8. Ropa apretada.

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Un mes más pasó, Sanji comenzaba a sentirse cada día más cansado, la espalda le dolía casi todo el tiempo y llevaba semanas sin poder dormir bien. Sentía que llevaba una eternidad estando embarazado.

Se levantó temprano como siempre para preparar el desayuno, llegarian a la próxima isla antes del medio día así que debía asegurarse de que todos comieran bien ya que los conflictos y encuentros eran inevitables en un 97%

—Estoy tan cansado —murmuró para si mismo, saliendo del baño para ponerse la ropa. Tuvo que hacer bastante esfuerzo para subirse el pantalón en la parte de los muslos pero por mucho que batalló no logró llevarlo más arriba.

Desistió de la idea asi que se lo quitó, tomó una de las camisas para colocarsela y fue casi el mismo resultado, logró  ponerla pero sentía sus brazos ser asfixiados por la tela. No quería darse por vencido aún así que comenzó a abotonarse la camisa comenzando por el pecho.

—Esto no me gusta para nada —volvió a decir al darse cuenta de que su camisa se rehusaba a cerrar al llegar a su estómago. Comenzó un pequeño forcejeo para cerrarla pero nada daba resultado, no podía ponerse el pantalón ni la camisa y su frustración solo aumentaba más.

Miró a su la rededor en busca de un cigarro pero tampoco podía fumar, se sujetó el cabello sintiendo las lágrimas de desesperación quemarle en el lagrimal. Respiro hondo buscando otra solución, pero no podía pensar en nada.

Desistió de cualquier esfuerzo y se sentó en la butaca más cercana que encontró en la habitación mientras se cubría con una toalla.

—Sanji, ¿te pasa algo? —Preguntó Zoro entrando en la habitación.

Rápidamente el rubio se limpió las lágrimas y asintió despacio.

—Estoy bien, solo estoy un poco cansado y adolorido, pero es normal supongo. El bebé estuvo moviéndose mucho anoche.

—¿Por qué aun no te has puesto la ropa?

Sanji respiró profundo, expresar la frustración que estaba sintiendo en ese momento sin soltarse a llorar le parecía una tarea bastante complicada.

—Escucha —inició con la voz rota—, estoy teniendo problemas porque... resulta —la voz se le volvió a quebrar y eso preocupó a Zoro quien le puso una mano en la frente para revisar su temperatura, luego parecía examinar todo su cuerpo en busca de algún indicio de que se hubiera lastimado.

—¿Te duele algo?

Sanji negó mientras se apartaba un poco, su cara se había tornado de un color rojo y no quería mostrarse vulnerable.

—Mi ropa no me queda —confesó por fin, había aguantado las lágrimas y le parecía un gran logro.

Zoro se sorprendió al escuchar aquello, quizás en otras circunstancias se habría reído, pero no en esa ocasión. Podía notar a simple vista que Sanji lo estaba pasando muy mal y él debía buscar una solución para su novio.

—Podrías usar mi ropa —dijo, tomando las manos del rubio—, usa mi ropa y esta tarde podremos comprar ropa nueva de tu nueva talla.

Escuchar "nueva talla" fue como una patada para el cocinero. No quería medir diferente, si, era consciente que por su embarazo cambiarían muchas en su cuerpo, pero no sabía que iba a ser de él si no volvía a quedarse como antes, ¿y si nunca se recuperaba?

Un sollozo se escapó de sus labios, quería utilizar su ropa de nuevo para sentirse bien consigo mismo.

El abrazo de su novio lo hizo sentir un poco mejor así que se dejó abrazar un rato hasta que logró tranquilizarse. No había asimilado del todo la idea, pero tenía la esperanza de volver a usar lo mismo después de dar a luz.

—¿Ya estas mejor? —Preguntó Zoro, haciéndole el flequillo un poco hacia atrás para besarle la frente con cuidado.

—Si, gracias por escuchar.

—Gracias a ti, por ser sincero conmigo.

Sanji se cambio de ropa para ponerse la de novio, al mirarse en el espejo creyó que no se veía tan mal y, si pudiera verse como Zoro lo veía, se daría cuenta de lo perfecto que lucia siempre.

Un Bebé En La Tripulación [ZoSan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora