La Llegada del rey

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Un lujoso carruaje negro se detuvo suavemente frente a la entrada principal de Advanced Nurturing High School.

El sol de la mañana reflejaba su brillo en la carrocería pulida, captando la atención de los estudiantes que se dirigían a clase.

Los murmullos se hicieron más intensos a medida que el vehículo se detenía, y los estudiantes miraban con asombro y curiosidad. La entrada de Makoto había causado un auténtico alboroto.

La puerta del carruaje se abrió, revelando a Kurokawa Makoto.

Su figura alta y esbelta emergió con una gracia innata, que hablaba de su nivel en la sociedad.

Llevaba el uniforme de la escuela con una elegancia natural, pero sus ojos carmesíes exhibían una frialdad que apenas disimulaba el desdén.

A cada paso que daba, las estudiantes se sonrojaban y susurraban entre sí, mientras los chicos lo miraban con una mezcla de admiración y envidia

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A cada paso que daba, las estudiantes se sonrojaban y susurraban entre sí, mientras los chicos lo miraban con una mezcla de admiración y envidia.

El contraste entre la admiración de las chicas y la competitividad de los chicos generaba una atmósfera palpable de tensión.

Makoto avanzó con un aire de confianza, ignorando las miradas tímidas y celosas.

Sabía que su llegada sería el centro de atención; era algo a lo que estaba acostumbrado. Su vida había estado siempre bajo el escrutinio público debido a su familia, una de las más ricas y poderosas de Japón.

La presión de mantener el prestigio familiar era algo que había aceptado como una segunda naturaleza, pero lo que lo impulsaba era su propio deseo de poder y control, algo que encontraba tanto en las miradas de admiración como en los lujos que le rodeaban.

Mientras caminaba hacia la ceremonia de entrada, sus pensamientos se desviaron brevemente hacia sus padres.

Recordó la última conversación que había tenido con ellos la noche anterior.

Su madre, fría y distante, le había recordado una vez más la importancia de mantener la reputación de la familia.

Su padre, igualmente severo, le había hablado sobre las expectativas que tenía para él en la academia.

"Makoto, no olvides por qué estás aquí", había dicho su padre, su voz resonando con una autoridad incuestionable. "Eres un Kurokawa. Debes sobresalir en todo lo que hagas. No aceptaremos nada menos que la perfección."

Makoto había escuchado en silencio, asintiendo tranquilamente.
No había amor en esas palabras, solo una expectativa inquebrantable de éxito.

Pero, a pesar de la frialdad de sus padres, Makoto había aprendido a encontrar satisfacción en la vida de lujo que su riqueza le proporcionaba.

Disfrutaba del poder y el control que venían con ella, y estaba decidido a utilizar cada recurso a su disposición para dominar su nuevo entorno.

Al entrar al gimnasio para la ceremonia de apertura, Makoto observó a su alrededor, y sus ojos se encontraron con una figura conocida.

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