Ojalá pudiera regrabar la escena

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Salí del baño bostezando. Desearía poder teletransportarme a la cama de la residencia de la asociación. Después de haber estado toda la tarde finalizando la presentación de las actividades de los campamentos con el resto de monitores, necesitaba descansar. Pero todos insistieron en celebrarlo en la terraza del bar de enfrente, y una caña llevó a otra, y cuando quisimos darnos cuenta, habíamos acabado en una mala discoteca del barrio. La gente era extraña, y el aire estaba cargado de un olor a humanidad mal ventilada que se había impregnado en las paredes.

Yo me mantuve fiel a mi costumbre, intercalando agua y refrescos, mientras sujetaba las copas que me ofrecían insistentemente. En cuanto podía, dejaba una en la barra y me pedía un refresco para sustituirla. Nunca entendí la costumbre de estar en la discoteca con un vaso en la mano porque resulta incómodo para bailar. Aunque para ser sinceros, la música que sonaba era tan mala, que no iba a resultar una molestia evitarlo.

Apenas había bebido alcohol pero no podía dejar de consumir otros líquidos por el insoportable calor que hacía en el local. Esto significaba visitas constantes al baño. Si el local ya era malo, los baños eran aún peores. Según avanzaban las horas, la situación empeoraba, y después de mi tercera visita, decidí que sería la última.

Me encaminé hacia donde había dejado al grupo para informarles de que me iba. Desde el pasillo de los baños intenté confirmar si continuaban en la misma zona y crucé la mirada con J que se acercaba con actitud de búsqueda. Al verme, me sonrió de manera relajada, entrecerrando los ojos y ladeando la cabeza. Mi cuerpo reaccionó como si esa sonrisa fuese una caricia suave que me estaba recorriendo cada centímetro de piel. Con cada paso que daba, la intensidad de mis sensaciones aumentaba. Para cuando se paró a pocos centímetros de mí y dijo mi nombre mientras sonreía con más intensidad, yo ya había decidido ser lo que él buscaba. Quizás el cansancio, o los pocos tragos que había dado sin querer a alguna de las copas, y para los que no estaba acostumbrado, me estaban nublando el juicio, y perdí el control.

Le miré, y cuando se inclinó hacia mí para hablar, yo lo malinterpreté. Me lancé a sus labios de manera directa. Un beso suave y lento. Sutil pero muy deseado. Al principio, me sentí solo en esto, pero enseguida me siguió, lo que hizo que todo mi cuerpo reaccionase de nuevo. Nuestros labios se sincronizaron poco a poco, como si estuvieran destinados a unirse. Dejé de oír la música por un instante y noté como nuestros cuerpos empezaban a flotar en cuanto él acercó sus manos y me tocó el pecho.

Sus labios se separaron. Yo, no puede reprimir que mi boca dibujara una sonrisa aniñada e inocente mientras abría los ojos para volver a ver su rostro. Y, de repente, la magia se rompió. Su cuerpo se apartaba de manera brusca hasta los límites que sus brazos estirados sobre mi pecho le permitían. Sus ojos me miraban incrédulos, y sus cejas se fruncían al tiempo que balbuceaba un: "Yo... no...".

Todo mi cuerpo se tensó. Mis ojos dejaron de mirarle para pasearse por la zona buscando una salida. ¿Qué he hecho?. Mi respiración se aceleró. Y, como siempre había imaginado que mi vida era como la grabación de un largometraje, cerré los ojos muy muy fuerte y deseé con todas mis ganas que alguien gritase "¡Corten!"  para poder regrabar la acción.

Pero su voz me trajo de vuelta. "¿Qué te pasa? ¿Estás bien?" me preguntaba mientras me zarandeaba ligeramente al ver que parecía ausente y no respondía. Parece que había estado más tiempo del esperado tratando de rebobinar la escena.

Tardé unos segundos en reaccionar, mientras sentía cómo el sudor inundaba todo mi cuerpo. Él apoyó una mano en la pared del pasillo para sostenerse, no sé si por la sorpresa o por las copas que había tomado.

Traté de resolver la situación fingiendo que mi estado tampoco era el adecuado. Hablé muy despacio, intentando disimular, pero tampoco tenía mucha experiencia en ello.

Verano en el campamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora