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—Y tienes que decir "llegué, esposo".
—Digo eso y entro... ¿nada más?
—No olvides el "esposo".
—Lo tengo. —Y salió del espacio de la cocinita y fingió entrar por una puerta invisible.
Yoongi hizo como estuviera batiendo algo en su olla de juguete.
—¡Llegué, esposo!
Yoongi soltó todo y con una sonrisa se puso delante de su esposo de juego. —¡Te extrañé! —Y poniéndose de puntillas le dio un besito suave con sonido alto en la mejilla. —Mira lo que hice para ti. —Y rápidamente fue a por los pastelitos que le había hecho en la tarde con su papá.
Jungkook se quedó procesando luego del beso.
—Yoongi... —Le llamó. —Creo que aún no entendí. Hay que hacerlo otra vez.
—¡Pero si ha sido perfecto! —Dejo los pastelitos a un lado.
Jungkook arrugó la cara. Quería otro beso. —Pues yo creo que no. Otra vez.
Yoongi rodó los ojos. —Entonces sal. —Apuntó la puerta invisible.
Jungkook se apuró en ir. Aclaró su garganta. —¡Llegué, esposo! —Y esta vez inclinó su cara y puso su mejilla a disposición del más bajito. Y espero.
Yoongi río y fue hasta él. —¡Te extrañé todo el día! —Se apoyó en su hombros y esta vez su beso duró un poco más, solo unos segundos.
Las mejillas de Jungkook se sentían tan calientes. Soltó un suspiro. —Yo también te extrañé. —Y lo acercó más a sí mismo.
—Te hice pastelitos. —Le dijo. —Y para nuestro bebé también.
Jungkook frunció las cejas. ¿Bebé? —¿Tenemos un bebé?
—¡Claro! Los esposos tienen bebés.
—¿Y quién es?
Yoongi se alejó poco con la intención de ir a buscar a su bebé. Jungkook negó con la cabeza, deteniéndole. —Me gusta así.
—Pero tengo que ir por nuestro bebé. —Se quejó. —No eres divertido.
—Tú no eres divertido.
Yoongi le saco la lengua y se soltó de él. —Entonces vete y se un animalito como los demás. Conseguiré otro esposo.
—No. —Le dijo haciendo fuerza en sus puños, enojado. —Solo yo puedo ser tú esposo. —Le dijo con las cejas fruncidas y cara de disgusto. —Nadie más puede. —Y las comisuras de sus labios poco a poco iban hacia abajo.
No iba a llorar, no iba a llorar, no iba a llorar.
Era un niño grande. Casi tenía siete.
—No llores, no llores. Si lloras ya no jugamos. Es broma. —Le dijo Yoongi, acercándose para abrazarlo y calmarle. —Solo quiero que tú seas mi esposo. —Lo miró con vergüenza. Y con las mismas se separó.