24. Extractor de leche.

1.1K 133 7
                                    

La mañana parecía ser de un día normal, se levantaron a iniciar el día con tranquilidad. El desayuno se sirvió algo tarde y no vieron a Zeff mucho rato después de eso.

Sanji no fue a desayunar, él permanecía acostado en la cama aún evuelto en las sábanas, luchando contra los deseos de fumar otra vez. Le dolía un poco la cabeza y se sentía bastante cansado así que no pensaba levantarse en un largo rato o eso era lo que creía hasta que escuchó a Zeff entrando en la habitación y quitándole la sabana.

—¿Qué quieres? —Preguntó como reclamo, no tenía deseos de pelear ni de ser molestado. Miró un poco por detrás de sus pestañas dándose cuenta de que la cuna estaba vacía— ¿donde está el marimo?

—Salió hace un rato, levantó a la bebé y se fue después de desayunar.

Sanji maldijo mientras se volvía a acomodar en la cama, iba a darle tres horas para volver o tendría que ir lo a buscar él mismo aunque no tenía deseos de hacer nada.

—Traje tu desayuno —informó el hombre mayor mientras le acercaba un plato con comida.

—Me levantaría después, no tenías que haberte molestado.

—Tonterías, ahora come porque se va a enfriar.

Lo mejor era no llevarle la contraria así que se sentó en la cama y tomó el plato para comenzar despacio. Las manos le temblaban un poco por la necesidad de la nicotina, pero se había prometido no ponerse a fumar otra vez por el bien de su bebé.

Pensándolo de mejor manera, la mayoría de cosas comenzaban a ser para la bebé. Sabía que Zoro lo quería, pero también era consciente que había comenzado a ser una carga para su amante quien no podía cuidarlos al mismo tiempo. No supo en qué momento las lágrimas habían comenzado a bajar por sus mejillas y lo que era un suave temblor de hombros se convirtió en sollozos audibles y unos cuantos hipidos.

Odiaba sentirse débil.

Odiaba llorar tanto.

Terminó de comer con rapidez pensando que de esa manera Zeff le dejaría solo, pero este solo le quitó el plato y le dio un pañuelo para que se limpiara las lágrimas. No preguntó nada, simplemente se quedó ahí haciéndole compañía.

—Necesito que vayas a cubierta en un rato. Si tú no vas, vendré yo mismo a buscarte.

Lo vio salir y volvió a quedarse solo. Al levantarse de la cama notó algo que no había visto, habían varios cabellos en la almohada y eran suyos, los tomó despacio para mirarlos de cerca, luego se llevó la mano a la cabeza, ¿desde cuando se le caía el cabello?

La necesidad de fumar aumentó así que se apresuró a salir de la habitación. Podía ir a buscar la caja de cigarrillos, aunque llevaban meses guardados no sentiría la diferencia, pero debía contenerse.

—Viejo, ¿que necesitabas? —Preguntó entrando en la cocina, pero Zeff no estaba ahí. Los únicos que se encontró fue a Robin y Chopper lavando los platos—. Oh, buenos días —saludó desviando la mirada, había llorado antes así que imaginaba que su nariz y sus párpados aun estaban enrojecidos. Su rostro probablemente no se veía muy bien.

—¡Sanji, buenos días! —le regresó el saludo Chopper antes de volver a su labor. Robin por su lado solo le dedicó una sonrisa.

—¿Han visto al viejo?

—Estaba afuera —respondió Robin—, me parece que te buscaba antes. Parecía un poco molesto.

Soltó un suspiro y fue a cubierta, ahí estaba Zeff con los brazos cruzados así que se acercó con cuidado. Se rascó un poco la mejilla volviendo a sentirla áspera.

Un Bebé En La Tripulación [ZoSan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora