[ 𝑩𝒍𝒖𝒊𝒔𝒉 𝑩𝒍𝒂𝒄𝒌 ] 𝕶 || 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭 ||

𝟎𝟏

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Era un espejo roto que reflejaba en sus mil pedazos parte de su alma herida.
¿Habrá tal fuerza que la ahogue con esperanza y amor... en vez de angustia y temor?

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La oscuridad me entrelaza sobre su soledad y tu voz me confunde entre lágrimas... ¿Por qué tuviste que dejarme sola?

En mis mejores sueños vuelvo a verte, observo tus delicadas mejillas decoradas con pequeñas estrellas oscuras que tanto me encantan, tu sonrisa es sincera, una obra maravillosa que perdí y ahora me cuesta la felicidad.

Jamás encontré a una persona como tú... y dudo que alguna vez la encuentre... mi corazón te extraña demasiado y llora un mar de sangre cuando te recuerda. Quédate... quédate conmigo y no me dejes otra vez.

El espantoso chillido bajo mi almohada retumbó al rededor de toda mi habitación, aprieto las cejas con molestia y con desdén lanzó el pedazo de tela acolchada al suelo y tomo mi celular. Apenas abro mínimamente mis ojos que arden con el brillo del aparato y por fin apago la alarma escandalosa.

Pestañeo dos veces antes de acomodarme sobre mi cama; sentada con la espalda sumamente encorvada viendo la oscuridad cercana a mi alrededor. Un cansado suspiro sale de mis labios desde lo más profundo de mis pulmones, apoyo mis manos al rededor de mi rostro apartando los cabellos despeinados de mi frente y limpiando la sutil humedad en mi pómulo derecho por la lágrima que derrame dentro de mis sueños.

Con vagancia levanto mis sábanas gastadas y me levanto con pereza de la cama. Mi mala postura duele tanto que por obligación me estiro con dificultad escuchando como mis huesos truenan.
La misma rutina de siempre, tan monótono y aburrido...

Reviso la hora de mi celular; 5:25 a.m. ya la sé, sin embargo mi intención se dirige a los iconos abajo de los números, notificaciones de mensajes y publicidad entre otras cosas sin importancia... como siempre. No sé qué espero, ¿un mensaje de ella diciendo que volverá? Probablemente.

Es el pequeño sonido pacífico a mi espalda que me devuelve la motivación pérdida. Todo vale la pena por él, siempre va a ser así. Respiro suavemente al ver el pequeño bulto entre mis sábanas y como este sube y baja con un ritmo único y tranquilo.

Me apresuro hasta la cocina, revisando la nevera, el frío de la madrugada y el fresco aire del aparato hacen temblar mi piel, aún así, aprieto los dientes y sigo con mi plan de preparar el nutritivo desayuno que recetó el doctor con los ingredientes que disponía. Me gusta cocinar, uno de los hábitos más agradables para mi... sin embargo, últimamente ha sido complicado, como el resto de nuestras vidas. Tengo que cuidar de su salud, aún si eso signifique olvidarme de la mía.

Luego de un par de minutos está listo, alimentos delicados pero saludables. Entro nuevamente a mi habitación y sigilosamente me acerco hasta mi cama. Es imposible no sonreir cuando veo su pequeña presencia con tranquilidad, acaricio suavemente su carita suave y delicada, escuchando como de sus pequeños labios rosados entreabiertos expulsan diminutas cantidades de aire. Beso su mejilla rojiza con calidez.

— Despierta, Kris... es hora de comer...

Susurré para el adorado pequeño mientras acomodaba sus oscuros cabellos hacia atrás, sus delgadas cejas se aprietan y su diminuta nariz se arruga por la interrupción de sus sueños, sus largas pestañas se mueven de arriba a bajo hasta fijar su vista en mi.