𝓒ap. 01

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Juliette

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Juliette

Las vacaciones habían terminado y el año escolar estaba por comenzar. Era fin de semana y uno de mis compañeros había organizado una fiesta para despedir las vacaciones. Fiesta a la que invitó a todo el curso.

Su casa era muy grande, tanto que hasta tenía piscina. La fiesta en sí era una fiesta en la piscina, por lo que todos estábamos usando trajes de baño.

Mi mejor amiga Sarah y yo nos encontrábamos sentadas en unas sillas tomando un poco de sol mientras veíamos a los demás divertirse en el agua.

—¿Por qué no vamos a nadar con ellos? —preguntó Sarah—. Se ve divertido.

—Porque yo no sé nadar, Sarah.

—¿Entonces para qué te pusiste el bikini si no vas a nadar?

—¿Eso qué? Aunque no me meta al agua, no voy a ser la única tarada en ropa cuando todos los demás están en traje de baño —dije bajando mis pies de la silla al suelo—, aunque pensándolo bien puedo ir a mojarme un poco.

—¡Ay, sí! Así podemos ver más de cerca al lindo de Cameron —soltó con emoción.

Cameron fue el que nos invitó a la fiesta. Además de eso, era el más popular del colegio y Sarah chorrea la baba por él.

No es por nada, pero no sé qué le ven. O sea, sí es lindo, no lo niego, pero lo pintan como si fuera Brad Pitt (acá entre nos, le vi caspa en el pelo).

—Loca, supéralo. Ese man no te va a hacer caso, y te lo digo por experiencia, eh.

Sí, ahí estaba yo. Lo critico como si yo no estuve loca por él en años anteriores. Me le declaré hace unos años y él me dijo que no, que sólo me veía como una "amiga".

Desde ese entonces guardé mis sentimientos para con todos los chicos que me gustaron, no quería volver a experimentar el rechazo.

—Hola, chicas —se acercó a nosotras el susodicho—. ¿Cómo la están pasando? ¿Bien? —nos preguntó con una sonrisa.

—S-sí, la estamos pasando de maravilla. ¿O no, Julie? —dijo Sarah sin dejar de ver a Cameron.

Asentí con desinterés. No me gustaba hablar con Cameron porque me recordaba a ese tiempo que me gustaba. Me traía malos recuerdos, pero tampoco era grosera.

—Estamos bien. Gracias por invitarnos, Cameron. —mi respuesta fue corta. Él asintió.

—¿Les parece si nos metemos a la piscina? —propuso. Yo estaba por negarme, pero Sarah asintió.

—Sí, vamos —se puso de pie y volteó a verme, esperando que me pusiera de pie también—. ¿Vamos?

Negué.

—Ve tú —solté entre dientes tratando de recordarle lo que le había dicho hace rato—, diviértete.

Sarah se encogió de hombros y Cameron la tomó de la mano. No pude evitar reírme por la cara roja que puso cuando sintió el tacto de él. Ambos corrieron a la piscina y se lanzaron al agua.

Saqué mi celular y actualicé mis redes.

Definitivamente me arrepiento de no haber aprovechado mis clases de natación

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Definitivamente me arrepiento de no haber aprovechado mis clases de natación. Ni siquiera quería ir, solo iba porque también iba un chico re lindo y me gustaba verlo.

Después de un rato de ver mis redes sociales, Sarah llegó nuevamente y se sentó en la misma silla en la que estaba.

—Sarah, estás empapada.

Sarah me miró y elevó una de sus cejas.

Como siempre, pensando mal. Sarah tiene el primer lugar en malpensar las cosas, siempre le encuentra doble sentido a todo.

Bufé.

—No malpienses, porfa —le di un pequeño golpe en el hombro. Ella rio—. ¿Fuiste a nadar o a buscar a Poseidón?

—Encontré a Poseidón.

—Ah, ¿sí? ¿Adónde?

—No sabes el Poseidón que trae Cameron entre las piernas —susurró con una sonrisa.

—¿Cómo así? —fruncí el ceño y después de unos segundos, capté—. ¡Ush! No se puede hablar contigo.

Sarah rio.

—Bueno, imagínate que ahora estaba hablando con Cameron, ¿no? Y me contó que supuestamente llegará un nuevo profesor al colegio.

—Ah, ¿sí?

—Sí, aún no saben quién es, pero dicen que llegará mañana.

—Mmm... ¿Y es hombre o mujer?

—Hombre.

—Quién sabe que viejo amargado debe ser —chisté y me crucé de brazos.

—No, no, no. Dicen que es joven.

—Mm... Interesante.

Honestamente me intrigaba quién sería ese nuevo profesor. Me preguntaba si era amargado o era amable, o si nos tocarían clases con él.

Dejé de pensar en eso y me dediqué a disfrutar del día (sentada en una silla). Todo iba bien, hasta que llegó el tarado de Cameron y me tomó de las manos para lanzarme a la piscina.

—¡Aaah! —grité como pendeja cuando caí al agua. Entré en pánico, pues como dije, yo no sabía nadar.

Estaba por rendirme y despedirme de este mundo, cuando sentí unas manos en mi cintura, para que después de unos segundos, saliera a la superficie nuevamente, pudiendo respirar mejor.

Escuché la risa de Cameron detrás de mí, y fue cuando me di cuenta que él estaba sujetándome de la cintura.

—Juliette, no me digas que no sabes nadar —me preguntó cerca de mi oído, para que los demás no escucharan, porque qué vergüenza que sepan que no sé nadar.

—No, pendejo, ¿no ves que por eso no me metí en todo el día? —le respondí en susurros mientras me acercaba a la orilla para salirme del agua.

—Bueno, perdóname. Te lancé porque pensé que estabas aburrida, no porque no sabías nadar —se puso de pie y me extendió su mano para ayudarme a parar—, lo siento.

Lo miré unos segundos para después aceptar su mano y también ponerme de pie.

—Discúlpame nuevamente, Julie —besó mi mejilla y volvió a lanzarse al agua.

Sentí mis mejillas arder, así que rápidamente empecé a caminar donde estaba Sarah.

—No lo puedo creer —dijo entre pausas con una sonrisa—. ¡Cameron te dio un beso!

—Fue en la mejilla.

—¿Eso qué? Te dio un beso. Cuéntame, ¿qué se siente?

—No sé. ¿Por qué no vas tú y le dices que te dé uno? Así podrás saber.

—Ay, tienes razón —estaba por ponerse de pie e ir donde Cameron.

—Era ironía —recalqué tomándola del brazo.

Ambas nos sentamos nuevamente en las sillas y pasamos ahí el resto del día.

señor prohibido ; tom kaulitz ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora