Cap. 02

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"Barreras del orgullo"

Habían pasado unos cuantos días desde el regreso de Valeria a la mansión Mendoza, y aunque el ambiente seguía siendo tenso en ocasiones, Valeria estaba comenzando a acostumbrarse nuevamente a la rutina de Agua Azul

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Habían pasado unos cuantos días desde el regreso de Valeria a la mansión Mendoza, y aunque el ambiente seguía siendo tenso en ocasiones, Valeria estaba comenzando a acostumbrarse nuevamente a la rutina de Agua Azul. El cálido sol de la tarde se filtraba a través de los ventanales del comedor, donde la familia se reunía para la comida. Valeria, sentada al lado de Montserrat, observaba a su alrededor mientras servían los platillos

Mientras comían, Valeria intentaba seguir la conversación casual que Lauro había iniciado sobre las mejoras en la hacienda, pero su mente estaba en otra parte. Había descubierto, de manera indirecta, que Montserrat había terminado su compromiso con Sebastián, algo que la había sorprendido profundamente. Aunque Valeria y Montserrat eran como hermanas, Montserrat no había mencionado los detalles del rompimiento, lo que dejaba a Valeria intrigada y preocupada

Montserrat apenas había tocado su comida, su semblante reflejando la melancolía que intentaba ocultar. Valeria la observó con atención, notando cómo su amiga mantenía la mirada baja, concentrada en cortar meticulosamente la carne en su plato. Era evidente que algo estaba mal, y aunque Valeria quería preguntarle, no era el momento adecuado con todos presentes

—A tu papá le encantaría que fueras de viaje y creo que es lo mejor—comenzó Graciela—¿A dónde te gustaría irte Montserrat?

—Pues...—Lo pensó buscando las palabras correctas—a mi no me gustaría irme de Agua Azul

—¿Por qué no? Ya no vas a casarte con Sebastián, nada te detiene

—Por mi papá, tu sabes que ha estado muy delicado

—No te preocupes hija, estoy bien—le hizo saber—

—Deberías irte a Milán, si no me equivoco una prima de tu mamá vive en esa ciudad tan bonita y seguro que encantada te recibe, además, mijita los italianos son guapísimos

—No hay ninguna prisa para eso, Carlota—la detuvo Lauro—

—Ay bueno no te enojes, yo nada más decía

—Acabas de romper con tu novio, hija—le recordó Lauro a Montserrat—disfruta de tu libertad, promete que no buscaras una relación ahora, eso llega con el tiempo

—No te preocupes Lauro—intervino Graciela—si hubiera alguien en la vida de nuestra hija lo sabríamos, ¿o es que nos tienes guardadas más sorpresas niña?

Antes de que Montserrat pudiera contestar, la puerta fue abierta
Dimitrio entró tambaleándose, con la ropa desaliñada y el rostro magullado. Una expresión de dolor se dibujaba en sus rasgos, pero su orgullo lo mantenía erguido, aunque su andar era incierto.

—Dios mio—Graciela fue hacia el—¿Qué te pasó? ¿Estás bien?

—Mira nada más en que estado vienes a tu casa—Lauro se levantó—después de haber pasado la noche quien sabe donde, eres un irresponsable, no me sorprende nada de ti

My Dear Val-Dimitrio MendozaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora