¿Olvidarías el amor de tu vida?
Lucía Hernández despierta en un hospital sin recuerdos del último año de su vida. En su nueva realidad se enfrenta a dos certezas: es pareja de Charles Leclerc, el piloto de Fórmula 1, pero también vivió un amor prohi...
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(En esta parte los recuerdos estarán en cursiva)
♡⑅*Lucía*⑅♡
No pude reaccionar correctamente a tiempo y simplemente me quedé viendo cómo Charles bajaba las escaleras casi corriendo hasta llegar a la puerta. Al abrirla, visualicé aún a lo lejos la figura de Max, quien trataba de mostrarse tranquilo, aunque sabía que no lo estaba. Ambos se miraron y luego Charles dirigió sus ojos a mí tratando de hallar la respuesta a su anterior pregunta. Creo que se negaba a creer que fuera cierto.
— Tiene que ser una jodida broma. ¿Es él, Lucía? —alzó la voz. — Contéstame, carajo, ¿es él?
Pasé mi vista por ambos, desesperada por cómo se veía a Charles rojo por la ira. Max solo me dio una mirada animándome a continuar. No podía pronunciar nada. Mi mente se había quedado en blanco y creo que él se dio cuenta de mi estado, ya que él pronunció aquello que yo no pude.
— Sí, soy yo, Charles. Yo amo a Lucía y soy de quien ella te ha hablado antes. Soy el hombre con quien te traiciono.
— Considérate, hombre muerto, Verstappen.
Todo lo siguiente pasó tan rápido. Por unos momentos me quedé paralizada, sin saber qué hacer. Solo reaccioné cuando vi horrorizada la escena que se desarrollaba frente a mí. Charles estaba encima de Max en el suelo, propinándole más de un puñetazo. ¿Qué había hecho?
Mi corazón se aceleró impotente al ver cómo Charles descargaba toda su ira en Max, quien no luchaba por defenderse. Sentí un nudo en la garganta al escuchar los leves quejidos que dejaba escapar el rubio. Me obligué a mí misma a reaccionar en ese mismo instante y moverme.
Llegué rápidamente hacia ellos. Sin embargo, todo fue en vano, no sabía qué hacer y las palabras no salían de mi boca. Solo pude hablar cuando vi a Max sangrar. No estaba defendiéndose y por ello se estaba llevando todos los golpes. Sabía que no iba a hacerlo, pero no podía permitirlo. No iba a dejar que Charles lo lastimara. No era justo.
— ¡Basta, Charles, por favor! ¡Detente! — grité implorándome con lágrimas en los ojos a Charles. Él parecía fuera de sí mismo. Jamás lo había visto así. No lo reconocía. Al ver que era en vano cualquier grito, y sin importar lo peligroso que era, me agaché a la altura de ambos y traté de tomar el brazo de Charles.
— Charles, basta, no lo lastimes más, por favor— rogué mirándolo y él detuvo su acción al verme y me dedico la peor mirada que había visto. Decepción.
— Tú... ¿Estás defendiéndolo? — me preguntó incrédulo, poniéndose de pie. Tú, realmente, ¿estás defendiéndolo a él, Lucía?
—Charles yo...
No tenía excusas y no quería excusarme. Era cierto, lo estaba defendiendo a él y no iba permitir que lo lastimara mas.
Vi al rubio aprovechar aquel momento para intentar levantarse del suelo. Él jadeó de dolor en el proceso y solo pudo quedarse ligeramente sentado en el suelo. No tenía fuerzas para más. Lo vi escupir sangre y de inmediato me acerqué a él sin pensarlo. Me arrodillé hasta su altura y traté de sostener su cuerpo que parecía débil. Tenía el rostro rojo y con algunos moretones. Me dolió en el alma verlo así y no pude y mis lágrimas se hicieron presentes nuevamente.
