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1998 Seattle, Washington 𝐶𝑎𝑚𝑒𝑟𝑜𝑛
𝐂𝐚𝐦𝐞𝐫𝐨𝐧 le había pedido a Michael ayuda para encontrar al chico perfecto para Kat, Michael aceptó y ahora se encontraban llendo a su pequeña reunión.
- Oye, he reunido a un grupo de chicos, todos son perfectos, finos y elegantes. - Dijo mientras bajaban las escaleras a un rincón escondido de Padua.
Cuándo Cameron los vió, volteó a ver a Michael confundido, eran cinco chicos para nada convencedores.
- Hola, chicos. - Los saludó asintiendo. - ¿Alguno de ustedes está interesado en salir con Katarina Stratford? - Preguntó con una sonrisa.
Al entrevistar a cada uno, al hacer esa pregunta otra vez, uno rió. Otro se quedó callado, otro dijo “Puede ser si fuéramos las únicas personas con vida, y no hubiera ovejas... ¿No hay ovejas?” y el otro simplemente gritó.
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En clase de biología, inspeccionaba junto a Michael los órganos de una rana.
- ¿Te lo dije o no te lo dije? - Le dijo Michael a un deprimido Cameron.
No podía creerlo, ahora Rose estaría decepcionada de él. Se quedaría soltero para siempre y jamás se casaría con Rose, nunca tendrían dos hijos junto a un hamster junto a un cachorritos y un gato, y... Lo vió a el, el indicado. -aunque estaba clavando una navaja en la rana, lo hacía más misterioso-
- Oye ¿Qué opinas de él, Michael? - Dijo apuntandole con la pluma. Michael volteó a ver a quien estaba apuntando y regresó su mirada a Cameron rápidamente.
- El no, no, no, no lo mires. - Susurró nerviosamente. - Es un criminal, escuché que le encendió fuego a un policía y estuvo en San Quintín.
Cameron sonrió. - ¿Si? Pues eso lo hace distinto.
Michael sonrió sarcástico. - Estoy hablando en serio, amigo. El vendió su propio hígado en el mercado negro por unas bocinas nuevas.
Cameron no lo escuchó, aún con esa sonrisa. - El lo hará. - Dijo viéndolo y estrellando su pluma con la mesa.
El chico se dio cuenta de que lo veían y los miró fijamente, haciendo que ellos desviaran la mirada nerviosamente, intentando actuar distraídos. A lo que el comenzó a jugar con el fuego.
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Después de descubrir la clase de carpintería de patrick, fueron directamente hacia el. Buscándolo con la mirada. Cuando lo vieron, Cameron comenzó a caminar hacia el con el libro de francés en sus manos.
- Hola ¿Qué tal? - Lo saludó con una sonrisa, pero Patrick lo miró con una mezcla de confusión y enojo. - Oye, ah... - Fue interrumpido por la vibración que sintió en su estómago y dejó de sonreir al ver que patrick estaba atravesando el libro con la herramienta que tenía en la mano, soltando el libro y sonriendo con miedo. - Adiós. - Dijo apuntandole con los dedos y huyendo de la muerte.
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En el almuerzo, Cameron estaba recargado en la pared, Michael veía el libro -qué lograron salvar- y el gran agujero en este.
-... ¿Y como hacer que salga con ella? - Preguntó Michael.
- No sé... - Dijo negando, después se sentó. - Tal vez con dinero, pero sería caro.
- Lo que nos hace falta es un mecenas.
- ¿Qué es eso? - Cameron lo miró.
- Alguien con fondos que sea estúpido.
Cameron sonrió, Michael tenía una idea.
Tal vez el nunca aceptó, Michael solo se levantó y fue a la mesa de Joey Donner, quien dibujaba algo en la bandeja.
Aunque le parecía una mala idea, tenía toda su fe en que Michael lo lograría. Los vio a la distancia mientras Joey dibujaba algo en la mejilla de Michael. Su mano apoyada en su cara mientras veía.
Cuando Michael llegó, Cameron se levantó de su silla. - ¿Por que tenías que involucrarlo?
Michael le puso una mano, en señal que se relajara. - Tranquilizate, quieto. Dejemos que crea que tiene el poder, y mientras el arregla las cosas, tu te acercarás a Rosemary.
- Es una buena idea. - Dijo con una sonrisa, llendose.
Michael asintió con una sonrisa, pero se quedó quieto. -... Se que tengo pintada una salchicha, ¿No?
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Mientras estaban sentados en las gradas del campo veían como Joey hablaba con Patrick
- ¿Crees que funcione? - Preguntó Cameron nervioso.
- Si amigo, lo creo. Y también creo que terminarás con novia, especificando, se llamará Rosemary. Pero si quieres le puedes llamar “Bebé”. - Le respondio con una sonrisa burlona, haciendo que las orejas de Cameron se pusieran levemente rojas.
Cuando sonó la campana, vieron a Patrick haciendo su movimiento con Kat, lo cual no sirvió mucho ya que Kat se fue con una sonrisa sarcástica.
Los dos se miraron. - Estamos fritos. - Dijo Cameron rendido.
- Oye no. No quiero escucharte con esa actitud, ¡Quiero escucharte con ánimo! - Dijo Michael haciendo un puño con la mano.
- ¡Estamos fritos! - Dijo con una falsa alegría, haciendo que Michael asintiera.
Después vieron como a alguien le cayó una pelota diminuta, haciendo que cayera.
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Hace exactamente un mes no actualizo Y lo hubiera hecho hace días si no fuera porque cierta persona me tiene enviciada con Cobra Kai, te odio camila. En fin, trataré de ser más activa, tal vez la próxima semana actualize. Este capítulo va dedicado a todas las personas que leen el fanfic y votan Los quiero tres millones < 3
