3 - O yo iré junto a ti

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Había pasado una semana desde el accidente. Tsukasa y Rui estaban sentados en la cafetería de la escuela para almorzar, comiendo juntos en silencio en una mesa. El ambiente era tranquilo y tenso. Los dos no habían hablado mucho desde el accidente, aparte de los habituales saludos y despedidas.

La mente de Tsukasa estaba aturdida, sus pensamientos estaban por todos lados. Estaba callado, sin tocar mucho su comida, apenas comiendo algunos bocados antes de detenerse y empujar la bandeja. Rui notó el comportamiento de Tsukasa y habló, rompiendo el silencio.

Rui: Tsukasa, apenas estás comiendo.

Tsukasa parpadeó, su aturdimiento roto por la voz de Rui. Levantó la vista y miró fijamente a Rui, su expresión aún en blanco.

Tsukasa: No me muero de hambre. Estoy perfectamente bien sin comer ahora.

Estaba mintiendo, por supuesto, no había tenido apetito en toda la semana, apenas había comido lo suficiente para mantenerse con vida, aunque ya no supiera cuál era el propósito de ello.

El ceño de Rui se hizo más profundo. Podía decir que Tsukasa estaba mintiendo y era más que obvio que algo andaba mal.

Rui: Has estado así durante una semana entera. Necesitas comer algo.

Tsukasa: Dije que estoy bien, vale? Simplemente no tengo apetito.

Rui: Tsukasa, no has comido adecuadamente en días. No puedes seguir así, no es saludable.

Tsukasa: ... Como sea.

La hora del almuerzo continuó, la tensión entre Tsukasa y Rui aumentando con cada minuto que pasaba. Sus pensamientos eran un bucle constante de "qué pasaría si" y "qué podría haber sido". Era como si su mente lo estuviera atormentando, recordándole su propio fracaso.

Ya en su habitación, el sol se había puesto y la noche había llegado. Una brisa fresca soplaba a través de la ventana abierta de la habitación de Tsukasa. Tsukasa estaba acostado en la cama, completamente despierto a pesar de lo tarde que era. Miró al techo, su mente daba vueltas con pensamientos y recuerdos de los que no podía escapar. Tsukasa continuó tumbado allí, los pensamientos y recuerdos se arremolinaban en un caos oscuro y tóxico. Se sentía asfixiado, ahogándose en un mar de desesperación.

Sus emociones finalmente comenzaron a liberarse del muro que había intentado construir. La sensación de entumecimiento y vacío que tuvo durante días comenzó a desvanecerse lentamente, siendo reemplazada por una avalancha de emociones que no podía procesar bien, era devastador, se sentía débil, impotente, abrumado.

Extrañaba a Nene, la extrañaba demasiado. Y no podía evitarlo. No podía evitar sentir su ausencia, seguir buscando su voz en el viento, su sonrisa en aire. Y no podía evitar sentir que la culpa fue suya, por no haber reaccionado antes, por haber estado ahí y no haber podido salvarla.

Llevaba yendo todos los días al acuario al que ella amaba ir, sobre todo con él. Aún recordaba el brillo en los ojos que ella tenía cuando miraba la gran variedad de criaturas marinas a su alrededor en todas esas peceras y tanques de agua. Esa pequeña risa, esa sonrisa, esa ilusión, esa alegría. Todo se había ido sin dejar rastro más que los recuerdos y su memoria.

Tsukasa no lo podía soportar más. No podía más con todas esas emociones y sentimientos que no habían mejorada nada desde el primer día. Tsukasa no avanzaba hacia delante, todo lo contrario, estaba parado mirando hacia atrás. Y cada vez que intentaba girar su cabeza para ver el futuro, volvía a escuchar esa pequeña y tímida voz, y al voltear allí estaba ella.

Había llegado al límite.

Tsukasa salió de la casa lo más silenciosamente posible, tratando de no despertar a nadie. Había tomado una decisión, no le importaban las consecuencias ni nada más. Caminó bajo la luz de la luna que tantas veces había iluminado el bello rostro de Nene haciéndola ver más hermosa.

Andó con la mente centrada únicamente en su destino. Ignoró el viento frío y la oscuridad a su alrededor, simplemente siguió caminando.

Pasaron los días y luego las semanas, Tsukasa nunca regresó. Nadie sabía exactamente qué le había sucedido ni adónde había ido. Lo único que sabían era que se había ido, sin dejar rastro.

Rui, Emu, Saki, Toya, ... Todos intentaron seguir adelante, continuar como si todo estuviera bien. Pero todos sintieron la ausencia de su amigo y líder.

La noticia se difundió rápidamente y pronto toda la ciudad estaba buscando a Tsukasa. La policía y los medios de comunicación se involucraron, pero por mucho que buscaron, no pudieron encontrar ninguna señal de él.

Las semanas pasaron a meses, seguían esperando que apareciera de repente, pero en el fondo sabían la verdad...

No podían evitar imaginarse que, estuviera donde estuviera, estaría sonriendo mientras Nene le regañaba por haber hecho algo así solo por ella. Y Tsukasa solo podía alegrarse de poder estar ahora con ella por el resto de la eternidad en un lugar mejor.

Whitout you? - [🤖🌟]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora