seco.

Se bajó del coche y me ayudó nuevamente a bajar y caminar. Siento dolor hasta por respirar y todavía ni siquiera pensé en que les diré a mis padres. Esto los alterará demasiado e incluso puede regañen a Adam.

Mierda.

Al llegar a la puerta me dí cuanta que no traía las llaves, ni la mochila. Todo se quedó en mi casillero.

Intento levantar el brazo para tocar el timbre, pero Lili es más rápida y lo hace por mi. Tras unos segundos de espera, Adam abre la puerta entre risas, al parecer estaba con alguien.

Su cara palidece al verme y sus ojos viajan por todo mi ser para luego ir a Lili en busca de una explicación. Se quedó de piedra y si no estuviera tan adolorida me hubiera reído de su expresión.

-¿Nos vas a ayudar o te quedarás ahí parado con cara de idiota mas tiempo?- escupió mi amiga.

Adam inmediatamente se acercó a mí y me tomó en brazos como si no pesará ni dos kilos.

Me quejé un poco pues tu toque parecía quemarme debido a los golpes desperdigados por mi cuerpo.

-¿Qué diablos te sucedió, Melody?

Al parecer su shock terminó y ahora se ve aterrado y más pálido que antes.

Al entrar al salón veo a Zack y mi corazón da un vuelco, pues un rato antes el había sido testigo de como me intimidaron. No me habían golpeado aún, sin embargo si me estaban insultando y acorralando, pero decidió ignorarlo por completo. Su cara en este momento era un cuadro.

Adam me dejó en el sofá y se fue corriendo a vaya uno saber.

Lili se sentó junto a mí y me miraba esperando una respuesta, una respuesta que se merecía, pero yo no sabía por dónde empezar a hablar. Estaba a nada de comenzar una vomitada de palabras para tratar de explicar todo, cuando Zack me interrumpió.

-Eres... Eres la chica de hace un rato.

-Si.- murmuro con la vergüenza surcando mi rostro y tiñiendo mi voz.

-¿Ellos te hicieron esto?- sonaba como pregunta, pero se que sabía la respuesta.

Lili se levantó de un brinco y se abalanzó sobre su hermano tomándolo del cuello de la sudadera. Adam, tan oportuno como nunca entró al salón con el botiquín en la mano, pero los pasó de largo y se arrodilló frente a mí.

Mi vista se centró en sus manos. Le temblaban y a mí se me formó un nudo en la garganta.

-Adam, no es nada. Tranquilízate, yo puedo hacerlo.- mi voz quebrada interrumpió incluso la pelea silenciosa que estaban teniendo los hermanos. Con lentitud le quité el desinfectante de las manos y comencé a abrirlo.

Los ojos verdes de él se conectaron con los míos y le dí un intento de sonrisa tranquilizadora, pero no pareció funcionar en lo absoluto. Se veía tenso y afligido por igual.

-Mamá y papá vuelve mañana, Melody. Mírate ¿A ellos también les dirás que no es nada?- espetó.

-Yo no...

-Déjala, idiota.- intervino Lilian con el enojo a flor de piel. -No es momento para que le hables de esa forma. Que seas su hermano no te da derecho a...

-¿Hermanos?- interrumpió Zack.

Dios... ¿Cómo llegamos hasta esto?

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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