" Supuesto día cualquiera"
En el corazón de la pequeña ciudad de Perugia, la brisa de verano acariciaba suavemente las fachadas descoloridas de las casas, pintando un paisaje de tranquilidad y monotonía. Blair, acostumbrada a los días que se fundían en uno solo bajo el sol abrasador, encontraba en el atardecer un breve respiro de la calma que la rodeaba. Mientras el sol se ocultaba y el ritmo de la ciudad se animaba, ella se sumergía en la vibrante vida nocturna que ofrecía su hogar desde la infancia. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por escapar de la rutina, la emoción que una vez buscó con avidez se estaba volviendo esquiva. Cada día, su deseo de sentirse verdaderamente viva y extasiada parecía diluirse en la misma monotonía que intentaba evadir, dejando un vacío que la impulsaba a buscar algo más, algo que pudiera reavivar el fervor en su corazón.
Dándole una última oportunidad a la vida para sacudir su sistemática, Blair se sumergía en el mundo digital con la esperanza de encontrar algo que revitalizara su existencia. A pesar de sus innumerables intentos por sobrellevar las horas con actividades que pronto se volvían monótonas, su búsqueda de novedad seguía insatisfecha. En una tarde soleada, cuando la luz dorada se colaba suavemente a través de las cortinas de su habitación, descubrió una aplicación que prometía conectar a personas de distintos rincones del mundo. La promesa de nuevas conexiones y experiencias. Parecía ofrecer la chispa de lo extraordinario que ella tanto anhelaba. Era la oportunidad perfecta para darle un giro a su vida y descubrir algo más allá de los límites de Perugia.
Impulsada por una mezcla de entusiasmo y esperanza, Blair descargó la aplicación que había captado su atención sin pensarlo demasiado. En cuestión de minutos, se encontró creando su perfil. Para preservar su privacidad y quizás también por un deseo subconsciente de reinventarse, decidió utilizar un nombre ficticio: Summer. Era un nombre que evocaba la frescura de nuevas oportunidades y la promesa de una aventura fuera de lo común. Mientras completaba los detalles de su perfil, no podía evitar sentir una chispa de emoción ante la posibilidad de conectar con personas que podrían transformar su vida cotidiana.
Sin embargo, pronto esa idea cambiaría.
En una esquina opuesta de la ciudad, en el cálido rincón de su pequeño estudio, Theo tocaba su violín con la intensidad de quien encuentra en la música su mayor refugio. La melodía que emanaba de sus cuerdas parecía ser la única constante en su vida, un eco de sus pensamientos y sentimientos más profundos. Desde temprana edad, Theo había sido un niño solitario, atrapado entre los libros y las partituras en una familia que, aunque amorosa, no compartía su pasión por la música u otra profesión que no sea la medicina. Su padre, persona práctica y dedicada a su trabajo en el hospital, no entendía del todo su deseo de dedicarse a una carrera ajena a la de él, consideraba que su anhelo por compartir su arte arquitectico con las demás personas era un sueño muy lejano que él no podría siquiera palpar.
La música, para Theo, era más que un simple pasatiempo; era su salvación. Creció en un hogar donde las expectativas eran claras: obtener un título, conseguir un buen trabajo y seguir el camino seguro. Sin embargo, su corazón latía al ritmo de las notas musicales, y el violín era su única válvula de escape. Pasaba horas en su estudio, una habitación modesta adornada con partituras, discos de vinilo y una colección de pequeñas maquetas con ideas de edificios totalmente originales creados por él. Cada acorde que tocaba le permitía evadirse del mundo que no comprendía sus ambiciones en la vida. O al menos, para él, su mundo era su familia.
Aunque disfrutaba de la soledad que su pasión le ofrecía, había algo en la idea de conectarse con alguien fuera de su pequeño circulo social. Esto despertaba una chispa de curiosidad en él. Su vida social se limitaba a su círculo cercano de amigos con quienes compartía una total vida superficial. A menudo, se preguntaba si había algo más allá de los límites de su pequeño universo musical, un mundo donde las emociones y experiencias podrían ser tan variadas y enriquecedoras como las melodías que tocaba. Un alguien con quien pueda abrirse sentimentalmente y no solo ser el perfecto chico, hijo de un prestigiado médico, que siempre aparentaba ser.
La idea de usar una aplicación para conocer a personas de diferentes partes del mundo le parecía intrigante, un atajo hacia experiencias que hasta entonces solo había imaginado en sus sueños. Mientras su violín seguía resonando en la habitación, Theo sentía una mezcla de excitación y nerviosismo ante la posibilidad de ampliar sus horizontes y encontrar un nuevo tipo de conexión, una que pudiera reflejar la complejidad de sus propias emociones y aspiraciones. La mera idea de sumergirse en lo desconocido lo inquietaba.
"Que más da" pensó el azabache dejando de lado su instrumento para tomar su celular y adentrarse a tal novedosa aplicación que la mayoría de jóvenes mencionaban.
Theo deslizó su dedo por la pantalla de su celular, abriendo la aplicación que acababa de descargar. El proceso de creación de su perfil era sencillo y rápido, pero decidió tomarse su tiempo para personalizar su perfil manteniendo uno bajo, según vio la mayoría no ponía fotos de ellos, mucho menos una gran descripción de sus vidas. Por primera vez observó tanta transparencia y cero superficialidad. Las personas allí se enfocaban en mostrar sus raros gustos sin miedo a ser juzgados, pues, era todo a modo "anónimo". Finalmente optó por una imagen de un personaje cualquiera de un anime que veía en ese entonces. Su descripción, aunque breve, era sincera: "Músico y soñador. Busco compartir historias y experiencias con alguien que también ame explorar nuevas melodías en la vida."
Por otro lado, Blair pasó el resto de la tarde navegando por la aplicación, intercambiando mensajes con personas que, aunque interesantes, no lograban encender la chispa que buscaba. Fue entonces cuando, casi por casualidad, se encontró con el perfil de Theo. La combinación rara de un mero dibujo junto una descripción particularmente filosófica creo cierta curiosidad por conocerle. Fue entonces que decidió enviarle un mensaje, entusiasmada por la oportunidad de conocer a alguien que parecía tener una vida tan diferente a la suya.
El mensaje de Blair llegó a Theo justo cuando él estaba revisando su perfil por última vez antes de cenar. Al abrir el mensaje de Summer, se sorprendió por lo genuino y animado que era. Ella había escrito:
"Hola ¿Dyrus?, me pareció medio curioso tu perfil. ¿Acaso eres un puberto en busca de chiquitas o un señor mayor pretendiendo ser "cool"?"
Theo leyó el mensaje y, de inmediato, se sintió desconcertado. La forma en que la usuaria le había escrito sin pena alguna preguntándole tal cosa hizo que se sintiera un raro. No respondió.
El celular nuevamente vibró, era ella; era Summer.
"Era broma, lo siento. Soy Summer, tu nueva gran experiencia melodiosa en tu vida :)"
Theo, quien tenía de nombre en la app "Dyrus" quedó pensativo viendo aquella notificación. "¿Quién rayos es esta chica?" pensó.

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I'll wait
Ficțiune adolescenți"El eco de su amor aún resonaba en el silencio de sus corazones."